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La ‘Mujer sentada’ de Picasso, subastada por más de 56 millones de euros

La pintura Femme assise (Mujer sentada) de Pablo Picasso se ha convertido este miércoles en la obra cubista más cara subastada hasta el momento, al alcanzar en Londres los 43,2 millones de libras (56,3 millones de euros). La casa Sotheby’s ha informado de que este cuadro del pintor malagueño es, además, la pieza de arte más cara que se ha rematado en los últimos cinco años en la capital británica.
'Femme assise' de Picasso. EFE
‘Femme assise‘ de Picasso. EFE
La obra, que fue subastada por última vez hace 43 años, ha superado las expectativas de la firma londinense, que esperaba venderla por unos 28 millones de libras (35 millones de euros). Este retrato, en el que Picasso plasmó el rostro de su amante Fernande Oliver en 1909, partía como la estrella indiscutible en una puja de obras impresionistas y de arte moderno en Sotheby’s. «Todas las otras obras de las series de Picasso, con una o dos excepciones, se encuentran en museos públicos, así que, para los coleccionistas, poder adquirir esta pieza es una oportunidad excepcional que se produce pocas veces», ha indicado a Efe James Mackie, experto de la casa de subastas. La importancia de esta creación, que se ha expuesto en el Museum of Modern Art (MoMa) en Nueva York y en la Tate Gallery de Londres radica en que se erige como una de las obras que iniciaron el cubismo. «Desde el contexto del arte moderno, Femme assise es un elemento clave, ya que marca los comienzos de un movimiento pictórico que derivó a su vez en el constructivismo, el futurismo y en el arte abstracto», en palabras de Mackie. 
El óleo sobre lienzo, con referencias estilísticas y trazos que beben de una de sus obras más conocidas (Las señoritas de Avignon, 1907), es, para el experto de la casa de subastas, un reflejo del «viaje» que experimentó el artista malagueño y que terminó por originar uno de los movimientos pictóricos más importantes. «Les femmes d’Alger (versión ‘O’), firmada también por Picasso, se convirtió mayo de 2015 en la pintura más cara jamás vendida en una subasta, después de que la casa Christie’s de Nueva York pulverizará récords al recaudar 179 millones de dólares(160 millones de euros) por ella.
Otras obras subastadas

Además, Sotheby’s ha sacado a subasta este miércoles en Londres un retrato de Jeanne Hébuterne, la musa del artista italiano Amadeo Modigliani, cuyo precio final ha alcanzado los 38,5 millones de libras (50,1 millones de euros). También han salido a la puja una litografía de El grito de Edvard Munch de 1895, que se ha vendido por 1,8 millones de libras (2,2 millones de euros), y la obra Nature morte aux pommes del postimpresionista Paul Gauguin, que ha sido adquirida por 3,3 millones de libras (4,3 millones de euros). La escultura de bronce Ève (1881) de Auguste Rodin, que ha formado parte de la colección privada del actor Sylvester Stallone, se ha quedado sin comprador tras no alcanzar el precio de reserva.

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La ‘Mujer sentada’ de Picasso, subastada por más de 56 millones de euros

La pintura Femme assise (Mujer sentada) de Pablo Picasso se ha convertido este miércoles en la obra cubista más cara subastada hasta el momento, al alcanzar en Londres los 43,2 millones de libras (56,3 millones de euros). La casa Sotheby’s ha informado de que este cuadro del pintor malagueño es, además, la pieza de arte más cara que se ha rematado en los últimos cinco años en la capital británica.
'Femme assise' de Picasso. EFE
‘Femme assise‘ de Picasso. EFE
La obra, que fue subastada por última vez hace 43 años, ha superado las expectativas de la firma londinense, que esperaba venderla por unos 28 millones de libras (35 millones de euros). Este retrato, en el que Picasso plasmó el rostro de su amante Fernande Oliver en 1909, partía como la estrella indiscutible en una puja de obras impresionistas y de arte moderno en Sotheby’s. «Todas las otras obras de las series de Picasso, con una o dos excepciones, se encuentran en museos públicos, así que, para los coleccionistas, poder adquirir esta pieza es una oportunidad excepcional que se produce pocas veces», ha indicado a Efe James Mackie, experto de la casa de subastas. La importancia de esta creación, que se ha expuesto en el Museum of Modern Art (MoMa) en Nueva York y en la Tate Gallery de Londres radica en que se erige como una de las obras que iniciaron el cubismo. «Desde el contexto del arte moderno, Femme assise es un elemento clave, ya que marca los comienzos de un movimiento pictórico que derivó a su vez en el constructivismo, el futurismo y en el arte abstracto», en palabras de Mackie. 
El óleo sobre lienzo, con referencias estilísticas y trazos que beben de una de sus obras más conocidas (Las señoritas de Avignon, 1907), es, para el experto de la casa de subastas, un reflejo del «viaje» que experimentó el artista malagueño y que terminó por originar uno de los movimientos pictóricos más importantes. «Les femmes d’Alger (versión ‘O’), firmada también por Picasso, se convirtió mayo de 2015 en la pintura más cara jamás vendida en una subasta, después de que la casa Christie’s de Nueva York pulverizará récords al recaudar 179 millones de dólares(160 millones de euros) por ella.
Otras obras subastadas

Además, Sotheby’s ha sacado a subasta este miércoles en Londres un retrato de Jeanne Hébuterne, la musa del artista italiano Amadeo Modigliani, cuyo precio final ha alcanzado los 38,5 millones de libras (50,1 millones de euros). También han salido a la puja una litografía de El grito de Edvard Munch de 1895, que se ha vendido por 1,8 millones de libras (2,2 millones de euros), y la obra Nature morte aux pommes del postimpresionista Paul Gauguin, que ha sido adquirida por 3,3 millones de libras (4,3 millones de euros). La escultura de bronce Ève (1881) de Auguste Rodin, que ha formado parte de la colección privada del actor Sylvester Stallone, se ha quedado sin comprador tras no alcanzar el precio de reserva.

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Basilea presta al Reina Sofía y el Prado sus tesoros artísticos

El 'picasso' que ha prestado Basilea a los museos españoles. / MARTIN P. BÜHLER (KUNSTMUSEUM BASEL)
El ‘picasso’ que ha prestado Basilea a los museos españoles
 MARTIN P. BÜHLER (KUNSTMUSEUM BASEL)
Hace poco más de un año, el director del Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, decidió telefonear a Bernhard Mendes, director del Kunstmuseum de Basilea, uno de los museos públicos más importantes del mundo. El responsable del centro de arte madrileño sabía que el suizo había iniciado unas ambiciosas obras de ampliación por las que la mayor parte de este año tendría que estar cerrado a los visitantes. Así se puso en marcha una operación gracias a la que Prado y Reina Sofía han podido incluir en sus programaciones dos exposiciones con obras maestras procedentes de Basilea. El Prado mostrará en su galería central 10 óleos de Picasso, con toda la carga simbólica que eso conlleva; el Reina Sofía expondrá 170 obras de los siglos XIX y XX en una doble muestra que ocupará la cuarta planta del edificio Sabatini. Son piezas que casi nunca han salido de Suiza, por lo que será una ocasión única de contemplar telas de Gauguin, Van Gogh, Renoir, Manet, Modigliani, Monet, Léger, Cézanne, Chagall y el propio Picasso. Se podrán ver desde el 18 de marzo hasta el 13 de septiembre.
Una semana antes de que las obras inicien su viaje hacia España, los responsables del Kunstmuseum de Basilea han mostrado a un grupo de periodistas españoles las obras y explicado la transformación del actual museo. El cantón suizo más pequeño en extensión, 37 kilómetros y 200.000 habitantes, cuenta nada menos que con una treintena de museos; un fenómeno al que no es ajeno el que Basilea fuera la capital mundial de la imprenta y uno de los centros intelectuales de mayor importancia desde el XVI.
El Kunstmuseum nació en 1662 a partir de una la suma de colecciones privadas. La de Basilius Amerbach, donde se incluía el legado de Erasmo de Rotterdam y varios retratos de Hans Holbein, constituye uno de los más preciados tesoros de un conjunto sobre el que el director ejecutivo del museo, Stephan Charles, ofrece cifras de vértigo: 300.000 obras desde la Edad Media, de las que solo el 5% forman parte de la permanente. Suma de espléndidas colecciones privadas, el museo fue creado
Un 'léger', parte del prestamo de Basilia. / MARTIN P. BÜHLER (KUNSTMUSEUM BASEL)
Un ‘léger’, parte del prestamo de Basilia.
MARTIN P. BÜHLER (KUNSTMUSEUM BASEL)
como tal en 1936 en un palacete clásico de exterior blanco. Los trabajos de ampliación, iniciados en 2013, concluirán a comienzos de 2016 y supondrán la creación de un edificio similar conectado por un subterráneo. Un equipo de jóvenes arquitectos de la ciudad ha sido el encargado de un proyecto aprobado en referéndum. El coste final será de cien millones de euros pagados a medias entre el cantón de Basilea y la Fundación Laurenz, vinculada a los omnipresentes laboratorios Roche. Stephan Charles asegura que no hay ninguna clase de contrapartida económica ni de ningún otro tipo por el préstamo: “Ellos se ocupan del transporte y de los seguros. Es un acuerdo entre amigos y queremos intensificar las relaciones en el futuro”.
¿Cómo se han escogido las obras que van a cada uno de los dos museos españoles? Nina Zimmer, conservadora jefe del museo responde: “Para el Prado estaba clara la elección de los 10 picassos y en el Reina Sofía se ha querido montar una pequeña historia del arte contemporáneo”. Esa “pequeña historia” que viaja hacia el Reina Sofía incluye todos los géneros y todos los formatos desde finales del XIX. Por citar solo algunos nombres: Munch, Kandinski, Braque, Dubuffet, Giacometti, Paul Klee, Mondrian, Gerhard Richter, Rothko, Jasper Johns, Andy Warhol, o Steve McQueen.
En paralelo se mostrará una segunda exposición que recoge, en 60 cuadros, la esencia de cómo se ha ido construyendo el Kunstmuseum, a base de sumar obras en depósito. Son piezas elegidas de las colecciones de Rudolf Staechlin e Im Obersteg, dos poderosos hombres de negocios que hicieron sus colecciones en paralelo. Staechlin, nieto de Rudolf Staechlin, cuenta que su abuelo comenzó en 1914 a coleccionar arte francés del siglo XIX, mientras que Obersteg prefirió adquirir desde 1916 obras maestras modernistas. A la hora de elegir sus obras favoritas, Rudi Staechlin no parece tener manos suficientes para señalar los alargados jardines de Van Gogh, la delicadeza de Modigliani o los tres retratos que Chagall pintó en 1914 y que solo han salido de Suiza en una ocasión. El de Madrid será su segundo viaje, como sucede con otras muchas obras que le acompañan.
Referéndum por Picasso

Entre pinturas, dibujos y estampas, el Kunstmuseum de Basilea posee 337 picassos. Entre todas las piezas, hay dos cuya historia habla mucho de los sentimientos de los suizos hacia el arte. Se trata de Arlequín sentado (1923) yLos dos hermanos (1906), dos obras depositadas por Rudolf Staechlin. Pero esos depósitos deben verse como préstamos que, en general, son definitivos, aunque la titularidad no se cede; las obras siguen perteneciendo a su propietario. En 1967, Staechlin necesitó dinero líquido y decidió poner en venta los dos picassosy descolgarlos de las paredes del museo. El vecindario de Basilea pidió que se convocara un referéndum para que el Ayuntamiento adquiriera las obras. El  ganó por mayoría y las dos telas fueron adquiridas por 8,5 millones de francos suizos. Seis los puso el consistorio y, el resto fueron aportaciones de entidades privadas. Enterado el pintor español de lo ocurrido decidió regalar a la comunidad nada menos que cuatro cuadros. Tres de ellas se podrán ver también Madrid: Hombre, mujer y niño (1906), Venus y amor (1967) y La pareja (1967). 
Ángeles García: Basilea presta al Reina Sofía y el Prado sus tesoros artísticos, EL PAÍS, 17 de enero de 2015
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La picassiana ‘Mujer en azul’ ya no está sola

Mujer en azul (1901), temprana obra maestra de Pablo Picasso, ya no está tan sola como su rictus displicente invita a pensar. Hay chica nueva en la oficina… y parece más simpática; el óleo del genio malagueño, Buste de femme souriante (Busto de mujer sonriente), del mismo año, ha entrado en la colección del museo nacional gracias al depósito efectuado por el coleccionista de origen ruso Vladimir Ginzburg. Con este anuncio en cabeza, los responsables del museo sacaron ayer pecho con una batería de novedades en sus salas para despedir el año y, de paso, renovar los motivos para visitar la permanente.
'Buste de femme souriante' (Busto de mujer sonriente) de Pablo Picasso. / BERNARDO PÉREZ
‘Buste de femme souriante’ (Busto de mujer sonriente) de Pablo Picasso. / BERNARDO PÉREZ
Más allá de Picasso, destaca la incorporación del cuadro Antro de fósiles (1930), de Maruja Mallo, perteneciente a la serie Cloacas y campanarios. Para su adquisición, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte ha desembolsado 300.000 euros. De gran tamaño, la pieza, algo así como una visionaria alegoría antibelicista, formó parte de una exposición dedicada a la heroína gallega de las vanguardias en la galería Pierre de París. Después quedó oculta por las brumas de la historia y el mercado hasta que emergió en 2009. Es la quinta pintura de Mallo, creadora decisiva en la historia del arte español del siglo XX, en integrar la colección del Reina Sofía. “Forma parte de una de las líneas en las que trabajamos; incorporar a los grandes nombres femeninos de las vanguardias españolas”, explicó ayer el director del museo, Manuel Borja-Villel. Añadió que en ese mismo rango histórico y estético, la institución se había hecho también con dos piezas de Ángeles Santos y Rosario Velasco.
Pese a que del pintor malagueño el museo posee un conjunto bastante más generoso —cerca de 300 piezas (y una treintena de pinturas)— la recién incorporada Buste de femme souriante, cuyo préstamo por tres años fue aprobado en patronato en marzo, está llamada a ser una de las más destacadas del lote, según los responsables del centro de arte. “Lo es por sus características y por la fecha; solo tenemos una obra de Picasso de 1901 (La mujer en azul), aclara Borja-Villel. “Es interesante porque completa la sala de un modo bastante redondo. Esta es la primera vez que Buste de femme souriante se exhibe en España y, dado que estaba en manos privadas, rara vez se ha visto en público con anterioridad. La escasa producción de Picasso superviviente de esa época y los elevadísimos precios de las piezas que aterrizan de cuando en cuando en el mercado subrayan el gesto del coleccionista privado. Esta operación recuerda a prácticas recientes del Reina Sofía, como la donación de la colección de la galerista Soledad Lorenzo o los acuerdos con las colecciones de Phelps de Cisneros o Reinhard Onnasch, que han permitido la entrada y exposición en el Reina de grandes nombres del expresionismo abstracto, como Clyfford Still.
Además de estas dos obras, entre las novedades que cuelgan en las salas del Reina Sofía anunciadas ayer destaca la incorporación de un sorolla (Llegada de la pesca, 1899). Depositado temporalmente por el Museo de Bellas Artes de Asturias, supone una excepción a la norma establecida por el Real Decreto de 1995 que fija la separación de las colecciones del Prado y del Reina Sofía en 1881, año del nacimiento de Picasso. Otras incorporaciones reseñables son las instalaciones Lanas (1972-2009) , de Juan Hidalgo que, según explica el museo, sirve “para celebrar los 50 años de la fundación de Zaj”, grupo experimental fundado por Hidalgo, y Masacre de Puerto Montt, con la que Luis Camnitzer reconstruyó la masacre del mismo nombre del 9 de marzo de 1969 en Chile.

Iker Seisdedos: ‘Mujer en azul’ ya no está sola, EL PAÍS, 23 de diciembre de 2014
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«Mujer sentada», de Picasso, vendido muy por encima de su precio estimado

El óleo «Mujer sentada»de Pablo Picasso se subastó el miércoles en la casa Christie’s de Londres por 8,5 millones de libras, unos 10,6 millones de euros, muy por encima del precio estimado.

«Mujer sentada» alcanzó los 10,6 millones de euros en la subasta de Christie's. EFE
«Mujer sentada» alcanzó los 10,6 millones de euros en la subasta de Christie’s. EFE
El cuadro, pintado por el genio español en 1949, fue una de las obras más cotizadas de la subasta dedicada al arte impresionista y moderno, en la que se ofrecieron también obras de Renoir,Signac o Gauguin.  «Mujer sentada», una composición cubista en tonos púrpura, negro, amarillo, verde y naranja, superó con creces el valor máximo que le habían atribuido los expertos, que llegaba a 7,5 millones de libras (9,22 millones de euros). Otra estrella de la noche fue una obra posterior de Picasso, «Mujer con perro», óleo pintado en 1962, y que se adjudicó por 6,9 millones de libras (8,6 millones de euros).
El lienzo, que no había sido mostrado en público desde el año 1973, en Chicago, es un retrato de su segunda mujer, Jacqueline Roque, junto a su perro, «Kaboul», que el pintor malagueño realizó en un periodo de grandes cambios. El artista «había abandonado su hogar cerca de Cannes para irse a vivir a Nôtre-Dame-de-Vic, cerca de la localidad francesa de Mougins. «Esa fue una de las posibles chispas que desencadenó una increíble explosión de creatividad en la que Picasso creó gran cantidad de trabajos innovadores y vivos», según apuntó el director del departamento de arte impresionista y moderno de la sala de subastas Christie’s, Jay Vincze.
La puja incluía también el cuadro de Pierre Auguste Renoir «Bañista» (1888), que era la obra más cotizada con un precio estimado de hasta 18 millones de libras (22 millones de euros) y que finalmente se vendió de forma privada antes de la subasta, según confirmó la propia sala. Por otra parte, «Paisaje con troncos de color azul» (1892), de Paul Gauguin, se remató en la concurrida puja por 4,5 millones de libras (5,5 millones de euros), dentro del precio estimado.

El Museo Picasso de Barcelona celebrará sus bodas de oro con los autorretratos del artist

El nuevo director del Museo Picasso de Barcelona, Bernardo Laniado-Romero, presentó ayer la programación del próximo curso en el que destaca la celebración de las bodas de oro del museo. «Buena parte de las actividades serán para conmemorar una fecha tan importante», subraya Laniado-Romero, que lleva tres meses en su cargo.

Uno de los numerosos autorretratos que pintó Picasso a lo largo de su carrera. ABC
Uno de los numerosos autorretratos que pintó Picasso a lo largo de su carrera. ABC
Qué mejor manera de festejar esta efeméride que presentar una exposición excepcional sobre el autorretrato del artista malagueño. El museo acogerá del 29 de mayo al 1 de septiembre de 2013 «Yo, Picasso. Autorretratos», una gran monográfica sobre el autorretrato que reunirá más de setenta obras que abarcan casi ochenta años, desde su infancia (1894) hasta poco antes de su muerte en 1972. La mitad de las obras proceden de la colección del museo, pero también habrá importantes préstamos de la familia y de instituciones como el MoMA y la National Gallery de Washington.

La vida del museo se podrá visualizar de la mano de diferentes documentales sobre la génesis del museo y el origen de la colección, pero también sobre los cincuenta años de exposiciones y en especial sobre el papel que jugó el secretario personal de Picasso, Jaume Sabartés. Laniado-Romero desveló algunas noticias relacionadas con el avance de temporada. En septiembre se presentará al público la restauración del «Retrato de la madre del artista» (1896), que sorprenderá a todos porque en la restauración los conservadores han descubierto que debajo había otra obra que «no tiene nada que ver» con el retrato. Más buenas nuevas. «Estamos en conversaciones con el Museo de Cleveland para que, a cambio de veinte obras, ellos presten al Museo Picasso de Barcelona “La vie”, unas de los cuadros más importantes del artista antes de ‘Las señoritas de Aviñón»», destaca, mientras reconoce que el intercambio se cerrará probablemente la semana que viene.

Otra de las citas previstas es «Cerámicas de Picasso: un regalo de Jacqueline a Barcelona» (del 26 de octubre al 1 de abril de 2013), una muestra muy similar a la que ya se vio en 1982, que reunirá las cuarenta piezas originales de cerámica que la esposa del artista, Jacqueline Roque, donó a Barcelona.

Por último, el teniente alcalde de Cultura, Jaume Ciurana, confía en que el 1 de enero del año que viene ya esté en marcha la fundación que permita que el centro tenga personalidad jurídica propia y no dependa del Ayuntamiento.

El cuadro más deseado (por el País Vasco y el Museo del Prado)

 El
artista lo concibió como símbolo
de la paz y la concordia
, pero 75 años después el cuadro sigue
generando muchas dosis de discordia
política. El regreso del «Guernica», de Picasso, a Madrid, en
septiembre de 1981, procedente de un largo exilio en Nueva York,
satisfizo la voluntad del autor malagueño, que no quiso su presencia
donde no hubiera un régimen democrático. Pero su llegada a España no
aplacó lahistórica
aspiración de los nacionalistas
 que, como el PNV, exigen
que el lienzo recale en el País Vasco, por ser este «el origen de la
inspiración» del artista.

Todos quieren ver el «Guernica», la joya de la corona del Reina Sofía. ABC
Todos quieren ver el «Guernica», la joya de la corona del Reina Sofía. ABC

No importa que el informe técnico de 1998, planteado como definitivo,
fuese tajante sobre el «precario» estado de conservación del lienzo y
desaconsejara cualquier movimiento de la pintura fuera de las salas del
Museo Reina Sofía, donde hoy descansa. Formaciones como PNV
y Eusko Alkartasuna 
insisten
en que la única
morada deseable 
para
una obra tan universal es la villa vizcaína de Guernica,
escenario de los
bombardeos
contra la población civil en abril de 1937 por la
aviación alemana. O en su caso, cualquier otro museo vasco. «El
«Guernica», donde tiene que estar, es en Euskadi», defendía el diputado
del PNV en Madrid Aitor
Esteban 
en
febrero de 2010, cuando ABC desveló la intención del director del Museo
del Prado, Miguel Zugaza, de llevárselo al otro lado de la Castellana.
Aitor Esteban, como entonces, criticó que el informe estuviera firmado
por los conservadores del Reina Sofía, lo que daba lugar a conclusiones
«de parte» que los peneuvistas cuestionan.

«No
nos rendimos»

«Se
han movido otras obras complicadas y delicadas, y nunca ha pasado nada.
Además, las técnicas son mucho mejores que antes, lo que da muestra de
un enroque absoluto del
Ministerio y del Reina Sofía
, que parece tener secuestrado
el «Guernica»
,
con miedo a
que si sale de sus puertas ya
no se lo devolverán
», considera Esteban, que lamenta la ausencia
del lienzo en la villa vizcaína cuando este año se celebra el 75
aniversario del horror
bélico
. «No
nos rendimos
. Seguiremos batallando para que el «Guernica» pueda
estar donde corresponde, en Euskadi, aprovechando que tenemos una de
las instituciones más importantes del arte contemporáneo del Estado
como es el Guggenheim»,
abunda el diputado del PNV.

Por
alusiones, desde el museo de Frank Gehry recuerdan que la polémica
sobre la ubicación de la obra cumbre de Picasso trasciende las
fronteras del arte. «Es una cuestión
de voluntad política
, más que de los inconvenientes de su
traslado», afirman fuentes de la institución que dirige Juan Ignacio
Vidarte.

El
proyecto del Prado

Si
el País Vasco no se da por vencido en su reivindicación, el que sí
parece haberlo hecho, por el momento, es el Museo
del Prado
, que sorprendió a propios y extraños con un proyecto,
ideado al parecer por Jorge
Semprún
, que pretendía recuperar esta obra, dejando al Reina
Sofía descabezado
, sin su eje central en torno al que gira la
colección del museo. En sus últimas declaraciones al respecto, el
director del Prado, Miguel
Zugaza
, expresaba que el lugar donde debía estar el «Guernica»
es el Prado, pero no
quería reabrir el debate
, que se volvió muy agrio. Apostillaba
Zugaza que quizás
podría ser en un futuro
, cuando su salida no supusiera un
problema para el Reina Sofía.

Tras
desvelar ABC el proyecto del Prado en 2010, y tras la oposición
frontal de todos los exdirectores del Reina S
ofía,
así como de buena parte del sector artístico español, el Patronato del
Museo Reina Sofía dio
por zanjado el asunto 
acordando,
«por
unanimidad
 de
todos sus miembros, declinar cualquier posibilidad de préstamo del
“Guernica”; declinar la participación en cualquier proyecto que suponga
el desmembramiento de las colecciones que dan sentido al museo y, más
específicamente, en cualquier proyecto que suponga el movimiento del
“Guernica”». Así de contundente fue la respuesta del Patronato del
Reina Sofía al proyecto del Prado de recuperar la obra maestra de
Picasso..

Una
jugada perfecta

El
Prado ha insistido una y otra vez en que su propuesta de recuperar el
cuadro era un proyecto de colaboración entre dos museos, que no
se trataba de arrebatar nada a nadie
. La idea eracrear
una fundación que integrara a ambos museos
. No sería el Prado el
que arrebata al Reina Sofía su gran tesoro, sino que sería el propio
Reina Sofía, como parte integrante de esa fundación, el que decidiría
trasladar de sede el cuadro. Una
jugada maquiavélicamente perfecta
.

Esa
hipotética fundación estaría formada por ambos museos al 50 por ciento.
Los dos se desprenderían de importantes fondos. Por parte del Prado,
saldrían de Villanueva «Los fusilamientos del 3 de mayo» y «La carga de
los mamelucos», de Goya; «Las lanzas», de Velázquez, además de otras
obras de temas bélicos. El Reina Sofía sacaría de Sabatini el
«Guernica», junto a otras obras relacionadas con el cuadro. De haberse
llevado a cabo dicha fundación, se preveía que el número de visitantes
y los beneficios por entradas se repartirían entre ambas instituciones.
El objetivo era, pues, crear en el antiguo
Museo del Ejército
un
Museo de la Paz, o de la Guerra
, según se mire. Descartado el
proyecto por el Ministerio que dirigía Ángeles González-Sinde, el museo
debía pasar a un
«plan b»
: quizás recuperar la
vieja idea del Salón de Reinos
I. Reyero / N. Pulido, Bilbao-Madrid: El cuadro más deseado (por el País Vasco y el Museo del Prado), ABC, 4 de junio de 2012

Cuando Picasso vio a Rubens en Florencia

El periodista Baltasar Magro, gran conocido de Televisión Española, donde ha dirigido programas como «Informe Semanal», es también un consumado escritor. Autor de títulos como «El círculo de Juanelo», «En primera línea» o «La hora de Quevedo», en su nuevo libro, «La luz del Guernica» (Roca Editorial), aborda la creación de uno de los cuadros más icónicos de la Historia. Ayer estuvo firmando ejemplares en la Feria del Libro de Madrid.
«Los desastres de la guerra», de Rubens. PALAZZO PITTI. FLORENCIA
«Los desastres de la guerra», de Rubens. PALAZZO PITTI. FLORENCIA
 
-¿Por qué ha escogido un icono como el «Guernica» de Picasso como protagonista de su nuevo libro?
-El motivo por el que yo intenté abordar este tema era conocer más al personaje, a Pablo Ruiz Picasso. Tiene una dimensión gigantesca. Entré en dos momentos críticos de su vida, que además están relacionados de alguna manera. Por un lado, un viaje a Italia en 1917; por otro, el momento en el que pinta el «Guernica», veinte años después. Uno de sus grandes biógrafos, John Richardson, mencionaba el desplazamiento que hizo a Florencia y tuve la oportunidad de comprobar que Picasso estuvo en el Palazzo Pitti delante de un cuadro extraordinario: «Los desastres de la guerra», de Rubens. Es un momento muy delicado de su vida. Acaba de morir Eva Gouel, una mujer que amaba. Decide cambiar de vida. Pasa del cubismo, tiene una época neoclásica y se casa con una bailarina rusa. El «Guernica» también viene de una etapa muy crítica en Picasso. Ha dejado de pintar y se ha dedicado a escribir. Durante un año no tocó un pincel. El Gobierno de la República le encarga que pinte un cuadro para la Exposición Universal de París. Lleva cinco meses y es incapaz de hacerlo. Ocurre el bombardeo de Guernica. Así es como vino Guernica a mi novela.

Realidad o ficción

-¿Se ha permitido licencias de ficción en el libro o es fiel a los hechos?
-Me he permitido muy pocas licencias. Escribo que en ese viaje a Italia conoce a otro español, el general Mola. Pudo haber ocurrido, aunque no hay constancia de que ocurriera. Cuando Picasso termina de pintar el «Guernica», Mola muere en un accidente de aviación. Yo he ido buscando los testimonio de personas que estuvieron en el proceso de creación del «Guernica». La base es completamente real. Hasta ahora no se había abordado el relato a través de esas personas.
-¿Han sido testimonios directos o a través de archivos?
-He hablado con muchos especialistas en la obra de Picasso y he consultado documentos, como el relato que hace esos días su secretario. Me han dado la secuencia, casi día a día y hora a hora, de lo que ocurrió durante el mes que creó esa pintura extraordinaria y que se ha convertido en todo un símbolo.

La obra de un genio

-Del «Guernica» se ha escrito hasta la saciedad. ¿Por qué decide abordar un tema del que parece que ya se había dicho todo? ¿Qué novedades aporta?
-La diferencia que tiene este relato respecto a los anteriores es que éstos parten de ideas preconcebidas y aquí no. Lo que hay es un reflejo de los hechos reales a partir de los testimonios de las personas que vieron ese proceso y de lo que Picasso hablaba, que hablaba poco. He intentado recrear esa atmósfera, ese ambiente, novelado por supuesto, con mucho material. No he querido hacer un ensayo. Hubiera tenido que defender una tesis sobre el cuadro y no quiero hacerlo. Pretendo que la gente saque sus propias consecuencias.
-¿En qué medida está plasmada la crisis personal que sufría Picasso en aquellos años en el «Guernica»? ¿Fue para él una especie de catarsis?
-Creo que con el «Guernica» Picasso dio un salto, supera con este cuadro toda la crisis que venía arrastrando. Rompe con todo lo anterior. Y le ayuda a salvarse. Es una obra magistral. Atrae o inquieta a todo tipo de personas. Hay que verla como la obra de un genio.
-La relación de Picasso con las mujeres ha dado mucho de sí. También en su libro. ¿Fueron víctimas del artista?
-Son víctimas voluntarias, pero víctimas. En algunos casos hubo una relación de dependencia hacia él exagerada y dañina cuando se rompe la relación. Podemos incluso considerar que alguna fue su esclava sexual. De la única mujer que creo que estuvo enamorado en su vida fue Eva Gouel, que murió. El resto de relaciones son muy complicadas. Hoy sería considerado casi, casi como un delincuente.
-Sin embargo, Eva Gouel no forma parte de ese selecto club de mujeres picassianas del que siempre se habla: Olga Koklova, Marie-Thérèse Walter, Dora Maar, Françoise Gilot y Jacqueline Roque.
-No tuvo una vida después de Picasso, como ha ocurrido con las demás; no fue madre de ninguno de sus hijos, no escribió nada…
-Hablaba antes de que en el viaje a Florencia descubre «Los desastres de la guerra», de Rubens. Sí hay un cierto parecido entre ambas obras.
-Una de las aportaciones de mi novela es que él estuvo delante de ese cuadro. Alguna vez se había hablado de esa vinculación, pero jamás se había demostrado que estuvo físicamente delante de ese cuadro. Pero Picasso no sólo bebió de él, sino de otras muchísimas cosas. Esa cabeza que se desliza por el espacio dejando su huella con el brazo alargado está en «La matanza de los inocentes», de Guido Reni. Un pintor español que ha leído mi novela me comentó que el caballo del «Guernica» está en otro cuadro de Reni. Hay una cita en mi libro de Bertolt Brecht, que dice: «Todo pertenece a aquel que es capaz de mejorarlo y dotarlo de nueva vida». No estoy llamando copista a Picasso, ni mucho menos. Es un devorador de imágenes.
-¿De dónde sacó la certeza de que vio el cuadro de Rubens en Florencia?
-Mi hijo encontró en Estados Unidos, en el ámbito universitario, un trabajo donde se hablaba más de ese viaje. Estuvo en los Uffizi y en el Palazzo Pitti. Es imposible no ver el cuadro más espectacular que hay colgado allí. Cuando ves el «Guernica» no hay ninguna duda. Lo vio. La mujer con el brazo levantado de Rubens es Europa y la de Picasso con los brazos levantados que sale de la casa en llamas es España. Es indiscutible. La grandiosidad del «Guernica» es que nadie entiende lo que hay ahí: sabemos que hay dolor, una madre con un hijo, un caballo, un toro… Pero da igual. La gente se engancha a esa poesía. 
-El dolor de Picasso por España es innegable…
-Cuando está pintando el «Guernica», aparte de ser español y su apoyo a la República, se están produciendo los sucesos de Barcelona, en las calles hay centenares de muertos. Y allí vive su madre, su hermana, su cuñado, sus sobrinos… Lo pasa mal. Vive al segundo lo que está ocurriendo en nuestro país.

Picasso y el Prado

-Aparte de Picasso, desfila por la novela una galería de personajes muy interesantes.
-La relación con su secretario, Jaime Sabartés, yo creo que nunca ha estado tan contada. También aparecen el embajador de España en Francia, Luis Araquistain; Max Aub, Juan Larrea, Alberto Sánchez, Bergamín… Están en el entorno de ese momento y le visitan continuamente. También Kahnweiler, su marchante, el que creó a Picasso a nivel de marketing comercial. 
-Una curiosidad. ¿Le parece que el cuadro está bien en el Reina Sofía? El Prado quiso recuperarlo.
-A mí no me gusta mucho el Reina Sofía, es un espacio muy duro. Si hubiera podido elegir, hubiera escogido el Prado, sin ninguna discusión. No hay que olvidar que Picasso fue director honorífico de este museo. Admiraba a los clásicos españoles: Velázquez, El Greco… Le habría encantado estar ahí.

Otros libros sobre el «Guernica»

Pinceladas de la mujer moderna

Pablo Picasso, Olga Picasso, 1923, Öl auf Leinwand, 130 x 97 cm, Privatsammlung. © Succession Picasso | VG Bild-Kunst, Bonn 2012El café Les Deux Magots no es un bar cualquiera. Hubo un tiempo en el que en este local parisiense se sentaban los filósofos Jean-Paul Sastre y Simone de Beauvoir y era posible encontrarse con Ernest Hemingway. Y hubo una noche en la que una mujer de piel blanca jugaba a pasarse rápidamente un cuchillo entre los dedos sin clavárselo en la mano. Aunque a veces fallaba y le salía alguna gota de sangre. Esa misma noche Pablo Picasso acudió al café y se quedó fascinado con la peculiar performance de esa chica llamada Dora Maar. Lo mismo debió de ocurrirle a ella, ya que finalmente estuvieron juntos durante 10 años y Maar se convirtió en una de las musas del pintor.

Los numerosos retratos que el artista malagueño hizo de su amante protagonizan, entre otras obras, la exposición Mujeres. Pablo Picasso, Max Beckmann, Willem De Kooning que la Pinakothek der Moderne de Múnich, en Alemania, acoge hasta el próximo 15 de julio. Con unas 90 obras maestras de los tres creadores, la muestra busca explicar a golpe de imagen cómo, pese al espectro de virilidad (cuando no machismo) que siempre ha acompañado la vida privada de los tres artistas, al coger el pincel su idea de la mujer cambiaba.

“Retratan féminas libres y emancipadas”, asegura un comunicado del museo alemán. Según la tesis del centro, Picasso, Beckmann y De Kooning redefinieron la manera de pintar a la mujer tirando de valor y de modernidad. “No es solo el objeto sobre el que se proyectan las fantasías masculinas, sino un catalizador para rexaminar su propia biografía, como para Picasso, o una fuerza independiente en la que culminan las posibilidades expresivas del trabajo artístico, en el caso de De Kooning”, defiende el mismo documento.

Para respaldar su postura, la Pinakothek der Moderne luce algunas de las piezas más famosas de los tres creadores. Como Mujeres, una serie de retratos que De Kooning realizó a principios de los cincuenta y que llenó de carga erótica y agresividad. “¿Qué por qué quise retratar a una mujer? Supongo que por qué yo no lo soy. No hay mucha diferencia entre un hombre y una mujer cuando pintas”, así intentaba De Kooning desinflar las polémicas sobre su trabajo, a la sazón considerado escandaloso.

También lo fue La pisseuse, una obra de 1965 en la que Picasso retrató a su segunda esposa, Jacqueline Roque, orinando. A lo largo de las cinco secciones de la muestra, la pinacoteca bávara propone una suerte de repaso cubista a la trayectoria sentimental del malagueño: de las voluptuosas formas de Fernande Olivier recreadas en Dríade (1908) hasta los estridentes colores de Mujer con alcachofas (1941), uno de los citados retratos de Dora Maar.

Aliados ilustres han querido participar en la batalla de la exposición contra los clichés. El MoMA de Nueva York, el centro Pompidou de París, la Tate Modern londinense y la National Gallery de Australia han enviado prestigiosos refuerzos, extraídos de sus colecciones, hasta las cuatro paredes de Múnich.

Allí cuelga también Quappi en rosa, el más famoso entre los retratos que Beckmann realizó en los años treinta de su esposa Quappi Von Kaulbach. Quizás menos explicito que los otros dos artistas, el alemán esconde su polémica en el maquillaje, el barniz de las uñas y el cigarrillo que luce la mujer. Una señora demasiado moderna para su contexto: la Alemania nazi. Claro está, no era el café de Deux Magots.

Pablo Picasso, Max Beckmann y Willem de Kooning, tres excepcionales artistas del siglo XX y sus descripciones de la mujer, o más bien, del papel atribuido a la mujer en sus obras, forman el foco de esta exhibición en la Pinakotek der Moderne en Múnich (Alemania). En la imagen. Pablo Picasso, Die Dryade (Akt im Wald) (Nu dans une forêt), 1908, Öl auf Leinwand, 185 x 108 cm, St. Petersburg, Staatliche Eremitage, Foto: Eremitage/Vladimir Terebenin.© Succession Picasso | VG Bild-Kunst, Bonn 2012.

Max Beckmann, Bildnis Minna Beckmann-Tube, 1924, Öl auf Leinwand, 92,8 x 73 cm, München, Bayerische Staatsgemäldesammlungen, Sammlung Moderne Kunst in der Pinakothek der Moderne, Stiftung Günther Franke. © VG Bild-Kunst, Bonn 2012.

Max Beckmann, Fastnacht-Maske grün, violett und rosa, Columbine, 1950, Öl auf Leinwand, 135,9 x 100,5 cm, St. Louis, Saint Louis Art Museum, Nachlass Morton D. May
Willem de Kooning, Woman, 1944, Öl und Kohle auf Leinwand, 116,8 x 81,3 cm, New York, The Metropolitan Museum of Art, Sammlung Thomas B. Hess. © Willem de Kooning Foundation, New York | VG Bild-Kunst, Bonn 2012

Willem de Kooning, The Visit, 1966/1967, Öl auf Leinwand, 152,4 x 121,9 cm, London, Tate Gallery, Foto: © Tate, London 2012. © Willem de Kooning Foundation, New York | VG Bild-Kunst, Bonn 2012

Tommaso Koch, Madrid: Pinceladas de la mujer moderna, EL PAÍS, 28 de abril de 2012