Ira
¿Pedir? ¡Y a quién? ¿Y qué pedimos?
Sé que hubo un tiempo para pedir y para llorar,
el tiempo de la sal y de las lágrimas,
y hubo quien pidió pan y quien pidió la paz y la palabra.
Y ahora pregunto
desde el oscuro borde de las ansias:
¿Pedir? ¿Y qué pedimos?
¿Y a quién dirigiremos la plegaria?
Alguien cerró la espita,
la avara y torpe espita milenaria,
y cercenó las manos extendidas
y mutiló la paz y la palabra.
Están las fuentes secas,
se ha agotado el venero de las dádivas
con la última sal
o el último goteo de las lágrimas…
Manos zafias cegaron hontanares
y agostaron con fuego las gargantas:
“¡Sed a los hombres de buena voluntad!”
mandaron y el destino del hombre se hizo brasa,
candente mar por donde van los sueños
dando bandazos como viejas barcas.
Si es tiempo de sequía, tiempo acedo,
si a nuestro alrededor no queda nada, si se acabó la sal
y se ha acabado el llanto, la paz y la palabra.
¿Qué podemos pedir? ¿Y a quién pedimos?
¡Sólo queda la sed!… ¡La sed sin agua!
Nuria Parés
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