Ternura

NANAS DE LA CEBOLLA

La cebolla es escarcha 

cerrada y pobre. 

Escarcha de tus días 

y de mis noches. 

Hambre y cebolla, 

hielo negro y escarcha 

grande y redonda. 

En la cuna del hambre 

mi niño estaba. 

Con sangre de cebolla 

se amamantaba. 

Pero tu sangre, 

escarchada de azúcar 

cebolla y hambre. 

Una mujer morena 

resuelta en lunas 

se derrama hilo a hilo 

sobre la cuna. 

Ríete niño 

que te traigo la luna 

cuando es preciso. 

Tu risa me hace libre, 

me pone alas. 

Soledades me quita, 

cárcel me arranca. 

Boca que vuela, 

corazón que en tus labios 

relampaguea. 

Es tu risa la espada 

más victoriosa, 

vencedor de las flores 

y las alondras. 

Rival del sol. 

Porvenir de mis huesos 

y de mi amor. 

Desperté de ser niño: 

nunca despiertes. 

Triste llevo la boca: 

ríete siempre. 

Siempre en la cuna 

defendiendo la risa 

pluma por pluma. 

Al octavo mes ríes 

con cinco azahares. 

Con cinco diminutas 

ferocidades. 

Con cinco dientes 

como cinco jazmines 

adolescentes. 

Frontera de los besos 

serán mañana, 

cuando en la dentadura 

sientas un arma. 

Sientas un fuego 

correr dientes abajo 

buscando el centro. 

Vuela niño en la doble 

luna del pecho: 

él, triste de cebolla, 

tú satisfecho. 

No te derrumbes. 

No sepas lo que pasa 

ni lo que ocurre. 

M. Hernández

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