El Quitasol

 El Quitasol        

Nos encontramos ante la obra de estilo costumbrista con influencias del Rococó titulada “El Quitasol”, que fue pintada por Francisco de Goya en el año 1778, utilizó la técnica de primero cartón y luego óleo sobre lienzo y hoy podemos disfrutarla en el museo del Prado. 

Podemos ver a una joven aristócrata vestida según la moda francesa y que mira seductoramente al espectador, en su regazo podemos ver a un perro pequeño negro con un lazo rojo mientras duerme. Esta mujer está acompañada de un hombre majo que le quita el sol con una sombrilla de color verde.  

Al fondo de esta escena hay un paisaje vaporoso en sus colores y una pared lateral  

Su composición es cerrada, se encuentra entre la pared, los árboles y el paisaje. Podemos ver cierta simétrica con el joven. El punto de tensión es el rostro de la joven con tonos verdes por el reflejo del color de la sombrilla, donde se centra nuestra mirada. 

Podemos ver un triángulo que enmarca a la joven, dando estabilidad y serenidad a la obra. También vemos estructuras diagonales como la mano con el abanico, la línea del muro que continua con el mango de la sombrilla. Todas estas diagonales se contrarrestan con la diagonal del árbol conformando una V que cierra a las nubes. 

Además, podemos ver una forma oval en el rostro de la mujer, donde se cruzan dos diagonales: la mirada del majo y la línea del muro prolongado en el mango de la sombrilla. 

En esta obra la luz tiene gran importancia como podemos ver en el efecto de la sombrilla que matiza y sombrea unas zonas mientras que en otras la fuerte luz del sol hace que destaquen los tonos amarillos trasmiten alegría.  

Sus colores, al igual que los cartones para tapices, es luminoso y contrastado de vivos tonos. Es un colorido donde destaca el estudio lumínico. Sus tonos cálidos, como es el amarillo, otorgan alegría a la composición, que se refuerza por las expresiones de las dos figuras. 

La pincelada es suelta como podemos ver en el perro. 

No es una obra con gran profundidad, aunque se insinúa mediante la silueta del árbol a la derecha y el paisaje esquemático como fondo. Su ritmo es estático y marcado por las miradas entre el majo a la joven y de esta a los espectadores. 

Esta obra pertenece al segundo periodo de Goya que ocurre entre los años 1775-1792. En este periodo Goya vuelve a Madrid y trabaja en la Real Fábrica de Tapices. No desarrolla su propia personalidad porque la temática costumbrista le venía impuesta, pero desarrolló su depurada técnica.  

Refleja una visión fresca, agradable y sonriente de la vida popular como podemos ver en esta obra, resuelta con ligereza en la ejecución y un vivo colorido. De Velázquez aprendió el juego de las luces y los efectos atmosféricos. Empieza los retratos cortesanos: reyes, aristócratas, intelectuales, artistas, etc. 

Goya pintó este óleo de la serie de cartones para la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara destinada a la decoración del comedor de Carlos IV. 

Este tipo de obras, sirvieron a Goya para alcanzar fama en la corte real. Para inspirarse, Goya observó a la sociedad aristocrática de su época y plasmando lo que veía, teniendo como resultado un conjunto de pinturas costumbristas que reflejan la vida de la sociedad de finales del siglo XVIII. La originalidad de Goya hay que buscarla en la espontaneidad, realismo y naturalidad 

Desde mi punto de vista esta obra me trasmite tranquilidad, dada tanto por sus colores como su composición. Aunque me atraen más las pinturas religiosas o históricas, porque creo que tienen más acción, la mirada de la joven y del joven capturaron mi atención y curiosidad de saber más de ellos. 

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