ENTIERRO EN ORNANS

La obra representa el entierro en el pueblo natal del pintor, probablemente de su abuelo materno. Emplea una variedad de colores reducida que ayuda a dar la sensación de dramatismo de la escena. Entre todos los colores, predomina el negro por motivos de simbolismo en este caso la tristeza, aunque blancos para centrar la atención en determinados puntos de la obra mientras que la luz que utiliza es muy real. Posiblemente se trate de una escena al amanecer y esto ayuda a darle cierta corporeidad a las figuras. . En dicha pintura encontramos una luz delicada y sutil del alba que es suficiente para producir contrastes interesantes de claroscuros. El sacerdote parece que hace el entierro por rutina el acto de enterrar al fallecido debido a su poca expresividad, mientras que los acólitos y clérigos que están situados alrededor parecen ser también indiferentes al evento y se desentienden de lo que está ocurriendo.
La estructura del lienzo es horizontal, y las figuras se reparten sin ningún tipo de organización establecida o jerarquía, donde ni siquiera hay simetría. Con estos elementos, rompe toda la idealización del romanticismo.
La gran parte de los acompañantes parecen cumplir con la obligación de asistir a un entierro y tan solo algunos asistentes muestran una marcada sensación de angustia y dolor.
El objetivo que persiguió fue representar la realidad, independientemente de la ideología o corriente impuesta o preestablecida contextualmente. Sin embargo su arte no podría calificarse como «fotográfico» cosa que siempre se atribuía a la pintura.
Tras este cuadro la influencia para artistas posteriores fue intensa, pues fue capaz de unir lo convencional de la pintura tradicional y trabajar nuevas formas, dando paso a lo que mas tarde conoceríamos como el Impresionismo.