Julio González, uno de los mejores escultores de la primera mitad del siglo XX y pionero en el uso del hierro como material escultórico, esta obra se puede contemplar en el Museo Georges Pompidou.
Esta obra muestra la madurez del artista que vivió desde 1910 en París, después de una gran experiencia como orfebre en el taller familiar de Barcelona. González aúna en su Mujer ante el espejo la experiencia cubista con la abstracción.
El resultado es un collage espacial, mítico en las vanguardias pictóricas, esta compuesto en tres dimensiones, donde los distintos fragmentos de hierro que provienen de materiales de desecho, en su mayoría, se unen mediante juntas que no se disimulan, no son pulidas, de manera que articulan el conjunto dándole una naturalidad y calidez que contrasta con la frialdad del material. La chatarra, a través de la mirada y la mano de Julio González, se ha transformado en obra de arte única y no en producto manufacturado y repetible. La racionalidad de la técnica no oculta la sensualidad de la mujer que se peina; el diálogo que se establece entre la pesadez del material y la ligereza de los perfiles, el contraste entre la rigidez del metal y el movimiento de la composición añadido a la combinación de abstracción y figuración hacen de esta pieza una escultura sublime y a Julio González uno d ellos escultores más importantes e influyentes del siglo XX.
Hermoso comentario pero muy escaso y falto de contexto.