Tercera cocción de las grisallas
Tras la tercera cocción hay cosas que me satisfacen y otras que no me convencen mucho. Seguiré haciendo alquimia. Con la Pietat dejo de experimentar pero con el retrato de mi padre voy a esmerilar la camisa e intentar aplicar color.

Lo bueno de trabajar en un centro tan antiguo es que se encuentran reliquias por todos sitios. Hasta los clavos de Cristo… Ya no necesito comprarlos para el emplomado. También podré limpiar el soldador en la piedra, picar con pinceles enormes, fijar el mosaico con cera a otro cristal y esmerilar sin necesidad de una máquina de arena. Quien guarda halla.