RELATOS DE TERROR

Andrea Rodriguez de 3º ESO C ha sido la ganadora del Concurso de Relatos de Terror patrocinado por Morón Información con la obra…

Las vías del tren

19 de diciembre, 1989. El inspector Coldwater llega a Morón de la Frontera. Eran las 8:30 aproximadamente cuando el tren descansaba en la estación mientras los pasajeros bajaban de sus vagones. El inspector vino a Morón por un solo motivo, había un misterio que aún nadie había logrado descifrar sobre aquellas vías. La historia sobre un joven vendedor de comida que, misteriosamente, había sido arrojado a aquellas vías se había hecho muy famosa entre los habitantes de Morón. Algunos aseguraban haberlo oído cantar su conocida frase ´´ vengan a probar las mejores hamburguesas de por aquí «, otros, decían haber sentido una presencia extraña, y un olor conocido a hamburguesas con patatas.

El inspector, con la información de los habitantes, se alojó en el hotel más cercano a las vías, 11:30 de la noche, el inspector terminó de cenar en el hotel y empezó a conducir pocos kilómetros antes de llegar a su destino. Al llegar, el tren estaba allí, sólo había 2 farolas que, con luz débil, iluminaban la entrada. El inspector agarró su linterna y empezó a examinar cuidadosamente el lugar, nada, o más bien, nadie, se veía por allí.

Una hora y diez minutos después, decidido a volver al hotel, Coldwater se aproximó a su coche, agarró sus llaves y abrió la puerta del piloto. Antes de entrar, desvió la mirada al tren. Esa presencia, de la que le habían hablado tanto los moronenses, se encontraba allí.

Se acercó de nuevo con la esperanza, y algo de nerviosismo, de encontrar algo. A medida que avanzaba, la presencia se iba intensificando cada vez más, a los pocos minutos, se paró en seco, estaba escuchando el canto del joven. Las luces parpadeaban, era difícil saber si se trataba de la falta de luz o de ese extraño suceso.

La suave brisa acompañaba esa noche al inspector Coldwater y al joven en esa estación de tren, una noche más, en la que alguien podía sentir esa extraña presencia, como si siguiera vivo.

Andrea Rodríguez Montero

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