Poema de Juan Ramón Jiménez

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EL POETA A CABALLO

¡Qué tranquilidad violeta
por el sendero a la tarde!
A caballo va el poeta…
¡Qué tranquilidad violeta!

La dulce brisa del río,
olorosa a junco y agua,
le refresca el señorío…
La brisa leve del río.

A caballo va el poeta…
¡Qué tranquilidad violeta!

Y el corazón se le pierde,
doliente y embalsamado,
en la madreselva verde…
Y el corazón se le pierde.

A caballo va el poeta…
¡Qué tranquilidad violeta!

Se está la orilla dorando.
El último pensamiento
del sol la deja soñando…
Se está la orilla dorando.

¡Qué tranquilidad violeta
por el sendero, a la tarde!
A caballo va el poeta…
¡Qué tranquilidad violeta!

TEMA PRINCIPALla tranquilidad que un paisaje le ofrece al poeta.
 
RESUMEN: básicamente es una descripción del paisaje. El poeta va montado a caballo y  describe lo que observa y las sensaciones que la naturaleza despierta en él. Al principio, se encuentra al lado de un río en el que sopla una fresca brisa. Después, se introduce en el frondoso bosque. Finalmente, al atardecer, vuelve a salir a la orilla del río. La sensación que recibe es de una agradable melancolía.
ESTRUCTURA:
Respecto a su estructura externa se trata de un metro popular. El poema está compuesto por ocho estrofas, cinco cuartetos y dos pareados intercalados. Los versos, de arte menor, son octosílabos con rima consonante. Los cuartetos tiene una estructura “a – a a”, en donde el cuarto verso es repetición del primero; es en realidad una soleá andaluza con un verso final de vuelta parecido a muchos cantes populares como las sevillanas.
Respecto a su estructura interna, podemos dividir el poema en varias partes. En primer lugar, debemos tener en cuenta la primera y última estrofa, y los pareados; estos repiten todo el rato lo mismo y por lo tanto podemos considerarlo como el estribillo. En segundo lugar, las demás estrofas corresponden cada una a las descripciones de los paisajes por los que el poeta va pasando.
COMENTARIO CRÍTICO

El texto propuesto es un poema de Juan Ramón Jiménez que pertenece a su libro ‘Baladas de primavera’, perteneciente a su primera etapa. 

Debemos tener en cuenta que este poema pertenece a su primera etapa (anterior a 1915) en la que su poesía estaba siempre cargada de metáforas, personificaciones, sinestesias y todo tipo de recursos sensoriales referidos a los sentidos del gusto, olfato y vista (dulce, olorosa, dorando) , con connotaciones simbólicas. Es evidente el valor simbólico de la naturaleza frondosa y colorida como correlato del estado de ánimo exultante del sujeto poético.
Igual valor simbólico vitalista tiene la imagen del caballo, asociado en la poesía de Juan Ramón a la juventud y el amor, que en esta poesía se impone a la persistente melancolía dolorida del poeta de Moguer.
Podemos destacar, en el presente poema, algunas características típicas de los poemas pertenecientes a Juan Ramón Jiménez. Por un lado, la musicalidad presente, especialmente al hacer uso de estructuras repetidas (estribillo). Además, está muy presente la naturaleza y el campo, siendo en este caso, este elemento, el tema principal de la poesía.
Juan Ramón Jiménez vivía entre Moguer y Madrid y disfrutaba paseando por el campo de su pueblo natal del que está orgulloso (pasea “con señorío”), como recuerda en otras páginas: “las viñas, olivares y pinares por donde discurrió tanto a pie o a caballo mi apartamiento embelesado”. Hace de ello un tema constante en su poesía.
El sentimiento de tranquilidad del poeta se ve reflejado en este paisaje descrito. Los símbolos naturales son metáforas de las emociones internas del poeta, mostrando así sus sensaciones. 
En comparación con otras poesías de estos años, Juan Ramón Jiménez muestra un estado de ánimo feliz, se encuentra en armonía con el mundo que le rodea, y la habitual languidez de la poesía modernista, su “corazón doliente” se ve envuelto con el esplendor de la tarde (“tranquilidad violeta”), que consuela su tristeza..El poeta se sabe diferente, pero su hipersensibilidad no le aflige; po el contrario, le hace sentirse superior, se muestra orgulloso de su categoría de artista («le refresaca el señorío»).
Además se observa una simplicidad lingüística, con un léxico sencillo, que anticipa una poesía más “desnuda”.
http://padeaya.blogspot.com.es/2014/02/comentario-de-un-poema-de-juan-ramon.html
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