Evangelios.

 

La palabra «evangelio» significa «Buena Noticia».

Después de la Ascensión y de la venida del Espíritu Santo el día de Pentecostés, los apóstoles necesitaron instruir a los que creían en Jesús y se bautizaban, así que, empezaron a contar a los nuevos cristianos lo que habían visto y oído a los largo de su convivencia con Jesús.
Como era materialmente imposible contarlo todo, fueron escogiendo los principales hechos de la vida del Maestro, los más representativos. Con este material se fue creando un tesoro de recuerdos, que eran utilizados en las reuniones y en la catequesis.
Entre los años 60 y 70 se empezaron a dejar por escrito estos recuerdos. Así nacieron los tres primeros relatos escritos por Mateo, Marcos y Lucas. Estos tres escritos, aunque con características individuales, avanzan de forma paralela; por eso se les llama «Evangelios sinópticos«.

 


El Evangelio de Juan fue escrito cuando los tres evangelios eran conocidos y aceptados por los cristianos, su objetivo es dejar clara la divinidad de Jesús: «Todo esto ha sido escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y creyendo tengáis vida en su nombre».(Juan 20,31).
En realidad sólo existe un Evangelio: el Evangelio de Jesucristo.
Los símbolos que los representan fueron tomados, por la tradición, de las figuras de los cuatro vivientes que aparecen en una visión del profeta Ezequiel (Ez 1,5-12) y en el libro del Apocalipsis (Ap 4,6-8).

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