Desde el primer minuto, la aventura estuvo servida. Nos enseñaron qué hacer en caso de incendio, ya sea en casa, en la del vecino de arriba o en la del vecino de abajo. Aprendimos que hay que mantener la calma, no jugar a ser Spiderman ni tirarse por las ventanas y siempre, siempre avisar al 1-1-2 (que no es lo mismo 112 😜)
Luego vino la parte favorita de muchos: ¡los camiones de bomberos! 🚛💦 Nos enseñaron los distintos tipos, con depósitos de agua tan grandes que podríamos haber organizado una piscina olímpica en mitad de la calle.
Pero lo mejor vino cuando hicieron la demostración de la cucaña (¡ojo! No es una barra, no es un palo… ¡es LA CUCAÑA! 🏆). ¿Adivináis cuánto tardaron en deslizarse por ella y vestirse para salir en una emergencia? ¡Menos de 60 segundos! Vamos, más rápido que nosotros cuando suena la sirena del recreo.
Y por si todo esto fuera poco… llegó la prueba definitiva: una habitación llena de humo en la que no se veía nada de nada. Pero teníamos una misión: ¡rescatar a Bartolito! (No, no es un bombero, es un muñeco de entrenamiento, pero le cogimos cariño). Y sí, amigos, podemos decir con orgullo que TODOS los grupos lograron salvarlo. ¡Bartolito, te debemos una! 🎖️👨🚒
Aunque la lluvia intentó aguarnos la fiesta, nada pudo con nuestro entusiasmo. Fue un día increíble, de esos que no se olvidan… y con la promesa de que, cuando seamos mayores, más de uno y una se pondrá el casco de bombero con mucho orgullo. 🚒🔥👨🚒👩🚒
Por cierto, ¿alguien sabe decirnos que diferencia hay entre un casco de bomberos rojo y otro amarillo?
¡Fin de la misión! 💪
