El pasado 1 de abril, nuestros intrépidos alumnos de segundo y tercer ciclo de Primaria hicieron las maletas (imaginarias) y pusieron rumbo al IES Francisco Fatou. ¿Destino? Ninguno concreto. ¿Medio de transporte? Todos. ¿Guía del viaje? El mismísimo Julio Verne… o algo muy parecido.
Todo comenzó con una aventura al más puro estilo Willy Fog: la vuelta al mundo en 80 días 🌍. Subidos a un tren con más prisa que frenos, los protagonistas saltaron haciendo la croqueta justo antes de chocar (sí, como lo lees, ¡croqueta en pleno escenario! 🌀). Entre acentos franceses e ingleses —que provocaron más de una carcajada— aparecieron indios, secuestros, huidas teatrales por entre el público y una flecha rebelde que acabó justo donde más duele: en el pompis 🍑. Menos mal que el público, valiente y compasivo, colaboró para arrancarla con decisión.
Después, sin apenas tiempo para respirar, nos plantamos en Calcuta, a lomos de un elefante 🐘 que bien podría haber salido de una novela ilustrada. Allí, una cobra hipnotizada al ritmo de una flauta 🐍 nos recordó que el exotismo también se baila.
De ahí, directo al mar 🌊. Un barco sin combustible es como una tostada sin pan, así que decidieron quemar ¡la propia madera del barco! 🔥 La imaginación flotaba más que el barco.
Pero esto solo fue el principio. A bordo del Nautilus, nos sumergimos en 20.000 leguas de viaje submarino 🧜♀️, con escafandras, peces danzarines 🐠, caballitos de mar traviesos 🐎 y un pulpo gigante que se atrevió a echarse un baile con uno de los protagonistas 🐙. ¿El monstruo marino? Resultó ser más ecologista que terrible, y pidió disculpas al capitán por zamparse tanto plástico ♻️. Una metáfora clarísima para quienes sí saben escuchar el fondo del océano.
En Viaje al centro de la Tierra 🌋, bajamos por chimeneas volcánicas hasta descubrir un mundo subterráneo lleno de misterios, huesos humanos, dinosaurios 🦕 y decisiones colectivas. Con linternas, el público se convirtió en parte de la expedición, gritando “¡por aquí!” o “¡por allí!” como si realmente estuvieran bajando a las profundidades. Al final, fue la pólvora 💥 y el empujón de un volcán lo que los devolvió a la superficie.
Y cuando pensábamos que ya lo habíamos visto todo… ¡un globo a la deriva! 🎈 En La isla misteriosa, soltaron lastre, se estrellaron y tuvieron que sobrevivir en una isla desierta 🏝️, como auténticos náufragos con mucho ingenio y poco equipaje.
Para rematar este viaje literario, De la Tierra a la Luna 🌕: cohete, cuenta atrás y ¡un muñeco astronauta lanzado al espacio! 🚀 Un final tan apoteósico como lunar.
📚 Porque al final, obras como esta nos recuerdan que el teatro y la literatura no solo entretienen: hacen volar la imaginación, despiertan la curiosidad y siembran el deseo de descubrir más. Y si todo eso ocurre mientras uno ríe, participa y se emociona… ¿qué más se puede pedir?