CEIP José Hurtado

El CEIP José Hurtado tiene una larga historia que contar. El solar que ocupa en la actualidad fue, en otro tiempo, convento, cárcel y descampado de juegos para los niños greñúos del Realejo.

    En los años 20, el arquitecto Alfredo Rodríguez Orgaz proyectó la construcción de un grupo escolar en el descampado, enmarcado en las corrientes pedagógicas de la II República. Pero, el colegio,  con importantes cambios en los planos originales, no se inauguró hasta el año 56, con el nombre de División Azul. En aquellos tiempos, el edificio lucía dos magníficos relieves en cada una de sus puertas principales, realizados por el afamado escultor granadino Francisco López Burgos. Son los mismos que aún conserva en la actualidad, y que son una de las señas de identidad de nuestro Centro.

     Los nombres de estos grandes artífices son los que han hecho a nuestro colegio especial. El inmueble está incluido en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, con un nivel A2 de protección en el Plan Especial de Reforma Interior y Catálogo del Área Centro de Granada. Es el único colegio que se mantiene en pie de los proyectados por Alfredo Rodríguez Orgaz, ejemplo de las corrientes higienistas al uso desde los años 20 en la construcción de escuelas y colegios, y ejemplo de la implantación masiva de equipamientos escolares durante la II República.

    Uno de los maestros del antiguo colegio, José Hurtado Abril, destacó por su amor a los niños y niñas, por su compromiso y sus firmes convicciones  acerca de la importante labor de la educación en la sociedad. José Hurtado ejerció como maestro en este colegio hasta el día de su jubilación. Entonces, se le ofreció que el centro escolar llevara su nombre. “El día de mi jubilación me ofrecieron el gran regalo del cambio de nombre que yo, aunque creo no merecer, aceptaré de todo corazón”, declaró en aquel momento.

     Después de su jubilación el maestro José Hurtado continuó visitando el colegio. El día de su santo, invitaba a todos los maestros y maestras a desayunar en la cafetería de enfrente. En sus visitas, siempre aprovechaba la ocasión para hablarles a niños/as y maestros/as de la importancia del trabajo docente, de lo necesario que es estimular a los pequeños/as para que estudien y aprendan. Don José Hurtado Abril estaba convencido de que “la buena educación es el sustento fundamental del ser humano”.

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