JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

Nació el 23 de diciembre de 1881 y ganó el Premio Nobel de Literatura; fue un gran poeta y también narrador lírico. Desde sus años de bachillerato se preparó para convertirse en un pilar de la literatura española. Sus obras más recomendadas: Diario de un poeta recién casado. Eternidades. Poesía. Belleza. Canción. Voces de mi Copia. Romances de Coral Gables. Animal de fondo. Una colina Meridiana. Tiene muchas anécdotas y datos curiosos…:

1º) De joven siempre visitaba la biblioteca del Ateneo después de iniciar su nueva vida en Sevilla. Al llegar a la biblioteca, el único objetivo en la vida de Juan Ramón Jiménez era ser alguien en el arte y… ¡vaya si lo logró!

2º) J. Ramón Jiménez era todo un rompe corazones! Sin filtros, no juzgaba a las mujeres, solamente las amaba. Cual Don Juan, este hombre tuvo toda clase de relaciones: no distinguía la clase social, ni tampoco la profesión. Llegó a tener una relación incluso con la esposa del psiquiatra que visitaba, pues éste le estaba tratando por sus problemas relacionados con la pérdida de su padre. No le importaba con quién, solamente se sabía que lo enloquecían las mujeres.

3º) Su verdadera musa: con la cual logró escribir unas cuantas obras gracias a su inspiración, sin duda fue Zenobia Camprubi. Esta dama hechizó el corazón de Juan Ramón Jiménez, contrayendo matrimonio y creando una amorosa unión.

4º) Otro dato interesante de su relación con Zenobia Camprubi fue que Juan cayó enamorado cuando la escuchó reír. Casualmente él visitaba a unos amigos que tenían relación con ella y la escuchó pues su risa atravesaba las paredes.

5º) Jiménez siendo todo un rompecorazones, como hemos mencionado anteriormente… flechó a una amiga de su ya esposa, quién intentó de mil maneras enamorarlo. Sin embargo, obtuvo mil rechazos.

6º) Tenía un trastorno de percepción que hacía que las sensaciones del cuerpo de bajo estimulo se sintieran de forma muy intensa, por lo que siempre decía que cualquier ruido lo ensordecía. Un trastorno un tanto irónico si nos ponemos a pensar en que conoció a su esposa gracias a su estrepitosa risa.

) Actuaba de corazón puro, pues en plena Guerra Civil, este aclamado poeta ayudó a unos cuantos huérfanos e incluso les brindo alojo, manteniéndolos tiempo después de una sequía económica que los atrapó. Acto seguido, Juan y Zenobia procedieron a vender sus objetos de valor para mantenerlos. Sin duda lo dieron el todo por el todo para ayudar a los más necesitados.