En 1645 Murillo recibe su primer encargo importante. Se trata de una serie de grandes lienzos destinada al claustro chico del convento de San Francisco en Sevilla. Once de los trece lienzos que constituían el encargo narraban temas de exaltación cristiana o caridad en la vida de diferentes frailes de la Orden como este cuadro que contemplamos. San Diego de Alcalá era un humilde hermano que llego procedente de Sevilla, vivió en el convento franciscano de Alcalá de Henares durante la primera mitad del siglo XV, hasta su muerte en 1463, siendo canonizado en 1589.Murillo nos muestra al santo en el momento de ofrecer una plegaria de acción de gracias antes de servir a los pobres la comida que tiene en una olla. El protagonista aparece arrodillado, en la zona izquierda de la composición, acompañado de un niño de espaldas en la misma postura. Las demás figuras aparecen en diferentes posturas, ordenándose en planos paralelos y captando diferentes actitudes que parecen tomadas del natural, en sintonía con los mendigos de Velázquez.
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