19-02-2019 VIAJE A ALMEDINILLA Y ALCALÁ LA REAL

Nuestra ruta comienza en Almedinilla, un municipio de 2.400 habitantes aproximadamente que desde el paleolítico medio nos da indicios de su existencia siendo en la época Íbera donde más indicios de asentamiento se tienen con el Poblado Íbero del Cerro de la Cruz, encuadrado en los siglos VII – II a.C.
 
 
La paulatina conquista romana de estos territorios debió provocar que muchos poblados ibéricos cayeran en decadencia, e incluso desaparecieran violentamente como parece haber ocurrido con el Cerro de la Cruz a finales siglo II a. C. Se llega así a la plena romanización de nuestra comarca, en un verdadero auge de la vida urbana que es seguida de multitud de asentamientos rurales, algunos de gran importancia como la Villa de “El Ruedo” que ocupan y explotan el territorio como hasta entonces no había ocurrido, consolidando la agricultura mediterránea del olivo, la vid y el cereal.
 
 
Los momentos finales de la cultura romana y la cultura visigoda se atestiguan en Almedinilla en los yacimientos tardoantiguos antes citados, que parecen mantener las pautas de poblamiento anterior. Corresponde este periodo con la última fase de ocupación de la villa y necrópolis de El Ruedo, en un ambiente ya no residencial y lujoso, que posiblemente nos anuncie la existencia de pequeñas poblaciones rurales.
 
 
Con la llegada del Islam, la Edad Media hispano-musulmana va a estar representada en Almedinilla por varios yacimientos arqueológicos a lo largo de su término municipal, aún mal conocidos,  de las que se conservan evidencias interesantes como las minas de agua de Rodahuevos, Sileras, El Ruedo, Fuente del Piojo. Fueron realmente sorprendentes los datos que el guía nos ofreció. En las siguientes imágenes podemos apreciar cómo se conservan estos restos arqueológicos, loa grandiosidad de esta hermosa casa donde los señores de la casa pasaban algunas temporadas coincidiendo con la recogida de la aceituna. No había ventanas en la casa, así impedían la entrada de ladrones mientras se ausentaban el resto del año. En la parte central de la casa se encontraba un gran salón hasta el cual llegaba una emanación de agua como centro de invocación para los dioses. Allí realizaban los rituales y diversas reuniones.

 

            
En nuestro recorrido tuvimos la oportunidad de visitar el Museo Histórico Arqueológico de Almedinilla. El Museo es una antigua almazara y molino harinero situado al pie de la Sierra de Albayate, en un paraje natural de interés medioambiental y singular belleza, el Museo Histórico Arqueológico de Almedinilla cuenta con 1200 m2 distribuidos en 4 salas:
 
  • Sala del Aceite y del Olivo.
  • Sala de la Cultura Ibérica.
  • Sala de la Cultural Romana.
  • Sala de los Molinos y Cereales
 
 
 

 

 
Posteriormente, viajamos en el tiempo al visitar Poblado íbero “El Cerro de La Cruz”; y poder ver y sentir la vida de aquel entonces. El Poblado íbero es declarado Bien de Interés Cultural, es uno de los pocos poblados de Baja Época Ibérica (siglos II-III a. C.) excavados en Andalucía. 
 
 
El guía nos habla de la sociedad, economía y medioambiente de entonces. Nos muestra el urbanismo de la época distinguiéndose las estancias según el uso que tuvieran: almacenes o talleres de artesanos presentando lugares de hábitat y de trabajo (molinos de harina, aljibes, almacenes de ánforas, pesas de telar, etc.).Las construcciones poseen un zócalo de piedra y un alzado de ladrillos de adobes o tapial, conservándose en algunos casos la impronta de la ventana, la puerta o los agujeros de los postes que sustentaban el segundo piso de estos edificios. Nuestras alumnas recogieron algunas imágenes de este poblado:
 

 

 
La actual población de Almedinilla parece surgir como aldea de Priego, con cierta entidad, a finales del siglo XVII. Desde un pequeño grupo de huertas anteriores, Almedinilla empieza a extenderse a partir del camino que unía Priego con Alcalá La Real, a su paso por la Calle Vado (confluyendo a su vez con la cañada ganadera que iba en dirección a Fuente Tójar por «El Barrio»), distribuyéndose su población a lo largo del Caicena. En 1844, Almedinilla consigue su independencia administrativa de Priego y se constituye con ayuntamiento propio.
Después de la visita a Almedinilla, tuvimos nuestro almuerzo en Alcalá la Real y después de ello, continuamos la visita al Castillo de la Mota. En primer lugar, debemos citar que Alcalá la Real es un enclave de gran importancia estratégica en el sur de la Península Ibérica. Este hecho y, en especial, el carácter de frontera que tuvo en el pasado han determinado el devenir histórico de la ciudad. La situación privilegiada de Alcalá, con el continuo discurrir de gentes de las más diversas culturas y condiciones, se ha traducido en un enriquecedor intercambio de ideas. Esta gran permeabilidad cultural es, probablemente, una de las causas del carácter cosmopolita y abierto que caracteriza a su población.
Si bien la ocupación humana en Alcalá la Real está atestiguada desde tiempos tan remotos como el Paleolítico, su papel en la historia comienza a ser relevante en época musulmana. Con anterioridad, existen testimonios de un poblamiento continuado a través de numerosos yacimientos arqueológicos, distribuidos por todo el término municipal, que abarcan desde el Paleolítico Medio, el Neolítico, la Edad del Cobre, el Bronce Argárico y el Bronce Tardío, hasta la cultura ibera, la época romana y tardorromana.
 
Los primeros musulmanes llegaron a Alcalá la Real en el año 713 d.C. Durante el reinado de Al-Hakem II (822-852 d.C.) destaca, dentro del amplio programa de construcción de este califa, la confección de una red de atalayas para proteger el territorio. La primera conquista de Alcalá la Real por los cristianos tuvo lugar en el año 1074 reinando Alfonso VI (1072-1109). Pero fue el siglo XII el más brillante de la historia musulmana de Alcalá la Real. Su población llegó a cobrar amplia autonomía.
 
 
Este protagonismo se debió en gran parte al gobernador de la fortaleza ’Abd al-Malik. Es en este momento cuando la ciudad alcanza un mayor desarrollo y esplendor en las artes y las letras, destacando la figura de Ibn Said al-Magribí. Durante los siglos XIII y XIV, Alcalá la Real fue sucesivamente conquistada por musulmanes y cristianos. Pero la conquista cristiana definitiva comenzó a finales de 1340 cuando Alfonso XI decidió talar los campos de Alcalá la Real preparando su asalto final e, incluso, llegó a conquistar los arrabales el 20 de diciembre, festividad de Santo Domingo de Silos. Éste fue el motivo de la construcción y advocación de una parroquia en las laderas de La Mota que recibió el nombre de Iglesia de Santo Domingo de Silos.
 
Finalmente, en 1341, con artillería incluida, Alfonso XI conquistó Alcalá la Real. Este mismo monarca, interesado en que un lugar tan estratégico como era Alcalá la Real dependiera directamente de la Corona, fundó una abadía de patronato real independiente de todas las diócesis, excepto de la de Toledo, de la cual era sufragaria. Esta Abadía de Alcalá la Real se caracterizaba por una jurisdicción propia e independiente. Los ejemplos, aún en pie, que evidencian este período de esplendor son la Iglesia Mayor Abacial y el Palacio Abacial en el Llanillo.
 

Hasta la conquista del reino de Granada, en 1.492, Alcalá la Real se convirtió en un punto de concentración de las tropas que el rey de Castilla utilizaba para realizar sus incursiones. Con la conquista de Granada y la consiguiente disminución del peligro la población fue abandonando La Mota para establecerse en los arrabales de sus laderas. De todas formas, durante el siglo XVI La Mota todavía conservaba sus atribuciones tradicionales y siguió siendo un centro de poder civil y religioso, poderes que la embellecían con nuevos y suntuosos edificios. Fue también el lugar donde las clases nobles decidieron construir sus mansiones.

A finales del siglo XVI la población comenzó a instalarse definitivamente en las laderas. En 1560 La Mota sólo acogía a 200 vecinos y, en su exterior, residían ya 2.000. Este proceso de despoblación continuó en el siglo XVII y, a su fin, tan sólo vivían en el interior del recinto amurallado las autoridades civiles, religiosas y algunos cargos vinculados a ellas (unos 40 vecinos). Incluso el Cabildo Municipal traslada sus dependencias a un nuevo Ayuntamiento, situado en la parte baja de la ladera, con el objetivo de acercarse a sus administrados, abandonando la construcción de nuevos edificios en el llano de La Mota. Posteriormente, la Invasión Francesa dejó nefastas huellas en Alcalá la Real ya que, durante el conflicto bélico, se arrasó y voló una parte de las murallas de La Mota y la Torre de la Mazmorra-Prisión. En 1810 las tropas francesas ordenaron el traslado de los objetos de culto de la Iglesia Mayor Abacial, con el objeto de unir el templo al resto de las fortificaciones que se estructuraban en la parte suroriental de La Mota. La iglesia fue desmantelada y utilizada como almacén y dependencia para usos militares. En su retirada los franceses la incendiaron, provocando que la bóveda de la nave se desprendiera. Las reformas liberales del siglo XIX y el Concordato con la Santa Sede de 1851 conllevaron la desaparición de la Abadía, lo que contribuyó, primero, al abandono de la Iglesia y, consecuentemente, a su continuo deterioro.

Desde ese momento se convirtió, por decisión municipal, en un cementerio local que se extendió a la explanada exterior de la Iglesia y se estructuró en dos grandes recintos. A finales de 1874 el peso de las plantas del cementerio y un movimiento sísmico contribuyó a que las bóvedas de crucería y la capilla mayor de la Iglesia Mayor Abacial se derrumbaran. Todo el conjunto se mantuvo relativamente en pie hasta mediados del siglo XIX en el cual, incluso porque así lo establecían las ordenanzas municipales, se fue demoliendo hasta mostrar el aspecto que tenía la iglesia hasta el inicio de las labores de restauración llevadas a cabo por la Escuela Taller del Ayuntamiento de Alcalá la Real en 1990.

Desde este momento, Alcalá la Real presidida por el impresionante Conjunto Monumental de la Fortaleza de la Mota, se ha convertido en un referente dentro de la Ruta del Califato donde la rehabilitación y musealización del patrimonio se configura como motor de desarrollo local y del entorno urbano y rural que la rodea.

Alcalá la Real está declarada Conjunto Histórico Artístico, y la Fortaleza de la Mota, con sus murallas y Torre de la Alcazaba así como la red de atalayas ligadas a la misma, declarada Bien Cultural de Andalucía. 

 
 

 

 

 

 
 
Ponemos fin a nuestro recorrido por estas maravillosas tierras, volviendo a nuestro punto de partida y con una mochila cargada de grandes aprendizajes. 
 
Para concluir os dejamos dos vídeos de Alcalá la Real y uno de Almedinilla: 
 
 
VIDEO ALCALÁ LA REAL: 
 
VIDEO ALCALÁ LA REAL: 
 
VIDEO ALMEDINILLA: 

 

 

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