Los videojuegos son una atractiva forma de aprovechar (o malgastar, según se vea) el tiempo libre. Son entretenidos y tan inmersivos que te sirven para desconectar de las vicisitudes del devenir diario y más en los tiempos que vivimos. Esa función catártica sirve para prevenirnos de enfermedades mentales igual que irse de cañas con amigos o jugar al Pádel (o la dos cosas). Eso sí, como todo en la vida tiene que tener su justa medida y cierto autocontrol, puesto que su abuso puede conllevar a una adicción y dependencia como si de una droga se tratara.