Actividades Historia 4º de ESO. España, siglo XX, 2ª parte.

Continuamos con actividades del periodo de la Segunda República Española.

Fecha de entrega: Martes 9 de junio.

1. Define estos términos:

.Bienio negro .Revolución del 34 .Frente Popular .Brigadas Internacionales

.Comité de No Intervención .Sucesos de Casas Viejas .Sanjurjada

2. Comenta el siguiente texto histórico. ¿Por qué Azaña afirmaba que España había dejado de ser católica?

El señor Ministro de la Guerra, Manuel Azaña:

Señores diputados: Se me permitirá que diga unas cuantas palabras acerca de esta cuestión que hoy nos apasiona, con el propósito, dentro de la brevedad de que yo sea capaz, de buscar para las conclusiones del debate lo más eficaz y lo más útil. (…)

Ahora bien: puede suceder, de hecho sucede, ahora mismo está sucediendo, y eso es lo que nos apasiona, que principios tenidos por invulnerables, inspiraciones vigentes durante siglos, a lo mejor se esquilman, se marchitan, se quedan vacíos, se angostan, hasta el punto de que la realidad viviente los hace estallar y los destruye. Entonces hay que tener el valor de reconocerlo así, y sin aguardar a que la ciencia o la tradición se recobren del sobresalto y el estupor y fabriquen principios nuevos, hay que acudir urgentemente al remedio, a la necesidad y poner a prueba nuestra capacidad de inventar, sin preocuparnos demasiado, porque al inventar un poco, les demos una ligera torsión a los principios admitidos como inconcusos. (…)

La revolución política, es decir, la expulsión de la dinastía y la restauración de las libertades públicas, ha resuelto un problema específico de importancia capital, ¡quien lo duda!, pero no ha hecho más que plantear y enunciar aquellos otros problemas que han de transformar el Estado y la sociedad españoles hasta la raíz. Estos problemas, a mi corto entender, son principalmente tres: el problema de las autonomías locales, el problema social en su forma más urgente y aguda, que es la reforma de la propiedad, y este que llaman problema religioso, y que es en rigor la implantación del laicismo del Estado con todas sus inevitables y rigurosas consecuencias. Ninguno de estos problemas los ha inventado la República. La República ha rasgado los telones de la antigua España oficial monárquica, que fingía una vida inexistente y ocultaba la verdadera; detrás de aquellos telones se ha fraguado la transformación de la sociedad española, que hoy, gracias a las libertades republicanas, se manifiesta, para sorpresa de algunos y disgustos de no pocos, en la contextura de estas Cortes, en el mandato que creen traer y en los temas que a todos nos apasionan.

Cada una de estas cuestiones, señores diputados, tiene una premisa inexcusable, imborrable en la conciencia pública, y al venir aquí, al tomar hechura y contextura parlamentaria, es cuando surge el problema político. Yo no me refiero a las dos primeras, me refiero a esto que llaman problema religioso. La premisa de este problema, hoy político, la formulo yo de esta manera: España ha dejado de ser católica; el problema político consiguiente es organizar el Estado en forma tal que quede adecuado a esta fase nueva e histórica el pueblo español.

Yo no puedo admitir, señores diputados, que a esto se le llame problema religioso. El auténtico problema religioso no puede exceder de los límites de la conciencia personal, porque es en la conciencia personal donde se formula y se responde la pregunta sobre el misterio de nuestro destino. Este es un problema político, de constitución del Estado, y es ahora precisamente cuando este problema pierde hasta las semejas de religión, de religiosidad, porque nuestro Estado, a diferencia del Estado antiguo, que tomaba sobre sí la curatela de las conciencias y daba medios de impulsar a las almas, incluso contra su voluntad, por el camino de su salvación, excluye toda preocupación ultraterrena y todo cuidado de la fidelidad, y quita a la Iglesia aquel famoso brazo secular que tantos y tan grandes servicios le prestó. Se trata simplemente de organizar el Estado español con sujeción a las premisas que acabo de establecer.

Para afirmar que España ha dejado de ser católica tenemos las mismas razones, quiero decir de la misma índole, que para afirmar que España era católica en los siglos XVI y XVII. Sería una disputa vana ponernos a examinar ahora qué debe España al catolicismo, que suele ser el tema favorito de los historiadores apologistas: yo creo más bien que es el catolicismo quien debe a España, porque una religión no vive en los textos escritos de los Concilios o en los infolios de sus teólogos, sino en el espíritu y en las obras de los pueblos que la abrazan, y el genio español se derramó por los ámbitos morales del catolicismo, como su genio político se derramó por el mundo en las empresas que todos conocemos.

España, en el momento del auge de su genio, cuando España era un pueblo creador e inventor, creó un catolicismo a su imagen y semejanza, en el cual, sobre todo, resplandecen los rasgos de su carácter, bien distinto, por cierto, del catolicismo de otros países (…); y entonces hubo un catolicismo español, por las mismas razones de índole psicológica que crearon una novela y una pintura y un teatro y una moral españoles, en los cuales también se palpa la impregnación de la fe religiosa(…). Pero ahora, señores diputados, la situación es exactamente la inversa. Durante muchos siglos, la actividad especulativa del pensamiento europeo se hizo dentro del Cristianismo, el cual tomó para sí el pensamiento del mundo antiguo y lo adaptó con más o menos fidelidad y congruencia a la fe cristiana; pero también desde hace siglos el pensamiento y la actividad especulativa de Europa han dejado, por lo menos, de ser católicos; todo el movimiento superior de la civilización se hace en contra suya y, en España, a pesar de nuestra menguada actividad mental, desde el siglo pasado el catolicismo ha dejado de ser la expresión y el guía del pensamiento español. Que haya en España millones de creyentes, yo no os lo discuto; pero lo que da el ser religioso de un país, de un pueblo y de una sociedad no es la suma numérica de creencias o de creyentes, sino el esfuerzo creador de su mente, el rumbo que sigue su cultura.

Por consiguiente, tengo los mismos motivos para decir que España ha dejado de ser católica que para decir lo contrario de la España antigua. España era católica en el siglo XVI, a pesar de que aquí había muchos y muy importantes disidentes, algunos de los cuales son gloria y esplendor de la literatura castellana, y España ha dejado de ser católica, a pesar de que existan ahora muchos millones de españoles católicos, creyentes. ¿Y podía el Estado español, podía algún Estado del mundo estar en su organización y en el pensamiento desunido, divorciado, de espaldas, enemigo del sentido general de la civilización, de la situación de su pueblo en el momento actual? No, señores diputados.

Nosotros dijimos: separación de Iglesia y del Estado. Es una verdad inconcusa; la inmensa mayoría de las Cortes no la ponen siquiera en discusión. Ahora bien, ¿qué separación? ¿Es que nosotros vamos a dar un tajo en las relaciones del Estado con la Iglesia, vamos a quedarnos del lado de acá del tajo y vamos a ignorar lo que pasa en el lado de allá? ¿Es que nosotros vamos a desconocer que en España existe la Iglesia católica con sus fieles, con sus jerarcas y con la potestad suprema en el Extranjero? En España hay una Iglesia protestante, o varias, no sé, con sus obispos y sus fieles, y el Estado ignora absolutamente la Iglesia protestante española. ¿Vosotros concebís que para el Estado la situación de la Iglesia católica pueda ser mañana la que es hoy la de la Iglesia protestante?

Debate sobre la cuestión Religiosa. Intervención de Manuel Azaña, octubre de 1931.

3. Desarrolla un esquema con los distintos partidos políticos o movimientos del periodo republicano. Señala si estaban a favor o en contra de la República, a favor o en contra de las reformas, si eran de izquierdas o derechas, quiénes fueron sus líderes, etc.

(PSOE, Unión Republicana, Partido Radical, Izquierda Republicana, Partido Radical-Socialista, PCE, CEDA, Falange de las JONS, ORGA, Esquerra Republicana, Comunión Tradicionalista, CNT-FAI, PNV, Renovación Española…).

4. El debate sobre el sufragio femenino. ¿Quiénes son las primeras mujeres parlamentarias? ¿Cuál es su posición con respecto al voto femenino? Explica cada postura.

5. Comenta el siguiente texto histórico. ¿Cuál era el papel de Falange en la vida política de la Segunda República? ¿Qué defendía en este discurso su líder principal?

Ninguna revolución produce resultados estables si no alumbra a su César. Sólo él es capaz de adivinar el curso soterrado bajo el clamor efímero de la masa.

El jefe no obedece al pueblo: debe servirlo, pues es otra cosa bien distinta; servirlo es ordenar el ejercicio del mando hacia el bien del pueblo, procurando el bien del pueblo regido, aunque el mismo pueblo desconozca cuál es su bien. (…)

Ya es hora de acabar con la idolatría electoral. Las muchedumbres son falibles como los individuos, y generalmente yerran más. La verdad es la verdad (aunque tenga cien votos). Lo que hace falta es buscar con ahínco la verdad, creer en ella e imponerla, contra los menos o contra los más.

José Antonio Primo de Rivera, Diario Arriba, 4 de julio de 1935.

 

6. Realiza una línea del tiempo que cubra todo el periodo de la Segunda República con los siguientes sucesos ordenados temporalmente y 3 grandes periodos (Bienio reformista, Bienio Negro, Frente Popular):

.Revolución de 1934, Casas Viejas, Expulsión del Cardenal Segura, Golpe de Estado de julio de 1936, Victoria del Frente Popular, Asesinato del teniente Castillo, asesinato de Calvo Sotelo, Caso del Estraperlo, Elecciones 1933, entrada ministros CEDA.

One thought on “Actividades Historia 4º de ESO. España, siglo XX, 2ª parte.

    1. Hola Mercedes.
      Pues no exactamente. Aunque la Segunda República es un sistema político inclinado hacia la izquierda, existen partidos y movimientos republicanos de derechas, que querían moderar, paralizar o frenar las reformas.
      El mismo presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora, o Miguel Maura, que se sumaron al Pacto de San Sebastián formaban parte de la Derecha Liberal Republicana.
      Alejandro Lerroux, del Partido Radical, jefe de gobierno durante el Bienio Negro o Conservador, hizo todo lo posible para paralizar las reformas del bienio.
      En resumen, no todos los republicanos eran de izquierdas y no todos los conservadores eran antirrepublicanos.

  1. Por otro lado, la mayoría de republicanos se inclinó a la izquierda, con Azaña a la cabeza, al considerar que lo que el país necesitaba era una serie de reformas que consiguieran mejorar las condiciones de la clase obrera y campesina, haciendo así alianza con el PSOE (y evitando que las fuerzas obreras -PSOE, PCE, CNT- se inclinaran hacia posturas revolucionarias y no reformistas).

    En el PSOE -algo que no he preguntado pero que está bien saber-, la alianza con los republicanos era una novedad y no era la única opción por otro lado.
    El sector de Indalecio Prieto era el partidario de colaborar en las reformas con los republicanos. El sector de Largo Caballero -líder de la UGT- era partidario de una revolución socialista antes que de la cooperación en una república reformista (sin embargo su posición cambiará con el tiempo y se convertirá en ministro de trabajo en 1931).

    El Partido Comunista se manifestó en contra de la República en 1931, al considerar que se trataba de una república reformista y burguesa. Sin embargo, con el ascenso del fascismo, se convirtió en uno de los principales puntales de apoyo de la República (especialmente durante la Guerra Civil). (Es decir, si se dice que en un principio está en contra de la República y luego a favor sería más que correcto).

    Esta actitud cambiante entre reforma o revolución, especialmente dentro del PSOE, es la que explica la revolución de 1934.

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