Cada vez son más los padres que deciden romper con los estereotipos y dedicarse por completo al cuidado de sus hijos. Las razones que los llevan a tomar esta decisión son variadas, desde el instinto paternal, hasta la situación económica de la familia. Sin embargo, sea cual sea la causa, lo cierto es que los hombres son capaces de criar a sus hijos brindándoles tanto amor, seguridad y protección como las madres.

cosas que a un padre no le gusta escuchar

De hecho, atrás ha quedado el mito del hombre como mero sostenedor económico del hogar y cada vez hay más padres que fungen como cuidadores primarios de sus hijos. Obviamente, a estos padres entregados que no se rigen por los convencionalismos sociales, hay algunas frases que les sientan muy mal y que no les deberías decir jamás.

¿Cuáles son?

  • 1. Déjame a mí, tú no lo haces tan bien. Es cierto que algunos padres pueden ser menos diestros en algunas tareas del cuidado infantil pero no es menos cierto que pueden aprender y mejorar. Por tanto, en vez de tomar su lugar, enséñale cómo hacerlo y dale la oportunidad para practicar.
  • 2. No te preocupes, mamá volverá enseguida. Esta frase es muy frecuente. De hecho, quizás la hayas dicho en alguna ocasión o la has escuchado en boca de alguna amiga. Sin embargo, detrás de estas simples palabras se esconde la creencia de que la protección y la seguridad corren a cargo de la madre, cuando en realidad no es así. De esta forma se relega al padre a un segundo plano y se le niega su derecho de proteger y cuidar al bebé.
  • 3. ¿Te ha tocado hacer de niñera? Es difícil romper con ciertos tabúes pero que el padre se dedique a cuidar a sus hijos no significa que haga de niñera, simplemente está cumpliendo con su obligación. Debes tener presente que desde el momento en que el bebé viene al mundo, tanto la madre como el padre tienen los mismos deberes y compromisos.
  • 4. Se nota que ha sido su padre quien lo ha vestido. Normalmente las mujeres suelen estar más pendientes de los detalles en el momento de vestir a los niños pero esto no significa que los padres no puedan hacerlo bien o incluso mejor que muchas madres. En realidad, lo que importa es que el niño se sienta cómodo y lleve la ropa adecuada a la estación, fresca en verano y calentita en invierno. Lo demás se aprende sobre la marcha.
  • 5. Mamá, ¿qué necesita para su niño? La mayoría de las veces, cuando los padres entran a una tienda con el niño, los vendedores suelen dirigirse a la madre para ofrecerle los productos, es como si el padre no existiese y no tuviese voz ni voto. Obviamente, se trata de un ejemplo fehaciente del hecho de que en la cultura popular se ha asentado la imagen de la madre como cuidadora y proveedora de los principales cuidados que necesita el niño.
  • 6. El niño está mejor con su madre. La importancia de la madre es indiscutible, sobre todo en los primeros meses, cuando a través de la lactancia fomenta un vínculo muy especial con el bebé. Sin embargo, eso no significa que el padre no sea capaz de proteger, alimentar y cuidar a su hijo.
  • 7. Eso es peligroso para el niño. Muchas personas suelen increpar a los padres pensando que estos no tienen ni idea de cómo educar y proteger a un niño. Sin embargo, los padres al igual que las madres tienen un instinto natural que les lleva a defender a sus hijos. Es cierto que algunos lo desarrollan más que otros pero los padres no harían algo de manera intencional para dañar a su propio hijo.

¿El cerebro de las madres funciona diferente al de los padres?

Un curioso estudio realizado en la Universidad de Bar-IIan, en Israel, analizó cómo reaccionaban los cerebros de un grupo de padres y madres primerizos. A estas personas les mostraron vídeos de padres relacionándose con sus hijos, así se pudo apreciar que en las mujeres había una actividad más intensa en la zona de la amígdala, relacionada con el control de las emociones, mientras que en los padres se activaba más el surco temporal superior, vinculado a la socialización.

¿Qué significa esto? Que las mujeres suelen reaccionar de manera más instintiva y emocional mientras que los padres son más racionales y empáticos, diferencias que se explican a raíz de los cambios hormonales que experimenta la madre durante el embarazo.

Sin embargo, lo interesante de esta investigación es que también desveló que cuando los padres fungían como cuidadores primarios, su cerebro respondía como el de las madres, con una activación intensa de la amígdala. Por tanto, se trata de la confirmación científica del hecho de que los padres pueden ser tan afectuosos y protectores como las madres.