Los estudiantes universitarios que estudian fuera de su ciudad de origen viven una auténtica odisea buscando alojamiento: la escasa oferta, los precios desorbitados y los requisitos cada vez más prohibitivos hacen casi imposible encontrar un piso en el que vivir durante el curso.
Pero no desesperes: con estos consejos podrás encontrar el lugar ideal para vivir y asegurarte de que la experiencia sea lo más llevadera posible.
Búsqueda de la habitación: cómo elegir la más adecuada
El primer paso, y quizás uno de los más importantes, es la elección de la habitación.
Aquí es crucial que valores tanto el precio como tus necesidades personales. No todas las habitaciones son iguales, y aunque algunas puedan parecer ideales por su precio, puede que no sean lo más adecuado para ti.
Piensa en la ubicación: ¿está cerca de tu universidad o te supondrá largos trayectos diarios?
El tiempo que gastes en transporte puede convertirse en una fuente de estrés, así que opta por algo que te quede a mano.
Además, presta atención al estado de la habitación: ¿es luminosa? ¿Tiene espacio para estudiar cómodamente?
No olvides también pensar en los servicios que incluye el piso.
El internet es esencial para cualquier estudiante, y una cocina bien equipada puede ahorrarte muchos quebraderos de cabeza (y de bolsillo).
Conoce tus derechos: lo que no te puede pedir
Alquilar puede ser complicado si no conoces bien tus derechos.
Hay ciertos documentos o condiciones que una inmobiliaria o arrendador no pueden exigirte.
Por ejemplo, no pueden cobrarte por visitar el piso, una práctica que desgraciadamente se está convirtiendo en habitual en grandes ciudades como Barcelona.
Es ilegal, y no estás obligado a pagar por ver una vivienda que no sabes si vas a alquilar.
Por ley, tampoco pueden exigirte más de dos meses de fianza (y lo habitual es uno solo), ni que pagues una mensualidad por los «gastos de agencia», como se hacía antiguamente: ese es un gasto que, tras las últimas reformas de la ley de vivienda, corresponde siempre al arrendador, y no al arrendatario.
Exige siempre contrato y un inventario con fotos
Hay muchos arrendadores que no quieren hacer un contrato porque prefieren no declarar que tienen el piso de alquiler.
Lo ideal es que no accedas a este tipo de arrendamientos, pero, si no te quedan más opciones, exige un contrato por escrito aunque los pagos se hagan en negro.
El contrato, aunque no esté dado de alta en ningún organismo oficial, es un documento privado con valor legal que produce efectos jurídicos y que, en caso de disputa con el casero, puede ser de gran ayuda para que cumpla todo aquello a lo que se comprometió.
Para evitar sorpresas desagradables, exige siempre que el contrato incluya un inventario detallado del estado del piso.
Este inventario debe estar acompañado de fotos que dejen claro cómo se encontraba la vivienda cuando te mudaste.
De este modo, si el arrendador intenta retener parte de la fianza alegando daños o desperfectos, tendrás pruebas claras de que la vivienda estaba en perfectas condiciones cuando te instalaste.
Otro consejo valioso es documentar cualquier desperfecto o fallo que notes durante los primeros días.
Avisa de inmediato al propietario para que quede constancia por escrito.
Si no lo haces, podrían intentar achacarte esos daños al final del contrato.
Con el inventario y las fotos en mano, podrás reclamar con tranquilidad cualquier cantidad retenida injustamente.
Reducción de costes
Compartir piso es una de las opciones más comunes y efectivas para ahorrar dinero.
No solo dividirás el alquiler, sino también los gastos de servicios como el agua, la electricidad o el internet.
Pero además de compartir gastos, hay otras formas de reducir costes que pueden marcar la diferencia.
Busca pisos que no estén en el centro de la ciudad, donde los alquileres suelen ser más altos.
Las zonas bien conectadas con transporte público, aunque estén un poco más alejadas, pueden suponer un ahorro considerable.
Oportunidad de hacer nuevas amistades
Uno de los aspectos más emocionantes de alquilar piso como universitario es la oportunidad de conocer gente nueva.
Compartir un hogar con otros estudiantes te permitirá forjar amistades que, en muchos casos, durarán toda la vida.
En muchos casos, si la convivencia es buena los compañeros de piso se convierten en una segunda familia, y son quienes estarán ahí para ayudarte cuando lo necesites.
Si eres nuevo en la ciudad, vivir con otras personas puede ayudarte a integrarte más rápido y descubrir lugares y actividades que quizás no conocerías de otra manera.
Consejos que pueden mejorar tu experiencia de convivencia con tus compañeros
La convivencia no siempre es fácil, pero con un poco de sentido común, se puede lograr que la experiencia sea mucho más llevadera.
Lo primero es la comunicación. Habla con tus compañeros desde el principio sobre las normas básicas de convivencia.
Cosas tan simples como un calendario de limpieza o cómo se dividen los gastos pueden evitar malentendidos y tensiones innecesarias.
Es fundamental respetar los espacios comunes y mantener un ambiente de respeto mutuo.
La convivencia mejora cuando hay un buen ambiente y apoyo entre todos.
Y si alguna vez surge algún conflicto, trata de solucionarlo lo antes posible, hablando con calma y buscando una solución que funcione para todos.