Un docente es normalmente el encargado de gestionar todas las actividades que se llevan a cabo dentro del aula. Tanto en ambientes infantiles como con alumnado adolescente e incluso, con universitarios que suelen ser ya más adultos, el papel del docente es indispensable para que el proceso de enseñanza-aprendizaje se desarrolle de la mejor forma posible y con resultados idóneos para los alumnos. 

En este sentido, la importancia de que un docente sepa ejercer un liderazgo motivador es imprescindible para que los alumnos puedan aprender a su ritmo, sintiéndose animados para estudiar. Para esto, es imprescindible que los docentes se formen dentro del ámbito de la motivación ya que, sólo así, se pueden conseguir más y mejores resultados traducidos en aprendizajes significativos. 

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Por todo esto, en el día de hoy queremos incidir en cuáles son las claves que determinan que un buen docente pueda ejercer este tipo de liderazgo motivador dentro de las aulas, centrándonos en aquellos aspectos que son más determinantes y que pueden influir en mayor medida en la actitud que tengan los estudiantes. 

Habilidad para resolver conflictos

La primera habilidad que debe tener un buen docente para contar con un liderazgo motivador es la de conocer recursos y claves para resolver conflictos. En este sentido, lo cierto es que encontramos muchas similitudes entre las aulas y las empresas, donde los líderes también deben ser muy eficientes con la motivación: trabajos colaborativos, un ambiente que propicie el aprendizaje y algunos aspectos que enriquezcan y fomenten la motivación entre los alumnos o trabajadores para lograr objetivos comunes. 

Del mismo modo, también es muy interesante que los docentes se formen dentro de este ámbito al igual que se hace en el sector corporativo, ya que pueden encontrar una variedad de recursos para mejorar sus clases. 

Ser proactivo con los alumnos

Otra de las cualidades que un docente motivador debe tener para conseguir mejores resultados en sus alumnos es ser proactivo. En este sentido, nos referimos a no repetir siempre los mismos esquemas de enseñanza, intentando introducir nuevos métodos que motiven a los alumnos a aprender, investigar y descubrir. Esto es también un buen recurso para crear disconformidad, a dar espacio al derecho a disentir, obligando a los alumnos a que se reciclen asiduamente aprendiendo nuevas formas de lograr sus objetivos. 

Liderar de manera natural y social

Un buen docente con capacidades motivadoras ejerce siempre su liderazgo de una forma natural y social, comportándose como un miembro más del grupo de trabaja para lograr los objetivos comunes. Es muy importante que los alumnos sientan que el docente es uno más del grupo, que estará ahí para acompañarlos y guiarlos en su ruta por el conocimiento. Sólo viendo cómo el docente se implica, lograremos que los alumnos se comprometan mucho más y, finalmente, que logren los objetivos de manera más óptima y divertida. 

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Trabajar las capacidades comunicativas

Otro de los puntos que un buen docente debe trabajar son sus capacidades comunicativas. Para poder motivar al alumnado es necesario saber comunicar el mismo mensaje de muchas formas diferentes, para que todos se sientan integrados y puedan ver cómo se adaptan los contenidos a sus diferentes capacidades, condiciones e intereses. 

Así, los docentes deben preocuparse por aprender a comunicar y por practicar la escucha activa, de la que podrán extraer muchísima información relevante que les ayudará a adaptar sus mensajes a su audiencia, contando con una respuesta mucho más positiva. 

Ser empático y practicar la adaptación

Un buen docente debe trabajar también su capacidad para ser empático y saber adaptarse a diferentes necesidades y situaciones que vayan surgiendo dentro del aula. En este sentido, es muy importante tomar tiempo para escuchar y comprender qué preocupa o qué necesita el grupo de alumnos para poder brindarles opciones y soluciones que estén a la altura de sus circunstancias. 

De este modo, reducimos la sensación de incomodidad y la frustración y abrimos puertas para que sean ellos mismos, mediante el debate y las alternativas que les ha dado su profesor, los que lleguen al mejor resultado posible para todos. 

Tener capacidad para motivar

Para ser un líder motivador dentro de una clase debemos preocuparnos por estudiar diferentes maneras de encontrar aquellos aspectos que animan a nuestros alumnos a estudiar y aprender. Para esto, es importante ser consciente de que en muchas ocasiones la motivación para hacer una actividad viene directamente de un gusto o interés personal; por eso, es indispensable mantener diálogos fluidos con el alumnado en los que se hable de diversos temas propios de la edad, además de los contenidos de la asignatura. 

Saber qué deportes les gustan, a qué dedican el tiempo libre o de qué manera aplican los métodos de estudio pueden ser grandes fuentes de información para captar la motivación y explotarla al máximo para así conseguir los mejores resultados. 

Ser analítico

Finalmente, además de contar con todas las cualidades que ya hemos mencionado, un buen profesor que quiera liderar a su clase a través de la motivación debe tener la capacidad de observar detenidamente a su audiencia y analizar sus mensajes y comportamientos. 

De esta forma, se puede tener una visión mucho más realista acerca de la situación en la que se encuentran para adaptar los contenidos y las explicaciones, utilizando métodos que puedan ser más directos y beneficiosos para el aprendizaje actual y future.