Beneficios del yoga en niños/as. Una herramienta para la vida.

 

El objetivo hoy es dar a conocer a la comunidad educativa una herramienta muy beneficiosa : » la práctica de yoga en niños y niñas » . Llevamos  varios cursos ejercitando la relajación mediante un poco de mindfulness. A través de meditaciones, tales como la ranita o la nube, ejercicios de respiración, aprendizajes de mantras y juegos para la atención, de vez en cuando ya nos atrevemos a practicar alguna sesión de yoga.

Durante el mes de Febrero nuestros alumnos empezarán a recibir  una sesión semanal de yoga,  gracias a la colaboración altruista de una antigua mamá, profesora de yoga infantil, que de forma desinteresada se ha ofrecido a compartir esta maravillosa experiencia con alumnos y profesoras.

Las bondades que aporta el yoga en niños son muchas y cada vez más estudios los corroboran, desde beneficios físicos como una mayor flexibilidad, una mejor postura y una mayor conciencia corporal, a beneficios emocionales y mentales como una relación más sana ante situaciones tensas o que requieran cierta  capacidad de concentración.

«Lo más importante es que el yoga les ayuda a establecer la conexión cuerpo-mente-emociones, les ayuda a darse cuenta de que todo se refleja en el cuerpo. «Si me siento como en una nube, o como si tuviera un nubarrón encima, o me siento muy cerrado, puedo trabajar desde el cuerpo, puedo respirar ampliamente, para centrarme, para sentirme mejor, para despejarme… «. Así como el autoconocimiento y el respeto al propio cuerpo como uno de los beneficios más profundos que puede tener el yoga a edades tempranas.

El tomar conciencia de nuestro cuerpo puede ser una herramienta valiosa en momentos difíciles. » Mediante el yoga no solo se auto ayudan a concentrarse con su respiración, sino que además descubren en su interior herramientas para volver a la calma en momentos de susceptibles de sentir estrés y nervios.

 POSTURAS DE YOGA PARA NIÑOS

Ni hay unas posturas de yoga específicas para niños, ni todo son posturas en el yoga para niños. Pero vayamos por pasos.

En general, los niños realizan las mismas posturas que los adultos, salvo las posturas sobre la cabeza en el caso de los niños más pequeños, pues sus cervicales aún se están formando. «En esencia es lo mismo, solo que las posturas pueden estar simplificadas en algunos casos y no les hablas en sánscrito, sino utilizando los nombres más descriptivos, los nombres de animales o de elementos de la naturaleza«.

Es bueno contarles la historia de que en la India a la gente les gustaba mucho la naturaleza y que veían un árbol y se ponían a ser como un árbol: igual de fuerte y  flexible. O que veían un perro y querían ser como él, así que se ponían a estirar la espalda como él y esas cosas. Y que de ahí salen las posturas de yoga, de la observación de la naturaleza y de la conexión con la naturaleza».

De todas formas, sí hay posturas que son más habituales en las clases de yoga para niño, precisamente las que se inspiran en animales y elementos de la naturaleza, pues a los niños les resultan divertidas y fáciles de entender. Algunas, por ejemplo, son:

  • El árbol: los más pequeños se pueden apoyar en la pared, luego se pueden apoyar el uno en el otro…
  • La cobra: si se acompaña de sonidos es ideal para trabajar la respiración.
  • La postura del niño o de la hoja plegada: es ideal para relajarse y se le puede dar un masajito en la espalda mientras la hacen.
  • El perro boca abajo: se les puede preguntar cómo se movería el perro, o cómo haría pipí, para que levanten l pierna…
  • El gato: una gran postura para desperezarse por las mañanas y que resulta muy fácil de entender.
  • El león: si se acompaña de un rugido, ayuda a sacar el enfado, y puede ser de gran ayuda en caso de rabieta. Se puede también practicar por parejas mirándose uno a otro, lo que puede ser muy liberador y acabar en risas.
  • El avión: una buena postura de equilibrio, muy divertida, aunque difícil para los más pequeños.
  • El guerrero: en sus diferentes variantes, ideal para que sientan la fuerza y exploren cómo les hace sentir.
  • El saludo al sol: un buen trabajo físico que resulta divertido y que trabaja la conexión con la naturaleza y el agradecimiento, ideal también para hacer en casa por las mañanas, mirándose uno a otro, para que puedan seguir las posturas por imitación.

Por supuesto, hay muchísimas más y existe una gran cantidad de recursos con posturas de yoga para utilizar tanto en clase como en casa (tarjetas de yoga, cubos de posturas, pósters…). La diferencia estriba básicamente en cómo se suelen realizar:

  • Se entra en las posturas a través del juego, por ejemplo contando un cuento en el que se van representando los animales y elementos de la naturaleza que van apareciendo. O utilizando tarjetas o dados de yoga con las posturas que pueden ir eligiendo a su gusto.
  • Se mantienen poco rato, menos cuanto más pequeños son los niños.
  • La precisión no importa: no se corrige la postura, especialmente en los primeros años.
  • Se puede animar a hacer las posturas emitiendo sonidos, a rugir como un león, a hacer un sonido sibilante en la cobra… Es una forma de trabajar la respiración en la postura sin decirlo.
  • Se ofrecen imágenes que apelan a su imaginación y les ayudan a entender mejor la postura, como en la postura del gato hablar de hacer el «gato enfadado».

Más allá del trabajo con las posturas a través del juego, en las clases de yoga para niños se hacen también tomas de contacto al principio de las sesiones, relajaciones, visualizaciones… y muchas otras actividades que, aunque a priori puedan parecernos otra cosa, también son yoga.

CÓMO SE ENSEÑA YOGA A LOS NIÑOS.

Uno puede creer a priori que con los niños lo único que se puede hacer es una versión simplificada o descafeinada del yoga, pero el yoga para niños puede tener tanta profundidad como el yoga para adultos y, en la práctica, va mucho más allá de la simple realización de posturas de yoga sencillas para que se vayan acostumbrando ellas.

El yoga para niños es simplemente un yoga que se desarrolla de forma diferente,  en el que se tienen en cuenta las necesidades de los niños a cada edad y en el que se recurre al juego y a la creatividad para motivarlos y guiarlos.

A través de cuentos, juegos, retos e incluso manualidades, marionetas o instrumentos musicales… los niños se van introduciendo poco a poco en una práctica que les divierte, les cuida y les ayuda a conocerse mejor. Pero no es lo mismo el yoga para niños de 3 o 4 años que el yoga para niños de 6, 12 o 15 años…

A partir de los 2 o 3 y hasta los 6 años el yoga sigue siendo ideal. La clave de la práctica a esta edad debe basarse en la creatividad y el dinamismo. Se trabaja poco tiempo, de forma más  lúdica, porque los más pequeños no pueden mantener las posturas mucho tiempo: se distraen más».

La precisión en las posturas es lo de menos, como hemos dicho anteriormente. Sorprendentemente, a veces los niños más pequeños son capaces de realizar algunas posturas con bastante facilidad. «Hacer yoga con ellos es, en realidad, colaborar con lo que ya son, acompañarlos«. Si observas a los niños, ves que cuando empiezan a moverse lo hacen con movimientos de yoga. ¡Es algo increíble!»

Para trabajar la respiración en los niños pequeños y no tan pequeños se pueden utilizar recursos sencillos y lúdicos de lo más variados: soplando molinillos, velas, hojas secas en otoño, bolitas de fieltro…, haciendo burbujas, colocando un peluche sobre la tripa y viendo cómo sube y baja…

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Nos despedimos, no sin antes agradecer a Inma su colaboración.

 

 

 

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