Visita a las marismas

Los gnomos amigos de David nos han guiado durante el primer trimestre por distintos entornos y han compartido con nosotr@s su cariño por los animales y por cuidarlos.
Ha sido esa la principal razón que nos ha llevado a visitar a la marisma. Nuestra localidad es privilegiada por estar rodeada por esta maravilla que es el río Odiel, su marisma con su flora y su fauna.
Mis niños, mis niñas y yo estábamos esperando esta salida impacientes.

La hemos disfrutado a tope. Los monitores nos esperaban para darnos la chapa de vigilante de la marisma. A medida que íbamos superando retos la chapa se pondría más y más brillante.

Primer reto: conocer a Marismito y a sus amigos.
«Hace algún tiempo vivía en la marisma un cangrejo muy de aquí que se llamaba Marismito. Cuando la marea estaba baja salía de su cuevita a buscar comida a jugar con sus amigos y cuando estaba alta se escondía.

Un día vino a verle su amiga la garza para decirle que se tenía que ir a otro lugar. Las personas estaban utilizando el río para los barcos y molestaban todo el rato. Marismito se puso azul de la tristeza que le dio y se escondió en su cueva.



Al día siguiente se encontró con la espátula Plata. También se iba a marchar porque las personas estaban matando los mosquitos y ya no tenía comida. Marisquito se puso rojo del enfado que cogió y se escondió en su cueva.
 
El águila pescadora también tenía pensado irse porque las personas estaban ensuciando las aguas y no tenía peces para comer. Marismito se puso negro y le entró tanto miedo que se escondió para no salir.

Casi todas las aves se iban a marchar y Marismito no sabía qué hacer…


Por el río iban paseando en barca tres niños. Al subir la marea una ola tiró a dos de ellos al río y gritaron pidiendo ayuda. Marismito y sus amigos les ayudaron y les contaron lo que estaba pasando en la marisma. Uno de los niños se lo contó a su tío que tenía mucho dinero y le gustaban mucho los animales. Se llamaba Anastasio Senrá. Él fue el que hizo todo lo que pudo para cuidar y recuperar el río.
Ya ningún animal se tuvo que ir de la marisma y marismito se puso amarillo de alegría.
Ahora todos están tranquilitos y en calma sabiendo que nadie les va a volver a hacer daño.» 

Segundo reto: ver la exposición con los instrumentos que usan para anillar aves.

Tercer reto: caminar por la marisma y ver las aves.

Hasta vimos huellas de zorro.

Cuarto reto: llevarnos un recuerdo para casa.

Pero no nos lo hemos llevado todavía porque lo necesitamos en clase.
Quinto reto: visita al hospital de animales.

El cuervo Blas había sido adiestrado para robar en las tiendas. Está allí para reformarse.

La espátula Plata se había enganchado con un cable y tenía una ala cortada, más pequeña.

El búho Lola se había criado entre personas y no sabía volar ni cazar. Estaba allí para aprender.

De vuelta a casa teníamos la chapa super super brillante, ¡HABÍAMOS SUPERADO TODOS LOS RETOS!

Victoria

¡Gracias por estar ahí!

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