RAZONES PARA UNA EVALUACIÓN CRITERIAL

La evaluación criterial es una tarea compleja que requiere una planificación bien pensada, flexible y adecuada (que nos permita medir la totalidad de los criterios del currículo, muchos de ellos en varios momentos del curso y con instrumentos distintos) por un lado, y, por otro, un sistema de gestión para la abundante información que se obtiene, tanto a nivel individual de cada alumno/a como a nivel de grupo-clase.

Por tanto, evaluar por criterios es laborioso. ¿Y por qué hacerlo? Si comparamos la evaluación tradicional (en la que se ponderaban los instrumentos y los exámenes tenían un peso significativo) con la evaluación por competencias, las diferencias son enormes. Y en todos los puntos la evaluación criterial es mucho mejor, salvo -quizás- en su sencillez.

Algunas de las razones por las que debemos apostar, sin lugar a dudas, por una evaluación criterial son:

-Ofrece mucha información (feedback), tanto al alumno / a como a las familias y al docente.

Si solo calificamos los instrumentos, la información que obtenemos es mínima. Por ejemplo, si un alumno ha sacado un 4 en su último examen, podemos preguntarnos: ¿en qué ha fallado? ¿Qué aprendizajes no ha adquirido? ¿Qué ha hecho bien, qué ha hecho regular y qué ha hecho mal? No hay respuesta.

Sin embargo, con una evaluación criterial la información es amplia y detallada. Por ejemplo, a un alumno concreto podemos decirle que en el criterio de comprensión lectora ha obtenido un 4, mientras que en el de expresión escrita ha sacado un 8. Por tanto, alumno, docente y familia pueden ver con claridad qué hace bien el alumno y en qué debe mejorar.

-Evidencia las oportunidades de mejora al alumno/a.

Si a un alumno/a le mostramos un examen con un 5, no le estamos explicando el camino que debe seguir para mejorar sus calificaciones. ¿En qué debe mejorar? Sin respuesta.

En cambio, mediante una evaluación criterial le estamos dando de una forma clara sus oportunidades de mejora, es decir, en qué aspectos concretos de nuestra área o materia tiene todavía cierto margen de mejora.

-Implica un cambio metodológico.

La evaluación por competencias no existe sin una metodología competencial. Es evidente la relación directa existente entre evaluación y metodología. Por tanto, si un docente se decide a llevar a cabo una evalución criterial, estará haciendo al mismo tiempo importantes cambios en la metodología.

Esto se debe a que los criterios son tan variados y hacen referencia a aprendizajes tan diferentes que es imprescindible ampliar el abanico de metodologías necesarias para trabajarlos todos en el aula y también para evaluarlos. Un cambio en la evaluación conlleva necesariamente un cambio en la metodología.

-Facilita la atención a la diversidad.

La atención a la diversidad es uno de los mayores retos a los que debe hacer frente todo docente. Y con una evaluación criterial resulta algo más fácil llevarla a cabo, pues se trabajan criterios diferentes que se pueden adaptar a las características y al ritmo especial de aprendizaje de cada uno de nuestros alumnos / as, haciendo que la enseñanza sea mucho más personalizada.

Por ejemplo, si un alumno evidencia dificultades en comprensión lectora, podemos trabajar los criterios vinculados con esta destreza más con él, diseñar un plan específico de trabajo de este tema, plantear tareas multinivel, prestarle una atención mayor en el aula al trabajarla, etc.

-Se valora el proceso de aprendizaje y no solo el resultado.

Esto es algo muy importante. Aprender es recorrer un camino, y no se puede valorar únicamente el resultado final, sino que también es importante el trabajo que hay detrás para llegar hasta esta meta.

Todo este trabajo, que antes quedaba invisibilizado por el producto final o, al menos, no era reconocido por ninguna calificación, ahora se puede valorar por diversos criterios, con lo que una parte de la calificación corresponderá al camino que se ha recorrido.

-Amplía la variedad de instrumentos y técnicas de evaluación.

No es posible -ni tampoco adecuado- abarcar la totalidad de los criterios del currículo con un único tipo de instrumento de evaluación. Si se apuesta por una evaluación criterial, los instrumentos y las técnicas a las que el docente debe recurrir se diversifican inevitablemente.

Además, se acaba con el reinado de las pruebas escritas. Ya no son lo único -o casi- que cuenta para la calificación.

-Ofrece evidencias al docente para modificar / personalizar / adaptar el proceso de enseñanza.

La evaluación criterial proporciona al docente un caudal enorme de información sobre cómo se está desarrollando el aprendizaje de nuestro alumnado, tanto de forma individual como de forma grupal.

Esta información puede y debe ser analizada por el docente para gestionar el proceso de enseñanza de forma adecuada. De esta forma, si se observan dificultades en criterios relacionados con la gramática, por ejemplo, deberá tomar decisiones pedagógicas para darle respuesta a esta realidad: retomar el tema, repasarlo, preparar una batería de actividades específicas, etc.

-Se adecua al trabajo por competencias.

No es posible evaluar por competencias si no se trabaja por competencias. Y la evaluación criterial se adapta a la perfección al trabajo por competencias, pues los criterios están relacionados por el currículo a las competencias clave.

-Motiva al alumnado.

La evaluación criterial muestra a cada alumno qué hace bien y en qué debe mejorar. Así, el alumno no ve únicamente la calificación final, sino que se le muestran aspectos positivos y también los negativos. Esto es mucho más motivador que recibir únicamente malas noticias.

-Cumple la normativa sobre evaluación.

Todo docente debe cumplir la normativa, evidentemente. Y en las Órdenes que desarrollan el currículo LOMLOE en Andalucía (por ejemplo, la de ESO) se apuesta de forma explícita por una evaluación en la que el referente fundamental no es otro que los criterios de evaluación.

Por tanto, todas estas razones -y muchas más- fundamentan que se lleve a cabo una evaluación criterial.

7 comentarios

  1. Juan Manuel

    Buenas, Alfonso.

    Todas las opiniones son respetables, aunque no estemos de acuerdo. De hecho, nuestra sociedad está llena de opiniones diferentes y esto -lejos de ser algo negativo- es algo enriquecedor.

    Es una obviedad que una ley educativa puede cambiar muchas cosas, pero no todo. Si no se acompaña esta de muchas medidas más (bajada de ratio, mejores equipamientos tecnológicos, etc.) y también de una mayor conciencia social hacia la importancia de la educación en la vida, los cambios que provoque la ley serán limitados.

    En cualquier caso, yo opto por no quedarme de brazos cruzados. Intento hacer cambios para mejorar día a día. Nos va la vida en ello.

    Saludos.

  2. Alfonso Rojas

    Me parece que todo esto una teoría vendehumos porque está basada en palabrerías vacías y biensonantes y que además dificulta el trabajo del docente a la hora de evaluar con , los padres y alumnos se pierden entre tanta terminología y algoritmos para saber cuál es la nota que van a tener en el trimestre -que ni el mismo docente es capaz de poner en pie- que es lo que les interesa. Y luego te quita un tiempo enorme para preparar mejor los contenidos y cómo que enseñarlos.
    En fin, todo está diseñado para que se reduzca el fracaso educativo a base de aprobar sin saber y así tener mano de obra barata. No sé cuantos años más necesitan los dirigentes políticos y sus palmeros para darse cuenta que llevamos 30 años cuesta abajo y sin frenos.
    La educación no importa en España, ni a alumnos, ni padres, ni profesores, ni a políticos. Y así vamos, hablando del sexo de los ángeles.

  3. Gerente

    El grupo considera que esta evaluacion normativa  segun  deberia ser poco usada en el proceso de evaluacion, ya que un mismo alumno que se situa en dos clases diferentes, una clase con alumnos de alto nivel y la otra con alumnos de nivel mas bajo seria calificado de distinta forma de acuerdo con la clase en la que se le ha situado, lo que independientemente de otras consideraciones nos lleva a pensar  en la inadecuacion del proceso evaluador practicado.

  4. Juan Manuel

    Buenas, Manuel Ángel.

    Gracias por leer el artículo y por tu reflexión.

    Estoy de acuerdo en mucho de lo que has dicho, pero con un matiz. Es cierto: no es algo fácil. Para hacerlo bien, requiere mucho tiempo (de reflexión, de planificación, de elaboración de materiales, de análisis de datos, de organización…) No hay duda.

    Además, conlleva muchos problemas: acuerdos de departamento para que conste en la programación, convencer a los compañeros / as, mostrarles cómo hacerlo, explicárselo a tus alumnos/as y a sus familias, etc. Los he vivido casi todos en primera persona.

    Y quizá lo más difícil (pero también lo más importante) es atender a la diversidad en nuestras aulas. No todos nuestros alumnos tienen un mismo ritmo de aprendizaje, ni la misma motivación, ni las mismas dificultades… Y dar una respuesta educativa a todo esto -teniendo en cuenta la ratio actual- es cuanto menos un desafío. Estoy de acuerdo.

    Pero soy más positivo (o estoy más loco, lo reconozco). Se debe y se puede hacer. Los docentes no tenemos varitas mágicas y fracasamos con muchos alumnos / as, desgraciadamente. Pero debemos intentar hacerlo lo mejor posible. Nuestro alumnado se lo merece. Para ello necesitamos voluntad de cambio, trabajo, formación y recursos (humanos y técnicos). Muchas veces no tenemos estas cuatro cosas al mismo tiempo y los resultados no son como podrían ser, pero seguro que contamos con algunas de ellas y hay que hacer todo lo que podamos.

    Ánimo.
    Saludos y muchas gracias de nuevo por compartir tu reflexión.

  5. Manuel Ángel

    Todo este tema es muy frustrante porque se vende muy bien y es muy atractivo para el desconocedor de aquellas personas ajenas a lo que implica esta metodología.
    La evaluación por competencias implica el diseño de instrumentos de evaluación para cada una de ellas, pero lo que el público en general no sabe es que hay un entramado de competencias generales, competencias claves, criterios de evaluación y un desglose aún mayor demasiado detallado que hace casi imposible evaluar cada uno de ellos con una dedicación normal del horario de un docente.
    Aún así, es complicado lograrlo para un solo alumno, y se hace una tarea casi imposible para un docente de a pie, con 5 o 6 clases y 30 o 35 alumnos por clases, lo cual lo transforma en una tarea desbordante en la mayoría de los casos, con un número de alumnos aproximado de 180 o 200.
    El problema está centrado en querer evaluar a ese número de alumnos tan elevado como si el docente tuviera solo la función de evaluar de manera personalizada a ese grupo de alumnos tan elevado. Eso podría ser posible si se tuviese tan solo una clase y, aún así, hay alumnos que son difíciles de evaluar de manera tan personalizada.
    En resumen, se le está exigiendo al docente una metodología diseñada para ser alcanzable con un número muy limitado de alumnos y el número de alumnos que el docente tiene a su cargo hace imposible ese tratamiento tan personalizado.
    Además, si esa tarea ya es ardua y absorbe una gran parte del tiempo de docencia, le tenemos que añadir todas las horas que no se ven y parece que no se hacen (preparación de clases, elaboración de material didáctico e instrumentos de evaluación, corrección de los mismos, estudio del desarrollo curricular, atención a las familias y a la diversidad, actualización continua de las plataformas exigidas por la Consejería, etc), muchas de ellas de carácter burocrático (claustros, reuniones de departamentos, mecanización de resultados en Séneca, los propios entresijos complejos del Séneca, el diseño de Moodle) con lo que el tiempo no es suficiente en ningún caso para alrededor de 200 alumnos.
    Es un buen intento metodológico, pero imposible de alcanzar en la práctica para ese volumen de alumnado.
    Un saludo.

  6. Juan Manuel

    Es muy razonable tu comentario. Tienes razón: evaluar por criterios implica un cambio metodológico muy significativo y esto es algo que requiere voluntad, reflexión y formación.

    Pero, por supuesto, se puede -y se debe hacer-. Ya somos muchos los docentes que hemos dado el salto.

    Y si necesitas un poco de apoyo al principio en forma de formación, no dudes en solicitarla a tu CEP de referencia. En la actualidad ya hay muchas formaciones planificadas para guiar en este proceso de cambio.

    Muchas gracias por tu tiempo, por leer esta reflexión y por tu comentario.

  7. Manuel

    Me parece muy acertado todo lo expuesto. Sinceramente digo que me gustaría trabajar de esa forma, pero no sé hacerlo, y no quiero experimentar con mis alumnos. Necesitamos (o mejor dicho, necesito) formación en cuanto al trabajo de por competencias, pero una formación REAL, además de eliminar las trabas burocráticas que no hacen sino quitarnoa las ganas de dedicar más tiempo a otros menesteres , a mi juicio, más importantes.

    Saludos.

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