DEFINICIÓN DE CENTRO ORGANIZADOR.
El centro organizador es el punto de partida de una situación de aprendizaje, constituyendo un núcleo irradiador que la dota de unidad y de coherencia interna y, al mismo tiempo, la conecta con un contexto educativo concreto. No hay que olvidar que una situación de aprendizaje en su conjunto es una unidad de planificación didáctica y como tal debe tener un cierto nivel de coherencia interna que la dote de sentido.
FACTORES CLAVE DE UN CENTRO ORGANIZADOR.
Para pensar y decidir un buen centro organizador debemos tener en cuenta al menos estos factores:
–el contexto educativo: resulta fundamental que nuestro centro organizador esté directamente conectado con el contexto educativo en el que vamos a implementar nuestra situación de aprendizaje. Por ello, debemos tener en cuenta las características socioculturales de nuestro alumnado así como sus intereses. Por ello, es enormemente importante conocer a nuestro alumnado en profundidad (sus gustos, sus preocupaciones, sueños, intenciones para el futuro…) Además, nuestro centro organizador debe estar perfectamente integrado dentro del contexto geográfico en el que vayamos a trabajarlo, aprovechando los recursos (humanos o materiales) disponibles en las inmediaciones de nuestro centro. Si pretendemos educar para la vida y apostamos por un aprendizaje experiencial qué menos que partir de las circunstancias y de la idiosincrasia característica de la cotidianidad de nuestro alumnado.
–el currículo: es otro de los pilares de una situación de aprendizaje y el centro organizador debe tenerlo en cuenta. No podemos obviar que cuando trabajamos en el aula estamos llevando a la práctica una parte del currículo de un área o materia, por lo que para que un centro organizador sea óptimo debe facilitarnos el traslado a nuestra aula de varios elementos del currículo de una o varias áreas o materias. No se trata de trabajar ocurrencias o cuestiones dispersas, sino de llevar al aula el currículo prescriptivo.
–el producto final: este no es la meta final de nuestra situación de aprendizaje, pues no se debe confundir el medio con el fin. En realidad, el fin de nuestra situación de aprendizaje no es otro que el aprendizaje de nuestro alumnado, pero pensar y decidir un buen producto final sin duda puede facilitarnos mucho el camino. Por ello, apostar por un producto final que sea claro y motivador para nuestro alumnado y que esté integrado en su vida hará que nuestra situación de aprendizaje se desarrolle mucho mejor. Así, el producto final será aquello que nuestro alumnado pensará, planificará y creará a lo largo de nuestra situación de aprendizaje, siendo en realidad una excusa para lo realmente importante: que nuestro alumnado aprenda.
Estos tres factores deben ser tenidos en cuenta a la hora de decidirse por un centro organizador para nuestra situación de aprendizaje.
EJEMPLOS DE CENTROS ORGANIZADORES.
Podemos mencionar algunos ejemplos de centros organizadores que pueden servir como modelo o como ideas, teniendo en cuenta que se trata de elementos que exigen una fuerte contextualización, por lo que pueden ser válidos para unos centros y para otros no.
El claustro de un centro educativo con el que colaboré en una formación detectó un problema en el funcionamiento de su centro: su alumnado generaba una gran cantidad de residuos y no siempre lo depositaban en los sitios adecuados. Además, indagando descubrieron que en casa no clasificaban para el reciclaje la basura en un alto porcentaje. Por ello, idearon una situación de aprendizaje interdisciplinar que tenía como centro organizador la sensibilación ante dicho problema, creando una campaña de concienciación internivelar sobre el reciclaje que se difundiría por distintas vías (cartelería en el centro, infografías en la web, publicidad en redes sociales, etc.)
Este era un centro organizador óptimo para ese centro puesto que partía de una necesidad muy concreta de su contexto educativo, despertaba el interés de su alumnado (especialmente en lo referente a la difusión en redes sociales), servía para el desarrollo de una parte del currículo de diversas áreas (de Conocimiento del Medio, Lengua, Inglés…) y, además, generaba productos finales de gran calidad.
En otro claustro con el que estuve trabajando en otra formación similar percibieron que gran parte de su alumnado desayunaba en los recreos alimentos poco saludables. Por ello, diseñaron una situación de aprendizaje en la que su centro organizador buscaba mejorar la alimentación del alumnado en los recreos, creando para ello un plan de dieta saludable. Al igual que en el caso anterior, este centro organizador partía de su contexto educativo real, se vinculaba con el desarrollo de una parte del currículo de diversas áreas (Educación física, Conocimiento del medio, etc.) y, además, creaba productos finales que mejoraban la vida de su alumnado. Por tanto, se trataba de un centro organizador muy completo.
Otro ejemplo más de centro organizador puede ser la difusión de las noticias más destacadas de un centro mediante la creación de un podcast. En este caso, la idea surgió de la necesidad que otro claustro detectó en su alumnado: dificultades en la expresión oral en contextos formales. Para ello, diseñaron una situación de aprendizaje interdisciplinar que consistía en la preparación, grabación y edición de un podcast con las noticias más relevantes de su centro. Se trataba de un buen centro organizador porque nacía directamente relacionado con su contexto educativo, era motivador para su alumnado (especialmente la grabación y la edición), respondía a una parte del currículo de varias materias (Lengua, Inglés, etc.) y, además, los productos finales fueron realmente interesantes.
Otras ideas que una vez contextualizadas adecuadamente y vinculadas al trabajo del currículo de algunas áreas o materias pueden convertirse en auténticos centros organizadores pueden ser, por ejemplo, la creación de una ruta cultural por la propia ciudad; la preparación, organización y realización de una olimpíada de juegos tradicionales de la zona; la creación de un periódico escolar; la publicación de un libro de plantas y animales que recoja las especies típicas de los alrededores; la redacción de un libro de recetas típicas y tradicionales de las familias; etc.
La lista de posibles centros organizadores puede ser tan extensa como queramos. Si se te ocurre alguna buena idea que pueda servir como centro organizador, no dudes en dejarlo en los comentarios de esta entrada. Si pensamos juntos y lo compartimos, seguro que llegamos más lejos.