Los números hindúes

En el libro titulado «Cómo descubrimos los números», su autor Isaac Asimov, dedica uno de sus capítulos a los números hindúes. Más o menos dice así:

 

[ No cabe la menor duda de que el mejor sistema de numeración que se ha inventado es el hindú, con su símbolo para el cero. Bastan unos pocos símbolos para representar enormes números, y, en cualquier caso, nunca se precisan más de diez. Lo más importante de todo es que las operaciones son mucho más fáciles con el sistema hindú de numeración que con cualquiera de los otros conocidos. En la antigüedad, sólo se podían hacer divisiones con los numerales griegos o romanos si se estudiaban matemáticas durante largo tiempo. Con el sistema hindú, un niño aprende en la escuela sin excesivas dificultades. Si crees que este sistema es difícil, prueba con los números romanos. El sistema hindú empezó a extenderse, precisamente, cuando se comprobó lo fáciles que resultaban las operaciones aritméticas con él.

Alrededor del año 800, los numerales hindúes se habían difundido al norte y oeste de la India, regiones habitadas por pueblos de lengua árabe, que también ocupaban todo el norte de África y España; así llegó la numeración hindú hasta la península Ibérica, a través de África. El matemático árabe Mohammed Al-Khwarizmi escribió, hacia 820, el primer tratado completo sobre el empleo de los numerales hindúes en la aritmética.

Más de cien años después, un francés llamado Gerberto, decidió viajar a la España árabe, mucho más avanzada por entonces que Francia, Alemania o Inglaterra que, sin apenas escuelas ni libros, aún vivían en la «oscura Edad Media». Gerberto se trasladó a España en 967, conoció el tratado de Al-Khwarizmi, e impresionado por las ventajas del nuevo sistema de numeración, lo difundió por toda Europa, donde llamaron números arábigos a los numerales hindúes, porque los conocieron a través de los árabes, sin saber que en realidad procedían de la India. En la actualidad seguimos llamándolos arábigos.

En el año 999 Gerberto fue elegido Papa bajo el nombre de Silvestre II, pero, pese a su importante posición, los europeos no le escucharon. Hombres instruidos recomendaron el nuevo sistema de numeración, pero los europeos de la época se mantuvieron fieles a los tradicionales números romanos.

Pasados dos siglos, el italiano Leonardo Fibonacci, entró en contacto con el sistema hindú de numeración durante un viaje que realizó por el norte de África. En 1202 escribió un tratado en el que empleaba ese sistema de numeración y el símbolo «nada» (cero) para enseñar la forma de emplearlo en aritmética. Por entonces, Europa salía de la Edad Media, la prosperidad aumentaba y con ella el deseo de saber. En Italia, el desarrollo del comercio derivó en la necesidad de realizar continuos cálculos mercantiles y, en cuanto comprobaron las ventajas de los números arábigos, abandonaron la numeración romana y adoptaron el nuevo sistema, comprobando la gran importancia del símbolo «nada» (cero).

Desde Italia, la numeración arábiga se extendió por toda Europa. Hacia finales del siglo XV, ya se habían sustituido por completo los números romanos. No obstante, éstos se siguen utilizando en la actualidad cuando se quiere destacar la importancia de ciertas personas, como suele ocurrir con los monarcas o los papas.

Pero la numeración arábiga no sólo se usa en Europa, ya que durante el siglo pasado se extendió por todo el mundo. Incluso en muchísimas lenguas que utilizan letras distintas de las nuestras, los números son los conocidos 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9 y 0. ]

También te podría gustar...

Deja una respuesta

Descripción general de privacidad

Este sitio web utiliza cookies para que podamos brindarle la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en su navegador y realiza funciones como reconocerlo cuando regresa a nuestro sitio web y ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones del sitio web le resultan más interesantes y útiles.