Enrique Duarte González
My name is Carla and I’m 15 years old. I’m from Leipzig, a city in the east of Germany. In April and May of this year I did an exchange to Canjáyar and for me it was an incredible experience, so I want to tell you about that.
Before I started my journey, I was really excited because it was the first time for me to travel on my own. Cintia and her sister Alba picked me up at the airport and we went to Canjáyar where I was cordially welcomed by Cintia’s mother Gloria, her dad Antonio and her grandmother María. We visited some friends and I was really surprised because all the people hugged me very friendly though I didn’t know them yet. So I felt very welcomed.
The next day was the procession of the Santa Cruz and I was thrilled by the way of celebrating. In Germany we don´t celebrate a patron saint of villages or cities so I didn’t knew this way of festivity. I was fascinated by the carried sculptures, the orchestra and spirituality and how everybody was involved in this society.
The first day at school was really nice though I didn’t understand so much because the teachers and students talked very fast. For me it was also difficult to understand the accent. But again I felt very comfortable because everybody in Cintia’s class and all the teachers were very friendly and nice and it wasn’t a problem that I didn’t understand everything.
Every Tuesday and Thursday we went to Almería because Cintia and her cousin Elsa had classes at an English Academy and Gloria and me walked at the beach and talked a lot.
The first weekend was full of celebration. It was really funny to see all that disguised people who had great costumes on Friday night. On Saturday Cintia’s family asked me if I want to try a flamenco dress. Of course I said yes and it fit very well. Alba also got dressed with a flamenco dress and she helped me with the hair styling and everything else. I was so happy because I never thought I would get to know the culture that well. At the square I tried my first paella and it was very yummy. All the people celebrated and had a great time. We met with Cintia’s friends and stayed together till late in the night. On Sunday there was another procession and I enjoyed watching it so much again. We ate tapas and I tried the famous merengue – which is very delicious!
At school I also got to know Luisa with who I planned everything. She was so nice and caring. One day in the English Class I did a presentation about Leipzig and my school and the differences between the two countries and schools which at some points were quite remarkable.
At Cintia’s home we often cooked together so I had the opportunity to try a lot of typical food which I liked very much.
On the second weekend we visited Cabo de Gata where I swam in the sea. The bays with the water and the sun were unbelievable beautiful. We also did a sightseeing tour of Almería which was really interesting. One day, we went to Almerimar to visit Alba who lives there. We went to the beach and ate some ice cream. I felt really good and well involved and it was nice participating and listening to the conversations.
During the last week at school I already felt a little bit sad that I had to go in a few days. But I was also looking forward to come home and see my family. I tried to enjoy everything as much as I could. In the last English lesson we did a kind of breakfast with a lot of nice things and talked about my time here and a lot of other things. It was time to say goodbye to Cintia’s (and now also my) classmates and the teachers.
In the evening we met Luisa again at the square and she gave a book about Canjáyar to me. It’s very detailed and beautiful and I am so happy 
to have it. Then I also had to say goodbye to her. Cintia’s family gave some olive oil and vinegar from Canjáyar to me and I also took some merengue and some ham with me so that my family could try it (they also loved it as much as I do). I felt very thankful for Cintia and her family and all the other people of Canjáyar to make my time so incredible.
Antonio and Cintia brought me to the airport and I had to say goodbye again but I also felt very happy because Cintia planned to visit Leipzig in a few months. They also offered me that I can come back to Canjáyar with my family and I felt very happy about that. I’m hoping indeed to come back soon because I was thrilled by the way of life, the culture and especially all the open-hearted people of Canjáyar.
Hola, me llamo Carla y tengo 15 años. Soy de Leipzig, una ciudad en el este de Alemania. En Abril y Mayo de este año hice un intercambio a Canjáyar y para mí fue una experiencia increíble y por eso quiero contaros cosas de mi estancia allí.
Antes de viajar estaba muy emocionada porque era la primera vez que viajaba sola. Cintia y su hermana Alba me recogieron en el aeropuerto de Almería y fuimos a Canjáyar donde Gloria, la madre de Cintia, su padre Antonio y su abuela María me dieron la bienvenida. Luego visitamos a algunos amigos y para mí fue una sorpresa que todo el mundo me daba un abrazo aunque no los conocía. Así pude ver que toda la gente era muy amable y simpática.
Al día siguiente fui la procesión de la Santa Cruz y estuve totalmente entusiasmada por la manera d e celebrarlo. En Alemania no celebramos los patrones de pueblos o ciudades, por eso no conocía este tipo de fiesta. Me han fascinado las esculturas de los ángeles y la Santa Cruz, la banda y la espiritualidad, y como cada persona estaba integrado en la fiesta.
El primer día en el insti fue muy bien, aunque no entendía muchas cosas porque toda la gente hablaba muy rápido. Para mí también era difícil entender el acento. Pero otra vez me sentí muy cómoda porque todos los chicos de la clase de Cintia y las profes eran muy amables y simpáticas y por eso no fue un problema que no lo entendiera todo.
Cada martes y jueves íbamos a Almería porque Cintia y su prima Elsa tenían Academia de Inglés. Gloria y yo dábamos un paseo en la playa y hablábamos mucho y me encantaba esto.
El primer finde estuvo lleno de celebraciones. El viernes por la noche me pareció muy divertido ver toda la gente con los disfraces tan asombrosos celebrando en la calle. El Sábado la familia de Cintia me preguntó si me gustaría ver un vestido flamenco y claro que dije que sí. Alba también llevaba un vestido flamenco y me ayudó con el peinado y todas las otras cosas. Estuve muy contenta porque no esperaba nunca que iba a conocer la cultura tan bien. En la plaza probé la paella y estaba muy rica! Quedamos con amigos de Cintia y nos quedamos en el pueblo casi toda la noche. El Domingo fui a otra procesión y me lo pasé genial. En la plaza comimos tapas y pude probar merengues y otros pasteles deliciosos.
En el insti también conocí a Luisa, con la he había planeado toda la movilidad. Es muy simpática y generosa. Un día en la clase de Inglés hice una presentación de Leipzig y mi insti y de las diferencias entre Alemania y España y los dos institutos.
En casa de Cintia muchas veces hemos cocinado juntos, y así tenía la oportunidad de probar muchos platos típicos que me gustaban muchísimo.
En el segundo finde visitamos el Cabo de Gata y yo nadé en el mar. Las ensenadas, el mar y el sol estaban maravillosos. También hicimos una visita turística de Almería que fue muy interesante. Otro día visitamos a Alba y su novio Antonio en Almerimar, donde viven. Fuimos a la playa y tomamos un helado.
Durante la última semana ya me sentí un poquito triste porque sabía que tenía que irme en algunos días. Pero también me ha alegrado volver a casa y ver mi familia. He disfrutado todo lo más posible. El último día en el insti durante la clase de Inglés desayunamos juntos y hablamos de mis días en Canjáyar y muchas otras cosas. Tuve que despedirme de los chicos y chicas de la clase de Cintia y de los profes.
Por la tarde quedamos con Luisa en la plaza y me regaló un libro de Canjáyar. Es muy bonito y tiene muchos detalles interesantes. Soy muy feliz de tenerlo. Entonces tuve que despedirme de ella también. Cintia y su familia me regalaron aceite de oliva y vinagre de la Almazara de Canjáyar y también merengues y jamón. Así mi familia podía probarlo también (les encantan todas las cosas tanto como a mí).
A Cintia y su familia y toda la gente de Canjáyar les estoy muy agradecida por haber hecho que esta sea una experiencia tan increíble. Antonio y Cintia me llevaron al aeropuerto y tuve que despedirme, pero también estaba contenta porque sabía que Cintia iba a visitarnos en Leipzig en algunos meses. Me han ofrecido volver a Canjáyar con mi familia un día y me sentí muy feliz por esto. Espero de veras que yo y mi familia podamos volver pronto porque me ha fascinado el modo de vivir, la cultura y sobre todo toda la gente de gran corazón de Canjáyar.
