Carlos Rodríguez LópezAmanece en Waibstadter. Era el día que había programado para ir al Klima Arena, pero fue abrir la ventana y… ¡hasta me lo pensé! No el abrir la ventana, sino en salir del hotel…
Decidido a esperar en la parada del bus… OJO a lo que hay en algunas paradas!! Ya lo ví el sábado en las calles de Heidelberg: un pequeño armario con libros en su interior para que la gente los coja libremente. Te los puedes incluso llevar a casa. La única condición, devolverlos. Sí, no hay nadie para supervisar eso, pero está la ética de cada persona… Ya comenté a algunos profes alemanes que eso en Spain duraría demasiado poco… una pena.
Tras bajarme del bus, y 30 minutos de caminata, llegué al Klima Arena. Se trata de un museo que abarca la temática del cambio climático y que está enfocado, sobre todo, como lugar de aprendizaje para niños y estudiantes. Aborda las causas y consecuencias de la crisis climática. Un lugar que sirve de inspiración para la protección del clima y el uso sostenible de nuestro medio ambiente. Una pasada. Me hizo aun más consciente de que la protección del clima es más que necesaria. Me hizo entender mejor lo que está pasando hoy en día. Un dato: de seguir el ritmo actual de contaminación y consumo, para el año 2090, la temperatura del planeta habrá aumento unos 8 grados con respecto al año actual 2023. Por tanto, urge tomar medidas.
El museo en sí no es excesivamente grande, pero está separado en áreas claramente diferenciadas donde se tratan conceptos básicos de cambio climático, vida y energía o movilidad y consumo sostenible. Incluso puedes llenar tu cesta de la compra virtual y te dirá qué alimentos estás consumiendo poco saludables y qué gasto energético conlleva eso. O un juego de 7 minutos dedicado a movilidad sostenible basado en 3 objetivos: menor contaminación, menor coste económico y rapidez en llegar al destino.
Cuenta además con una especia de cine, cuyo exterior parece un glaciar. El visionado, de unos 15 minutos, es un viaje en el tiempo al año 2100: la selva amazónica solo está disponible en pequeños invernaderos (ya os podéis imaginar el resto de la superficie); el nivel del mar ha subido, el Ártico está prácticamente libre de hielo, donde los osos no tienen donde vivir, los máquinas/naves donde poder respirar son parte de la vida humana cotidiana.
Resumiendo, un lugar bien fundamentado científicamente pero en el que, de manera muy práctica tanto para jóvenes como mayores, muestran cómo empezar a formar parte de un mundo más sostenible. Por supuesto, toda la energía usada por el edificio procede de energías renovables. De hecho, produce mucha más energía de la que necesita el propio museo.
Tras finalizar mi visita, una parada rápida para comer y pensar en volver a casa. Cuál es mi sorpresa al llegar a la estación de bus que aquí, al igual que en España, los transportes públicos pasan con bastante menos frecuencia… 1h15 minutos para el siguiente… Así que me adentré un poco en el pueblo de Sinsheim para disfrutar del encanto de sus calles y casas.
Y un par de señores muy amables me ofrecieron sentarme con ellos en un banco… ¿Qué estáis mirando? Les pregunté…
Una chocolatería!! Bombones inside? Vamossss!!!
Tras tomar únicamente un latte macchiatto (prometo que no probé ninguno de los 200 mill de bombones diferentes que tenían), pude llegar a la estación de bus y, por ende, al hotel.
Pía me esperaba a las 6.40 pm para ir a cenar a un sitio, cuanto menos, curioso, en un pueblito cercano. Nos acompañaba Vera, otra profe del instituto. Nos ubicaron en unos toneles/barriles de vino enormes, en cuyo interior se encontraba la mesa para comer. Pudimos charlar distendidamente de la vida, de ambos sistemas educativos y de la cantidad de trabajo que podemos tener unos u otros. Corrijo algo que indiqué en un anterior post: Los profesores aquí no tienen 25 horas semanales con alumnos… tienen 25 lecciones semanales! Si cada lección es de 45 minutos… Haz las cuentas. Más o menos como nosotros. Eso sí, ya me encargué de preguntarle por la burocracia: ni punto de comparación… disponen de tiempo más que suficiente para preparar las sesiones de los días siguientes con sus alumnos. Cuando les conté todo lo que hacemos en Spain… se echaban las manos a la cabeza. Perdemos demasiado tiempo en papeleo innecesario. No hay necesidad de plasmar todo en un papel. Evidentemente, es culpa de los de arriba, o de la sociedad… Junto a ello, su salario asciende en base a su formación o sus ganas de seguir formándose y estudiando.
Anyway, probé un famoso vino caliente y pasamos una gran velada. Sin duda, fue un buen plan para finalizar el día.
Al llegar nuevamente de vuelta al hotel, pude pensar en mi reflexión del día:
«No se trata de mi futuro o el de ellos, sino del futuro de nuestros jóvenes y niños».
Y no te olvides…
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