Por José Manuel Lozano Bueno
Emoción, nervios… Sentí eso en la mañana del sábado nada más despertar. Teníamos que ir a Málaga y había dos horas de trayecto. La noche de antes no pude dormir bien y estaba muy nervioso por volar. Para casi todos los alumnos que viajábamos iba a ser nuestro primer viaje en avión.
A las 11:00h teníamos que estar en Canjáyar, en la parada de autobús del Instituto. Cuando llegamos todos, nos bajamos de los coches y nos saludamos. Nos contábamos nuestra emoción mientras que el minibús llegaba. Un rato después llegó el minibús y guardamos el equipaje, nos montamos y nos despedimos de nuestros familiares. Y unos 5 minutos más tarde Luisa, la coordinadora Erasmus del centro, llegó a despedirse de nosotros y a desearnos un buen viaje.
Ya sí que salimos dirección Málaga. Íbamos emocionados y un poco cansados. Nos esperaba un viaje largo de 2h, así que algunos nos echamos una cabezadita. A menos de una hora para llegar al aeropuerto, nos empezó a picar el hambre.
Llegando a la puerta del aeropuerto nos impresionamos de lo grande que era. Entramos y miramos la información de donde teníamos que hacer el check-in (facturación de equipaje).
Fuimos a la fila de Cracovia y esperamos un rato. Cuando nos tocó, dimos los pasaportes y metimos nuestras maletas en la cinta para que se las llevasen a la bodega del avión. Luego pasamos por el control policial y ¡tuve la mala suerte de que pité! Me miraron por si llevaba algo y no, claramente.
Seguidamente fuimos a los baños y luego a la puerta de embarque, que era la D51, y esperamos comiendo a que saliera el vuelo. Cuando llamaron por megafonía hicimos la cola, dimos nuestros billetes y pasamos. Llegamos a un autobús que nos llevó hasta el avión. Allí nos sentamos y nos preparamos mental y físicamente para el despegue y el vuelo.
Algunos de nosotros estábamos aterrados porque, como he dicho antes, era nuestro primer vuelo. El avión arrancó motores y se dirigió a la pista de despegue. Yo era el que más miedo tenía porque había escuchado muchos testimonios de gente que se mareaba por la presión. Cuando vi por la ventanilla que estábamos ya preparándonos para volar, cerré los ojos. Mis compañeros ya no estaban muy nerviosos, sino que los nervios se les cambiaron por la risa de verme con esa cara. Me relajé… pero, de repente, cogimos mucha velocidad. Me asusté y me puse la mano en la boca para no gritar. Giré la cabeza hacia la ventanilla y vi como dejábamos el suelo atrás. Tuve una sensación de mareo, como si me pesara la cabeza. Era la presión lo que me hacía sentirme mareado. Fue muy emocionante. Teníamos unas vistas preciosas de la ciudad de Málaga. Seguíamos mareados la mayoría y cuando se nos quitó, comimos algo. Era un vuelo de 3h, así que todavía nos quedaban risas por echar en el aire. Me asusté porque el avión empezó a temblar de una manera que no era normal y resulta que fueron turbulencias. Se me pasó el tiempo volando, nunca mejor dicho. El piloto nos informó de que quedaban 15 minutos para llegar, así que abrimos las ventanas y empezamos a grabar. Empezamos a descender y ahí volvió nuestro amigo el miedo. Pasamos muy cerca de una autopista y al meternos en el recinto del aeropuerto creímos que ya habíamos tocado suelo, pero nos equivocamos. De repente el avión tocó suelo de verdad. Empezó a dar botes y no pude evitar gritar del miedo, ¡eso no era normal! Cuando al fin paramos, lo primero que dije fue: “I’m alive!”
Luego fuimos a buscar nuestras maletas y mientras llegaban, para reponer fuerzas, comimos leche frita que nos trajo Toñi. Cogimos las maletas y nos fuimos al transfer. Llegamos así al hotel donde se iban a alojar los maestros, Toñi y José Casas, y conocimos a nuestras familias en persona. Nos despedimos y cada uno nos fuimos a casa de nuestro estudiante espejo a cenar.
En la cena mi familia preparó una rica comida y de postre una tarta típica de estas fechas. Fueron super majos, agradables y hospitalarios. Hablamos sobre nuestras costumbres y nuestra zona del Valle del Andarax. Aproveché y les di un detalle que traíamos de nuestra zona. Seguidamente fuimos a dormir.
Ha sido un día inolvidable y que quiero volver a repetir. ¡Y es que todavía no me creo que esté en Polonia! Muchas gracias a las familias de ambos países y a los organizadores por hacer esto posible. ¡Quien me iba a decir que iba a viajar a Polonia con 14 años!
Con mucho cariño,
Jose
Ohhhhhh, qué bien lo has relatado!
Qué sea la primera de muchas experiencias enriquecedoras.
A disfrutar!
Oohhhh, muy bien relatado, me ha gustado tanto que parecía que estaba yo con ellos viviendo todas esas nuevas experiencias.
Un aplauso para nuestros valientes 👏 y que sigan sumando experiencias.
Que relato más bien echo,he vivido con el viaje.estupendo👏👏👏🫶