Lunes 6 de mayo de 2024
Luisa María García Velasco
Hoy ha sido mi primer día en nuestro centro de acogida. La experiencia ha sido intensa y muy completa. Mi sensación es que he aprendido mucho en diversos aspectos, y he ido tomando nota de todo para contároslo.
El ITT Marco Polo está lejos del centro de la ciudad. Para llegar allí hay que tomar un tranvía, luego un bus, y finalmente caminar un poquito. Son unos cuarenta minutos de trayecto. Es un centro muy grande. Cuenta con 1600 alumnos y con enseñanzas de secundaria y bachillerato especialmente orientadas al aprendizaje de idiomas y al turismo. La edad de los estudiantes oscila entre los 14-15 años (primer curso) y los 19 (último curso).
Lo primero que llama la atención es el exterior. Fachada y bancos de piedra están decorados con grafitti de tonos muy alegres y con mensajes que llaman a la motivación educativa y personal. También hay césped y árboles. Todo el conjunto da la bienvenida de un modo muy acogedor.
Ilaria estaba ya esperándome en la entrada, y ha sido un placer conocerla por fin en persona después de nuestras comunicaciones por email y por videoconferencia. Es profesora de física y una persona encantadora, y nos ha facilitado mucho las cosas para poder llevar a cabo esta movilidad. 🥰
Tras saludarnos, le he hecho entrega de los detalles que traía para ellos desde nuestro centro: tres láminas con imágenes de Almería de artistas conocidos, un par de abanicos y unos llaveros con el indalo como motivo. Todo les ha gustado mucho, en especial las obras de arte.
Luego, siguiendo el horario establecido, Ilaria me ha ido mostrando los diferentes espacios del centro. Me ha asombrado mucho el hecho de que estancias, pasillo y aulas están decoradas con maravillosas pinturas. Al preguntar, me ha explicado que se contrataron artistas profesionales para esta labor, y que la intención es que la comunidad educativa se sienta cómoda en el centro y que el alumnado disfrute de estos espacios cada día.
Antes de ver las diferentes aulas (he tenido ocasión de ello al visitar las clases posteriores), hemos visto algunas zonas comunes. Hay un pequeño piano eléctrico en la entrada, por ejemplo, junto a Conserjería, y cualquiera puede sentarse a tocar si lo desea. Hay también una pequeña cantina donde estudiantes y profes suelen comprar el desayuno o tomar un café.
Ilaria me ha mostrado el laboratorio de física y química, con una zona para experimentos y otra para trabajo en grupo. Se queja de que esta materia tiene poco peso en este centro en concreto, cuyo plan de estudios está más orientado a los idiomas. Me cuenta que no tienen muchas horas de física a la semana, y solo se imparte durante un curso (el equivalente a nuestro 3º de ESO).
He visitado también la sala de informática con ordenadores fijos, todos con Windows. También tienen carritos de portátiles, como nosotros en nuestro ÍES.
Además del piano en la entrada hay otras cosas que me han sorprendido porque son inusuales en los centros españoles. Existe una habitación donde el alumnado puede pasar tiempo de ocio si lo desea, si tienen horas libres o en descansos. Hay cojines para sentarse a leer y un futbolín, por ejemplo. A pesar de que hay más de mil estudiantes, solo había unos pocos (no más de diez) en la sala en ese momento.
También hay un aula que se utiliza solo para recibir a las familias que solicitan sesiones de tutoría.
Otro espacio está dedicado a actividades que no son clases estrictamente, y hay sillones de lectura, tableros de ajedrez, una pantalla enorme para ver cine o documentales… Hemos podido ver también una especie de sala diáfana donde llevar a cabo actividades creativas (teatro, por ejemplo).
Hay otras zonas exteriores muy agradables donde los chicos también suelen pasar tiempo, especialmente en los descansos. En general, Ilaria me transmite que se intenta dar libertad a los estudiantes, porque eso implica también hacerles responsables de sus decisiones. También es cierto que este alumnado es algo mayor que el nuestro (a partir de 3ESO y hasta los 19 años) y que están en este centro porque han elegido estar aquí. Antes del período de matriculación, los centros educativos realizan jornadas de puertas abiertas para que las familias puedan decidir a qué centro asistirán sus hijos e hijas. Al explicar esto Ilaria, he preguntado qué pasa si hay demasiadas solicitudes y faltan plazas. Me contesta que es lo habitual en centros con mucha demanda como este, y que en esos casos las plazas se sortean.
Tras tomar un café rápido, Ilaria me ha conducido al aula donde asistiría a clase de alemán con primer curso (3ESO). La profesora, Benedetta, me ha recibido con mucha amabilidad y se ha puesto a mi disposición para explicarme cualquier cosa que quisiera saber. La clase ha consistido principalmente en una comprensión escrita.
Tomando como base un texto del libro de alemán, ha ido haciendo preguntas al alumnado. Los chicos habían preparado las respuestas en casa. Además de esas preguntas y respuestas, Benedetta iba improvisando otras que el alumnado contestaba oralmente. Se utilizaba el alemán como lengua vehicular en un porcentaje muy alto, pero se recurría al italiano si era necesario para explicar algo màs complejo. Benedetta alternaba el uso de la pizarra digital, proyectando el texto, con el de la pizarra tradicional para anotar vocabulario o aclaraciones.
Al terminar la clase, la profesora me ha explicado que la mayoría de sus clases siguen esta misma dinámica. No se explica gramática y tampoco se les piden actividades gramaticales a los chicos. Se incide mucho en conocer vocabulario y en la expresión oral en clase. Se procura que todo el alumnado intervenga en lo posible. La comunicación es la prioridad, por encima de la corrección gramatical.
La siguiente era una clase de matemáticas con alumnado del último curso (19 años). Se impartía en inglés (CLIL). Tanto el profesor, Alessandro, como el alumnado se han comunicado de manera fluida y muy correcta en la lengua extranjera.
El docente utilizaba principalmente la pizarra digital, una promethean como las que nosotros usamos, y de modo especialmente eficiente una de las aplicaciones que vienen con este tipo de pizarras: “active Inspire”.
Te permite utilizar la pizarra digital como una tradicional… pero con ciertas ventajas: mantener lo escrito y volver sobre ello, colores, formas, archivos… Os animo a probar la app en nuestro centro a los compañeros que no la conozcáis aún. 😉 Además de las fotos, he grabando breves vídeos de esta clase para que podáis ver no solo el uso de la pizarra, sino también la metodología CLIL (bilingüismo). Se han explicado derivadas utilizando la lengua extranjera durante todo el tiempo de clase.
Por último, Ilaria me ha invitado a asistir a su clase de física con el primer curso (3ESO). Antes me ha explicado en qué consistiría la sesión.
Está desarrollando una situación de aprendizaje con el grupo: “imaginad que debéis votar a favor o en contra de construir una central de energías renovables en la ciudad”. Les había pasado previamente un documento compartido en classroom (también lo usan, como nosotros) en el que debían anotar información sobre conceptos básicos a tener en cuenta sobre energía y otros conceptos relacionados con la física.
Hoy ha aprovechado ese trabajo previo de los estudiantes para comentarlo y profundizar en esos conceptos. En la última sesión, tras algo más de trabajo, el grupo deberá preparar un debate con argumentos a favor y en contra de la construcción de la central, utilizando los datos objetivos sobre los que habrán trabajado previamente.
Ilaria ha usado la pizarra digital, y el alumnado ha utilizado sus móviles todo el tiempo para acceder a classroom y ver y modificar el documento compartido.
Me ha parecido un modo muy educativo de usar los dispositivos, pero supongo que no es lo habitual y deben entregarlos en otras sesiones de clase. Bajo la pizarra hay una mesa con una especie de “mapa de móviles” donde cada estudiante deja el suyo cuando no es necesario utilizarlo.
Al pensar en nuestro centro, he preguntado a Ilaria qué pasa al cambiar de aula. Me ha explicado que los grupos tienen todas las clases siempre en el mismo lugar. Son los profesores quienes se mueven. Eso también significa que el grupo tiene su aula fija, en donde además hay una pizarra blanca con un planning anual para anotar fechas y datos importantes (exámenes, excursiones, actividades…).
En nuestro caso, obviamente, eso no es posible. Hacemos desdobles con los grupos que permiten diversificar las enseñanzas y adaptarnos mejor a las necesidades de nuestro alumnado. Eso lleva a otra ventaja que tenemos en nuestro centro: desdoblar permite grupos pequeños en algunas materias, y eso favorece la atención individual al alumnado. En las clases del ITT Marco Polo hay unos 25 estudiantes por grupo en todas las sesiones.
Pues… ¡hasta aquí la sesión de hoy! Ha sido un primer día muy intenso… pero muy productivo.
He vuelto al centro de la ciudad, he almorzado pasta carbonara y he descansado un ratito antes de dar un paseo por Florencia.
Las calles, los edificios, los monumentos, la gente… verdaderamente es una joya del patrimonio europeo. Hay tanta belleza que uno no sabe dónde mirar. He vuelto al hotel para escribir el post de hoy y haceros partícipes de un poquito de lo que he aprendido y vivido. Me voy a dormir con la cabeza llena de ideas para llevar a cabo… y con la imagen del Duomo y del Río Arno en mi memoria. ❤️ 🇮🇹 🇪🇺
Abrazos a tod@s.
Luisa