Capaz de llevar una conversación en francés

Mi experiencia Erasmus ha sido una de las mejores aventuras en las que me he embarcado. Vivir solo en el extranjero es una experiencia que te hace descubrirte a tí mismo. Es verdad que a veces echas de menos tu casa, pero con el paso del tiempo te das cuenta de que tu casa siempre va a estar en el mismo sitio y que lo que realmente importa es disfrutar la vida allá donde te encuentres.

Por otro lado, estoy notando que mi francés mejora cada vez a un ritmo más rápido. Cuando llegué aquí apenas era capaz de encadenar un par de frases, y ahora mismo soy capaz de llevar una conversación, no de forma extraordinaria, pero comprendo prácticamente todo y a la hora de expresarme me cuesta un poco pero salgo del paso bastante bien (al menos eso me dicen los compañeros de trabajo franceses y mis amigas).

En cocina también he notado una mejora a nivel de ritmo de trabajo sobre todo además de organización. Al comienzo necesitaba de más tiempo para llevar a cabo las tareas que tenía que hacer. Ahora mismo, ya soy autónomo en mis tareas y soy capaz de realizar cualquier tarea que me pidan. Al comienzo de mis prácticas llevábamos un ritmo de trabajo menor que me ayudó a adaptarme bien porque no había muchos clientes, y ahora que cada vez hay más clientes el trabajo sale mejor. Se podría decir que una vez metidos en la dinámica de trabajo el trabajo sale prácticamente solo.

Aquí en mi empresa tenemos una relación muy cercana entre todos los empleados debido en gran parte a que todos vivimos aquí en el hotel, comemos, cenamos y vivimos prácticamente juntos. Cuando terminamos del trabajo todos los días vienen los compañeros al apartamento en el que vivo con otro compañero a pasar el rato y demás.

En mis descansos, sigo aprovechando para seguir descubriendo París, ya que está cerca, tengo amigas que viven allí y siempre suelo tener 2 días libres seguidos que me permiten escaparme. Cada semana que paso investigando y paseando por París descubro nuevos rincones o lugares que visitar. Es una ciudad con mucha historia y que ofrece muchas actividades que hacer, museos para visitar, incontables parques para disfrutar de un picnic, disfrutar de un vino viendo el atardecer con mis amigas a la orilla del Sena y muchas más que todavía están por descubrir.

Esta semana tuve la suerte de poder disfrutar de uno de los deportes que me apasiona, el tenis. Conseguí ver a uno de los deportistas que más admiro, Rafa Nadal, jugar en Roland Garros, el torneo que lleva dominando prácticamente durante los últimos 20 años. Además también tuve la suerte de poder disfrutar de otro gran tenista, Novak Djokovic. El ambiente y el recinto es impresionante, y se respira tenis por todos los rincones.

Espero terminar esta experiencia habiéndola exprimido al máximo y con ganas de seguir con otras aventuras.

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