‘Perversidad. Mujeres fatales’. Museo Carmen Thyssen de Málaga.
El Museo Carmen Thyssen Málaga ha inaugurado este pasado sábado la nueva exposición temporal ‘Perversidad. Mujeres fatales’ , que podrá visitarse hasta el próximo 8 de septiembre.
La exposición se compone de un total de 71 obras procedentes de prestadores de Alemania, Suiza, Francia y España; con algunos de los principales nombres de la vanguardia española e internacional como Klimt, Modigliani, Van Dongen, Man Ray, Grosz, Picasso, Dalí, Gargallo, Valadon, Zuloaga, Anglada-Camarasa y Romero de Torres, entre otros, que están presentes a través de una amplia variedad de géneros artísticos: pintura, escultura, dibujo, grabado, fotografía e ilustración gráfica; y de numerosos estilos que van desde el simbolismo y el art déco a las vanguardias internacionales (fauvismo, expresionismo, surrealismo) y el arte nuevo español.
Dividida en tres secciones en que van desde la revisión del mito de la “mujer fatal”, la representación de las mujeres de la noche y de la vida moderna a una nueva mujer, activa, creativa e independiente.
Esta exposición plasma la evolución de la identidad femenina entre 1880 y 1950, dividida en tres secciones que va desde la revisión del mito de la “mujer fatal”, la representación de las mujeres de la noche y de la vida moderna a una nueva mujer, activa, creativa e independiente en que la belleza perversa y maldita la representación de la mujer dejará paso a artistas que reivindican una nueva forma de mirar y ser vistas.
Así en la muestra es fundamental la presencia de mujeres artistas como Suzanne Valadon, Olga Sacharoff, Maruja Mallo y Delhy Tejero, y de figuras femeninas rompedoras y que encarnaron un tipo de mujer avanzada, autoafirmada y protagonista activa de su tiempo, como las actrices Sarah Bernhardt y Greta Garbo, la diseñadora Coco Chanel, y las artistas y musas Kiki de Montparnasse y Gala Dalí. Todas ellas aportan nuevas visiones de la mujer desde un punto de vista propio y femenino o representan iconos de modernidad y sientan las bases de la construcción de una nueva identidad femenina.
Belleza Maldita
El arquetipo de la «Femme Fatale» surge en la literatura y las artes a finales del siglo XIX y así queda reflejado en el primer capítulo de la muestra; una reacción a la progresiva reivindicación de las mujeres de un cambio de su papel en la sociedad. La amenaza a la hegemonía masculina planteada por estas aspiraciones de libertad e independencia y una visión seualizada de lo femenino se conjugaron en esos ámbitos en una imagen de mujer cautivadora y perversa, encarnación del pecado o incluso la muerte.
Toda esta amplia reacción, en parte se produjo en la revolución industrial con la incorporación de la mujer al mundo del trabajo. Una «alarma social» que sembró un sentimiento «muy humano» como es el miedo.
Reinas del Abismo
A finales de siglo y principios del XX, los deseos más íntimos y los temores más ocultos del hombre se impone en el ámbito urbano; una nueva visión de la mujer como protagonista de «un universo abisal poblado de ídolos eróticos y poderosos, de insaciable sexualidad».
En esta segunda parte, el éxodo del campo a la ciudad está latente. Allí las mujeres van a «malvivir en la noche y van a ser representadas por los pintores» subraya la comisaria, quien resalta que en esta época las féminas son «más contemporáneas, capaces de ocuparse de espacios que anteriormente habían estado vinculados exclusivamente a los hombres»; mujeres poderosas como Coco Chanel.
Nuevas Mujeres
En la tercera sección impera un concepto surgido en el ámbito anglosajón a finales del siglo XIX, la «nueva mujer» se refiere a una identidad femenina que se impuso en una sociedad victoriana y se que enfrenta al tradicional estereotipo de la mujer como «ángel del hogar». Las nuevas mujeres, que desafían el orden establecido por un patriarcado hegemónico, participan en las reformas sociales y se muestras libres, desinhibidas, audaces, inteligentes y en constante búsqueda del éxito profesional y la emancipación económica.
La muestra se sitúa en un período, entre finales del XIX y mediados del XX, en que su representación en el arte mostrará, como reflejo de las realidades sociales contemporáneas, un cambio de paradigma, ya que el punto de vista exclusivamente “masculino y misógino” se enfrentará al planteado por la mirada femenina sobre su propia identidad.
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