UN TEXTO (irónico) SOBRE LA GLOBALIZACIÓN

El jefe vende el mármol de Estremoz a Carrara, y ellos lo revenden en el mercado italiano como mármol de Carrara, de modo que los atrios de los edificios de Roma y los cuartos de baño de los italianos pudientes están revestidos de un estupendo mármol de Carrara que proviene de Estremoz, Portugal. Y eso que el jefe no ha querido hacer las cosas a lo grande, ¿sabe? Simplemente ha subcontratado a una empresa de Estremoz que es la que se encarga de cortar los bloques y expedir los de Setúbal, solo que con el coste de mano de Portugal. (…)

Como una cosa lleva a otra el jefe intentó encontrar nuevos mercados y los encontró en Hong Kong, ya que los chinos también les vuelve locos el llamado  mármol de Carrara

 

Tabucchi. La cabeza perdida de Damasceno Monteiro

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