UZBEKISTÁN. ENTRE EL URBANISMO ISLÁMICO, LAS REFORMAS SOVIÉTICAS Y LA POBREZA

Samarcanda

Gran parte de Asia Central nos cuenta su rica historia a través de la fisonomía de sus ciudades.

Sólo hace falta observar y poner en contexto para comprender.

Necrópolis imperial de Shah i Zinda. Samarcanda

Encontramos primero la civilización islámica que tuvo su apogeo con el de la Ruta de la Seda, que creó grandes ciudades oasis en medio del tráfico comercial al que le ofrecía servicios religiosos (mezquitas), educativos (madrasas) logísticos (caravasares o lugares de parada, mercados o zocos, llamados toki, en donde vender sus productos, fuentes de agua o hauz).

Toki. Bujara

Este urbanismo se encuentra mejor conservado cuando más pobre fuera la zona en la Edad Contemporánea, quedando al margen de la evolución económica (Bujara, Jiva)

Madrasa de Mir i Arab. Bujara

Una segunda fase de estas ciudades la construye el largo control primero ruso y luego soviético en donde la ciudad se pone en función de una ideología de control masivo de la población perfectamente ejemplificada en las avenidas inmensas preparadas para desfiles militares y manifestaciones orquestadas por el poder que se creaban con tiralíneas sobre la ciudad, arrasando gran parte de su historia sin ningún tipo de remordimiento.

Avenida Tasken en Samarcanda, de varios kilómetros de longitud que arrasó totalmente el tradicional zoco

Íntimamente relacionadas con ellas se encuentran  las plazas sin fin previstas para mítines y reuniones masivas de elogio al poder.

Ambas realidades hacen de la ciudad un lugar de difícil vida, tanto en las actividades cotidianas (enormes distancias para sar recorridas a pie, sin protección contra la lluvia, el frío o el calor) como psicológicas (es una ciudad hostil al paseo y a las relaciones personales en donde el hombre se siente minúsculo y oprimido por la masividad; una perfecta forma de control social)

Otro de los rastros de esta ciudad soviética son las macroestructuras de lugares de residencia realizadas de forma masiva, con generosa utilización del hormigón y una estética modular que dejaba en segundo plano la estética en favor de la rentabilidad.

No es raro tampoco la aparición de símbolos (apenas estatuas, que fueron rápidamente destruidas tras la caída de a URSS), como las torres de telecomunicación que elogian el poderío tecnológico de la URSS dentro del contexto de la Guerra Fría

Torre de telecomunicaciones. Tasken

A todo ello se superpone una tercera ciudad, la generada por la pobreza, que ya analizamos aquí

 

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