EL VERANO DE LOS GIGANTES – Antonio Muñoz Lorente

La obra que reseño en esta ocasión es El verano de los gigantes. El comienzo de la Gran Guerra en el Oeste y la Batalla del Marne aparecida hace ya algunos años en el mercado editorial, más específicamente en 2014. Editada por los compañeros de Ediciones Platea, actualmente conocidos como Ediciones Salamina. El autor Antonio Muñoz Lorente es técnico editorial e historiador militar aficionado.

El año 2014 fue un año muy especial en el que se conmemoraba, como sabemos todos, el centenario del inicio de la Primera Guerra Mundial. Las editoriales, aprovechando el tirón, se lanzaron a la publicación y traducción de obras que trataran el primer conflicto global del siglo XX. Bien es cierto que creo que muchos nos quedamos con ganas de más, pero eso es otra historia. Este año, una joven editorial Salamina sorprendió con la publicación de «El verano de los gigantes», un pequeño volumen que trata, como bien dice su nombre, el inicio de la guerra en el Frente Occidental hasta la batalla del río Marne en septiembre de 1914.

El libro que se nos presenta es realmente interesante, y comparte por el tema y periodo de tiempo tratado cierta similitud con las obras de «Los cañones de agosto» de Barbara W. Tuchman y «1914: el año de la catástrofe» de Max Hasting. El trabajo se divide en tres grandes partes con sus correspondientes subapartados. Estas partes son: ‘Preludio’, ‘la Batalla de las Fronteras’ y ‘El Marne’. Teniendo esto en cuenta se puede pasar a examinar y analizar lo que contiene este ensayo.

En la primera parte (pg. 11-85) del mismo el autor nos traslada a la Europa de preguerra, a los diferentes movimientos diplomáticos que hubo. En resumen, como se formó y se coció la Gran Guerra en los despachos de las diferentes cancillerías. A parte de de la diplomacia, hay un gran interés en los aspectos bélicos que iban a utilizarse en los enfrentamientos, tales como ferrocarriles, ametralladoras, etc. Muñoz Lorente además nos pone en el punto de mira de dos concepciones militares muy importantes de la guerra, la alemana y la francesa. Primero empieza por los germanos, en donde se desarrolla las diferentes concepciones del denominado Plan Schlieffen, desde sus primeros pasos – “¿Cannas en el Oeste?” – hasta los cambios realizados por Moltke “El Joven”.

Con Francia el autor también hace un repaso a todas las ideas galas sobre los planes de la futura guerra que se avecinaba. La llamada mística de la ofensiva que tan hondo caló en la mentalidad militar francesa. Joffre, Michel y otras personalidades aparecen en estas líneas, así como los trazos generales de la ejecución del llamado ‘Plan XVII’ que debería llevar a los franceses y sus pantalones rojos directos a Berlín. La parte final de este primer tramo del libro termina con el relato de las semanas que precedieron al estallido del conflicto. En palabras de Antonio, esta parte fue la que más le gustó preparar para la publicación. Y lo cierto es que se desgranan de forma muy correcta toda la cuestión de las alianzas secretas, las reacciones y los ultimátums.

Pasamos a la segunda parte (pg. 89-180) de «El verano de los gigantes» donde ya iniciamos los enfrentamientos campales entre los diferentes ejércitos. El autor trata por encima y de fondo la campaña de Bélgica, centrándose sobre todo en el avance alemán hacia la frontera francesa en lo que se califica como “Una inmensa guadaña”. Asimismo, se exponen las ofensivas francesas en Alsacia y Lorena. Ambas acabaron en desastre, aunque en Alsacia por un breve periodo de tiempo se consiguió reconquistar Mulhouse. De los movimientos principales alemanes se pasa a los realizados por los ejércitos franceses, movimientos que quedaron patentes el fracaso del ‘Plan XVII’. Es aquí cuando se lanza la ofensiva en las Ardenas fue uno de los puntos culminantes de la Batalla de las Fronteras. Una ofensiva que costó mucha sangre de la infantería francesa, nada más y nada menos que 27.000 muertos en un solo día.

Por otro lado y en el flanco izquierdo francés se encuentra Charles Lanrezac, que desde el primer momento ya vaticinó que el avance principal alemán llegaría por allí. Antonio Muñoz Lorente nos explica de forma pormenorizada todos los enfrentamientos y movimientos que hubo en esas intensas semanas de finales de agosto de 1914, como la batalla de Charleroi. Tras la sangrienta ofensiva de las Ardenas, las formaciones francesas pasan a replegarse. El avance de los tres primeros ejércitos germanos hacia París parece imparable. De este rápido avance se salva por un pelo de ser arrollado el Cuerpo Expedicionario Británico (BEF). Aunque los hijos de Inglaterra pusieron resistencia en Mons y Le Cateau, estos tuvieron que seguir retirándose.

Con esta larga retirada que llega hasta París y los alrededores del Marne llegamos a la tercera y última parte (pg. 185-252) del relato, la Batalla del Marne. En las primeras jornadas de septiembre, los ejércitos franceses y alemanes chocaron a lo largo de este río. La batalla se dio en una extensión de más de 120 millas. Aquí entró un factor determinante, los Aliados habían conseguido que una gran cantidad de sus unidades descansaran antes del enfrentamiento. Mientras tanto los alemanes llegaron al campo de batalla exhaustos. Lo primero que se nos relata son los duros combates que se sucedieron en el río Ourcq cerca de París, donde simbólicamente entraron en acción los famosos taxis. Los cuales no tuvieron gran incidencia en el desarrollo de la acción. El 6º Ejército Francés se lanzó en repetidas ocasiones para expulsar a los alemanes de la otra orilla. A pesar de la resistencia puesta por estos últimos, el general von Kluck (I Ejército Alemán) había abierto una brecha en el dispositivo.

De la parte oeste del Marne pasamos al centro y este del mismo, donde los franceses lograron parar a los alemanes y contraatacar. Este contraataque en el centro logró que entre los ejércitos alemanes empezaran abrirse huecos importantes. El autor califica a la actuación británica como pobre, y es que el Cuerpo Expedicionario avanzó con gran cautela. Antes de llegar al final, hay un ataque alemán lanzado en el silencio de la oscuridad con la bayoneta calada que conquistó parte del terreno, pero que finalmente no llegó a conseguir los objetivos esperados. Tras una semana de intensos combates, los alemanes deben retirarse del campo de batalla. La victoria franco-británica se consuma. El epílogo de «El verano de los gigantes» es un análisis sobre las consecuencias de la derrota alemana en el Marne, además de una valoración sobre las bajas y pérdidas de ambos bandos.

Como siempre, a mí me gusta meterme en cuestiones técnicas. Porque son también importantes en los libros. El mismo está editado en tapas rusticas sin solapas, tiene una tipografía correcta y contiene una gran cantidad de tablas. Además de estas, también dispone de un buen número de mapas para seguir el hilo de las batallas y los avances. En las últimas páginas del mismo se añade una galería fotografía en la que aparecen combatientes y personalidades de estas fatídicas semanas de agosto y septiembre. Y al final del todo, la bibliografía consultada y utilizada para la elaboración del ensayo.

Mi conclusión es que aunque la obra no alcanza ni las 300 páginas es realmente buena. Más cantidad no significa mejor calidad. Y no hay que dejarse engañar, Antonio Muñoz Lorente aporta muchos datos utilizando la evidencia primaria. Las citas y los relatos de los protagonistas también abundan en las páginas. La lectura se hace realmente amena, y si a uno le gusta la temática podrá verse inmerso en la sucesión de todos los hechos que se cuentan. Creo que es un pequeño imprescindible. La temática sobre la Gran Guerra abunda, pero en temas tan concretos como el estudio de dos meses dentro 1914 no. En definitiva, un texto que no es ningún refrito, todo lo contario, se nota que hay un trabajo detrás del mismo dándole frescura.

Antonio Muñoz Lorente. El verano de los gigantes, el inicio de la Gran Guerra en el Oeste y la Batalla del Marne, Ediciones Salamina, Málaga, 2014, 274 pp. (16€).

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