GUERRA Y CUCHILLO. LOS SITIOS DE ZARAGOZA (1808-1809) – Daniel Aquillúe

Desde luego, no cabe decir que sobre la tragedia de Los Sitios de Zaragoza haya recaído escasa bibliografía, sino muy al contrario, empezando por las propias fuentes primarias[i], siguiendo por la historia evenemencial[ii], los análisis militares desde el punto de vista táctico o estratégico[iii] o incluso interpretativos de planes, conjuras y fines[iv]. Pues bien, a este cumplido cúmulo de obras, se ha añadido recientemente la obra Daniel Aquillué, doctor en Historia pero también buen conocedor del mundo recreacionista gracias a su integración en la Asociación “Voluntarios de Aragón”, asociación que pretende rememorar e investigar la historia de aquellos dos regimientos de infantería ligera en tiempos de la sublevación/revuelta aragonesa contra el gobierno bonapartista en la península.

Puede decirse, no obstante, que Guerra y cuchillo ―titulo arquetípico  construido sobre la famosa replica de Palafox a la propuesta de «paz y capitulación» formulada por el general Verdier―, la obra de Aquillué publicada por La Esfera de los libros en el presente año, es un trabajo de síntesis que, a su vez, viene entreverado, salpimentado, de anécdotas e historias de protagonistas directos que hacen más inmediata la comprensión de las actitudes personales de los participantes y del impacto de las consecuencias que el suceso bélico tuvo también para la carne de cañón y el estado llano. De hecho, el propio autor, en alguna entrevista periodística ha matizado que una de sus intenciones era «poner rostro a quienes lucharon en Los Sitios de Zaragoza»

El libro se desenvuelve a través de diez capítulos que van desde los preparativos (Motín, Saragosse y Leva en masa), pasando por el asalto del mal llamado Primer Sitio (Batalla campal, Corpus, Caos, y 4 de agosto), el intermezzo (Desbandada), y el férreo segundo cerco (Carnicería y Ruinas). Todo se cierra con una Recapitulación que el propio autor apostilla como Epílogo desde la Zaragoza actual y en el que se razona sobre las causas del desenlace de cada uno de los asedios, la apuesta por la guerra total[v]  por parte del sector puramente militar de los cercados en una ciudad abierta e indefendible, la tremenda implicación popular[vi] o la crudeza gala en el asedio, así como de la propia personalidad, luces y sombras, de Palafox, brigadier de salón devenido de forma espontánea ―o no―, en capitán general de todo un reino, al ser elevado sobre las espaldas e intenciones de los grandes agricultores de los barrios del Arrabal y San Pablo.

Es verdad que la obra no trae extraordinarias novedades, ni en los datos ni en la observación y análisis de los mismos, pero aún así, Aquillué, con buen tino, hace recaer la resolución del primer sitio más en la presión de la tropas de socorro [Perena, los hermanos de Palafox, Saint-Marc, Warsage y Montijo] o/y la victoria de Bailén, que las victorias zaragozanas de la Batalla de las Eras y la férrea defensa de las tapias. Sin embargo, basa, también con acierto, la resolución del segundo cerco en el error estratégico cometido por Palafox al encerrar a todo un sobredimensionado ejército, pábulo fácil de epidemia, dentro del recinto interior, dejando los alrededores de la ciudad sin tropas que pudieran amenazar y golpear las espaldas de los sitiadores. No obstante, opina que la defensa cerrada y el combate urbano mantuvo anclados en torno al Ebro a dos cuerpos de ejército y a cuatro mariscales del Imperio, lo que facilitó otros movimientos de tropas españolas a cambio, parafraseando al autor, del cementerio humeante, la ruina horrorosa y el pozo de miasmas en que se convirtió la Florencia del Ebro.

Tal vez, una de las aportaciones más curiosas del libro, sea la experiencia que Daniel nos muestra en relación a su propia relación con el difícil uso de fusiles de avancarga, con su mecánica operativa en las condiciones ambientales del Valle ―su viento hacía muy complicado y poco exitoso el rellenado de las cazoletas―, y en su bajísimo porcentaje de puntería y acierto. Y, de ahí, la obsesión de los mandos por la necesidad de instrucción previa y por la conveniencia de agrupar a los tiradores en formaciones de líneas compactas.

La imagen de Palafox es presentada por Daniel Aquillué con carácter poliédrico, sí, pero no se aleja de visiones ya conocidas que van desde el conspirador fernandino  aupado por la revuelta que, apoyado sobre la propaganda y su carácter cercano para con el vecindario, deviene en líder carismático y obstinado, sin excesivas dotes militares y sobrepasado en muchos momentos por las circunstancias, lo que no dejó de pasarles igualmente a tantos otros mandos militares en aquella malhadada guerra. Quizá yo haya echado en falta un posicionamiento del autor en cuanto a las recientes tesis del golpe de estado a que se refiere Antonio Peiró en su último trabajo, donde se llama la atención sobre el hecho de que Palafox, antes de la revuelta de los labradores, ya había comenzado a adoptar medidas encaminadas a la toma del poder, sin invocar en ningún caso ni el nombre ni la supuesta legitimidad de Fernando VII.

En resumen, Guerra y Cuchillo me ha parecido una muy buena obra de síntesis y muy adecuada para acercarse al objeto estudiado con especial relevancia en cuanto al desarrollo cronológico de los hechos, pues da una ajustada panorámica de conjunto, si bien es cierto que hubiera sido de agradecer, para mi gusto personal, un mayor aparato gráfico que reflejara cada uno de los asaltos padecidos y el avance de las tropas imperiales sobre el caserío cesaraugustano para facilitar el seguimiento de los sucesos.

[i] ALCALDE IBIECA, Agustín (1830), Historia de los dos sitios que pusieron á Zaragoza en los años 1808 y 1809 las tropas de Napoleón. Madrid: Imprenta de don M. de Burgos.

CASAMAYOR, Faustino (1908). Los Sitios de Zaragoza; Diario de Casamayor. Zaragoza: Cecilio Gasca.

LEJEUNE, Louis-François (2015). Memorias del barón Lejeune. Zaragoza: Institución “Fernando el Católico”.

PALAFOX, José de (1994).Memorias. Edición, introducción y notas de Herminio Lafoz Rabaza. Zaragoza: REA-Ayuntamiento de Zaragoza.

FIJALKOWSKI, Wieslaw Felix (1997). La intervención de las tropas polacas en los Sitios de Zaragoza de 1808 y 1809. Zaragoza: Institución “Fernando el Católico”.

[ii] RUDORFF, Raymond (1977). Los Sitios de Zaragoza de 1808 y 1809, «Guerra a muerte». Barcelona: Grijalbo.

BAYOD PALLARÉS, Roberto G. (1977). El reino de Aragón bajo el gobierno intruso de los Napoleón. Zaragoza: Editorial Librería General

LAFOZ RABAZA, Herminio (1996). La Guerra de la Independencia en Aragón. Del Motín de Aranjuez a la capitulación de Zaragoza (marzo 1808-febrero 1809). Zaragoza: Institución “Fernando el Católico”– Asociación “Los Sitios de Zaragoza”.

[iii] PÉREZ FRANCÉS, José Antonio (2011). «Guerra y cuchilllo»: un grito por la independencia y la libertad. Primer Sitio de Zaragoza (1808). Zaragoza: Asociación “Los Sitios de Zaragoza”.

[iv] PEIRÓ ARROYO, Antonio (2018). El golpe de estado del general Palafox. Zaragoza: Prensas Universitarias de Zaragoza.

[v] El autor, citando al historiador David Bell, así la considera por reunirse en los asedios tanto la retórica de la guerra a muerte, como la participación bélica en masa por parte de la población civil, el bombardeo masivo del caserío, el minado de supresión por barrios enteros, un altísimo porcentaje de bajas y una final y horrible desolación.

[vi] Daniel Aquillué justifica dicha implicación en la experiencia política adquirida por las clases populares ya desde los motines del pan de 1766 y en los hechos previos al cerco, cuando el pueblo aprendió que podía impunemente destronar de facto a Carlos IV, alzar a su hijo, expulsar a un intendente, relevar a un capitán general por otro, abolir impuestos o amenazar al Real Acuerdo. Se sintieron así, un nuevo poder directamente concernido, amenazado, por la invasión.

 

Danuel Aquillúe – Guerra y cuchillo. Los sitios de Zaragoza (1808 – 1809). La Esfera de los Libros. 2021. 420 pp.

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