Informática

Con la llegada de internet y de las tecnologías de la información y la comunicación, el lenguaje de la informática se ha convertido en el idioma con el que se escribe nuestro mundo. Comprender bien el entorno en el que vivimos exige entender, al igual que el inglés, el lenguaje de las máquinas también. Y, sin embargo, estamos lejos de dominarlo.



Lejos de circunscribirse a ámbitos profesionales técnicos, la informática impregna todas las formas actuales de comunicación, creatividad y desarrollo personal y profesional. Según datos del Observatorio de la Informática en España, 9 de cada 10 personas considera que estudiar programación favorece el pensamiento estructurado, y el 54% reconoce que ayuda para una mayor tolerancia a la frustración. En este contexto, el sistema educativo debe entender la alfabetización digital como una herramienta clave para relacionarse con el mundo que nos rodea. Por eso, resulta imprescindible integrar plenamente la informática en el currículum educativo y formar a todos los niños por igual en su comprensión y dominio. Solo así serán sujetos activos de la revolución tecnológica, y no meros usuarios pasivos.



La programación, y la informática en general, forma parte de la cultura general en la era digital, y debe situarse en el centro de la Educación. Si capacitamos a nuestros niños y jóvenes, no solo para entender la informática, sino para ser capaces de crear productos informáticos desde una visión ética y humanista, les aportamos herramientas para construir un futuro mejor y reducimos su vulnerabilidad ante la manipulación. Porque aprender informática fomenta habilidades como la lógica, la creatividad, la resolución de problemas y el pensamiento crítico. En este sentido, el 87% de los padres encuestados con hijos/as de entre 6 y 16 años está de acuerdo en que se incluya esta formación en primaria y secundaria. 



Por todo lo anterior, es crucial que todos los alumnos, en todos los centros educativos españoles, aprendan informática y programación de la misma manera que estudian matemáticas, lengua o biología. Solo así cerraremos las tres brechas que ralentizan su aprendizaje: un nivel de desconocimiento elevado por parte de la sociedad sobre la trascendencia que tienen estos lenguajes en nuestra vida diaria, unos recursos insuficientes para la capacitación de los profesores, y una persistente baja participación de mujeres en carreras STEM ante un sistema que no les genera referentes. Se calcula que, al ritmo actual, el sistema educativo tardará 40 años en ser capaz de satisfacer la demanda de habilidades digitales del mercado laboral.

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