Recuperación y utilización educativa de pueblos abandonados: Granadilla

 

          Granadilla es un pueblo de origen medieval que se encuentra en el norte de Cáceres, muy cerca de Plasencia. Se ubica en un enclave especial, pues se encuentra rodeado, como si fuese una península, por un embalse con nombre de poeta – embalse de Gabriel y Galán –, construido súbitamente entre los años 50 y 60. Esto supuso un varapalo para los habitantes del pueblo, quienes se vieron obligados a dejar sus casas y sus vidas porque les informaron de que el pueblo iba a quedar anegado por el flujo de agua del río Alagón tras construir el embalse.

          Así, Granadilla quedó abandonada durante casi veinte años, hasta que, a mediados de los 80, se decidió que era un pueblo apto para su incorporación en el Programa de Recuperación de Pueblos Abandonados. Este consiste en que alumnos de diversos centros de España pasan una semana en un pueblo “abandonado” para, no solo ayudar a rehabilitarlo, sino también, conocer su historia, su cultura y los antiguos oficios. La semana del 21 al 27 de mayo, los alumnos de 4º ESO del IES Elena García Armada, junto con el alumnado de 3º ESO /Diversificación y FP de Instalación y mantenimiento de jardines y zonas verdes del IES Suárez de Figueroa de Zafra, se convirtieron en los habitantes de Granadilla.

 

        Nada más llegar, se nos informó de que los alumnos debían asumir funciones políticas para mantener el orden y la democracia en el pueblo, y así se eligieron al alcalde (Darío), al pregonero (Fernando), los concejales de deporte (Paola y Jaime), dos taberneros, y concejales de cada casa (Pablo y Violeta, entre otros), que serían los encargados de mantenerla limpia y ayudar al profesorado acompañante. Todos los días, los alumnos tenían que realizar una serie de oficios en grupo donde se les enseñaba cómo era el trabajo en Granadilla hasta su desalojo. Así tuvieron que convertirse en carpinteros, agricultores, ganaderos, curtidores, reposteros, albañiles y jardineros, y cuidar de animales, del huerto, crear pulseras, mermeladas, y hasta arreglar socavones del suelo y puertas.

        También realizaron diversos talleres en los que aprendieron a crear abalorios y complementos que no sabían cómo se realizaban, caso de joyeros, pulseras de fieltro, llaveros de encaje de bolillo, cestería… Asimismo, tuvieron la oportunidad de aprender más del entorno del pueblo a través de la apicultura, así como de su historia con el taller de interpretación, pues tenían que interpretar a personajes locales que, a modo de Cluedo, daban pistas para resolver el misterioso asesinato de la tía Asunción.

        Tras el almuerzo y hasta la hora de la merienda, debíamos desarrollar nuestro Proyecto de Centro, que consistía en revalorizar el patrimonio inmaterial de la zona a través del estudio y el recitado de leyendas del norte de Cáceres y difundir el patrimonio jerezano mediante las zambombas navideñas y el léxico de nuestra ciudad. Así, durante dos horas, Jerez y Granadilla se fundían en un solo pueblo, donde los monstruos y animales feroces de las leyendas cobraban vida por la “calle de San Francisco”, al son de panderetas, “un curita que estaba malito en la cama” y sonajas.

        En cuanto a actividades físicas de la tarde, no solo disfrutaron de los ya tan clásicos partidos de fútbol y baloncesto en la pista deportiva del pueblo, sino que también jugaron a juegos tradicionales(pañuelito, la comba, carrera de sacos, bailar el aro…), hicieron una caminata a ver el embalse, avistaron ciervos, jugaron al geocatching e hicieron un recorrido fotográfico a través de la historia del pueblo.

         Al caer la noche, justo después de la cena, Granadilla cobraba la misma vida nocturna que cualquier pueblo o ciudad actual, pues los estudiantes disponían de una discoteca, donde bailaban y cantaban – incluso hicieron una batalla de rap –, un bar para tomarse un refresco sin alcohol y jugar al ping-pong y al billar; e, incluso, actividades tradicionales, que van desde contar historias de misterio en la iglesia hasta asistir a una boda medieval.

        Como hemos podido ver, la semana en Granadilla ha sido intensa y enriquecedora, pues se ha logrado la inmersión completa del alumnado en la vida del pueblo, queriendo, incluso, quedarse más tiempo allí con sus nuevos amigos de Zafra y disfrutar de este maravilloso pueblo que tiene un encanto especial.

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