Relato colectivo «¿Serás tú el siguiente? Capítulo 4

En el seno del Programa ComunicA y, con la finalidad de implementar la expresión y la comprensión escritas, en el I.E.S. Gamonares ha comenzado la construcción de un relato colectivo. Un miembro de nuestra comunidad educativa cuyo nombre no puedo desvelar aún ha creado este texto, que será continuado de forma anónima y discreta (al menos por ahora) por alguno de vosotros. Estad muy atentos, ya que podéis sentir la llamada de la forma más inesperada.

CAPÍTULO 4. LOS ASESINOS

Una vez que los dos policías eran objetivo tanto del falso periodista como el hombre misterioso decidieron investigarles.

El agente López y el inspector Darío volvieron a la escena del crimen y tomaron pruebas en relación con las investigaciones que habían hecho.

Con las pruebas fueron al laboratorio que la policía tenía en la calle Lope de Vega. Analizaron las muestras de pelo de la víctima que habían tomado; sangre que habían cogido del suelo; un vaso, que tenía huellas de labios; y, una colilla. Estas dos últimas pruebas eran muy semejantes con la forma de actuar que tenían los criminales que habían investigado.

Con todas las pruebas en su poder y analizadas, el inspector Darío y el agente López descubrieron que la víctima fue apuñalada antes de morir y quemada con una colilla.

Entonces, ¿de dónde había salido la afirmación de que todo había sido un suicidio? ¿Había más gente implicada en el caso de asesinato?

A la mañana siguiente, los agentes fueron al lugar de la escena porque las huellas que había en el vaso no eran iguales a las de las otras pruebas, por lo tanto, alguien más tendría que estar relacionado con el caso.

Pasaron veinte minutos y aparecieron en la escena los dos hombres misteriosos. Los policías se escondieron intentando averiguar qué hacían aquellos hombres allí. ¡Cuál fue su sorpresa!, cuando escucharon que ambos hombres estaban planeando como escapar para que la policía no les detuvieran, porque ellos habían cometido el asesinato.

En ese momento, los dos agentes no sabían cómo reaccionar, porque si aparecían, podían matarles también a ellos; y, si no lo hacían corrían el riesgo de que los dos hombres escaparan.

El inspector Darío, más experto en estos casos que el agente López, decidió, silenciosamente, llamar a más compañeros para pedir refuerzos. Los policías llegaron inmediatamente al lugar del crimen. Los dos hombres se vieron acorralados, pero por la terraza del piso consiguieron subir hasta la azotea y desde allí lograron escapar.

Los policías que eran de alto de nivel y ningún criminal se les había escapado, se quedaron asombrados, pero no se podían quedar quietos, tenían que hacer algo. Todos se quedaron pensando unos cuantos minutos. Y, al fin, el inspector Darío dio con la clave, todos estaban atentos a sus palabras: pensó comunicarlo a todos los medios de comunicación y ponerlos en busca y captura. A todos los demás les pareció bien y,  “en cero coma” estaban poniéndolo en todos los medios que podían existir.

Por la tarde, los dos policías estaban en la oficina, tomando un café, intentando asimilar todo lo ocurrido… Pero sin esperarlo alguien llamó al teléfono, los policías estaban desconcertados, nadie llamaba nunca, y menos por la tarde… Pero lo que ocurrió no era una tontería, ni mucho menos…

 

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