Relato colectivo «¿Serás tú el siguiente? Capítulo 5

En el seno del Programa ComunicA y, con la finalidad de implementar la expresión y la comprensión escritas, en el I.E.S. Gamonares ha comenzado la construcción de un relato colectivo. Un miembro de nuestra comunidad educativa cuyo nombre no puedo desvelar aún ha creado este texto, que será continuado de forma anónima y discreta (al menos por ahora) por alguno de vosotros. Estad muy atentos, ya que podéis sentir la llamada de la forma más inesperada.

CAPÍTULO 5 /LA PERSONA MISTERIOSA

El teléfono sonó y el inspector Darío cogió la llamada. El inspector se quedó asombrado de la voz de mujer que se encontraba tras el teléfono, al parecer era la señora Murdock. El inspector Darío no la conocía de nada, entonces, le preguntó “me podría decir usted quién es, porque no la conozco de nada”. La señora Murdock muy amablemente le contestó “inspector Darío no puedo decirle mi identidad, pero solo le digo que tengo información muy importante para usted”.

El agente López no muy puesto en la situación le dijo al inspector Darío que hablara con ella para que viniese a la comisaría a que les contase la situación, lo que hizo que se irritase el inspector Darío y lo ignorase. Al final, después de una larga conversación, lo único que consiguió fue un emplazamiento en el callejón Luna, la noche del viernes a las 22:50.

Los días de la semana fueron pasando despacio, sin otras ocupaciones relevantes ni otras pistas destacables, hasta que llegó esa noche.

Sobre las 22:00, en el despacho del inspector Darío se reunieron para organizar el plan y explicarles a todos los agentes colaboradores lo que deberían de hacer en la misión prevista.

El inspector Darío y el agente López se montaron en su famoso SEAT IBIZA negro y el grupo de agentes colaboradores se dirigió a sus posiciones concretadas.

A las 22:48, los agentes llegaron al callejón Luna. Al principio no vieron nada, hasta que, de repente, vieron llegar a una extraña persona con gabardina, gafas de sol y un pasamontañas negro. La persona se acercó a los agentes y comenzó la conversación con un: “buenas noches, agentes”, sencillo y escueto. Los agentes, al verle la cara a aquella mujer, se quedaron atónitos ya que parecía una persona de avanzada edad, pero con el pasamontañas no lograron precisar esta información.

La mujer comenzó a darles la información que los policías necesitan saber, pero  con muchos rodeos:

  • la información que le voy a dar es que yo sé quién es la persona que mató a quien ustedes buscan. Pero, de antemano, les digo que no va a ser fácil la situación. Lo primero que les digo es que van a seguir una pista; en principio, les voy a entregar un teléfono (el teléfono era un Nokia que tenía unos cincuenta años) y, en unos días, recibirán una llamada con la primera pista.

El inspector Darío intentó convencerla para agilizar los trámites y que le diese la información ahora mismo, pero le fue imposible, ya que la mujer se empañaba en que su vida corría peligro y no podía desaparecer ni ser testigo protegido en esos momentos, puesto que era una persona cercana a ella y la echaría en falta y activaría el mecanismo para que le ocurriese lo mismo que al fallecido. Ante esa imposibilidad, el inspector Darío fue condescendiente y siguió el “modus operandi” que le imponía la señora, lo cual implicaba no conocer su identidad real.

El inspector Darío estaba furioso con los acontecimientos. Él deseaba llevarse a la señora a comisaría, detenerla si fuese necesario y tener la información ya; pero sabía que si hacía eso, según les contaba la señora, sería su perdición y no podría resolver el caso que se traía entre manos.

Los agentes volvieron a la comisaría y hablaron con el sargento Lama  y les contaron la situación.  Se encontraban cabreados, pero satisfechos, ya que su confidente parecía ponerlos en el buen camino, aunque demasiado lento para su ímpetu.

A la semana siguiente, los agentes estaban rellenando unos papeles del robo de una cartera en el metro y, en esos instantes, el teléfono Nokia sonó. Rápidamente, el inspector Darío y el agente López se dirigieron al despacho del sargento Lama….

 

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