Al igual que ha sucedido en prácticamente todos los sectores, el uso del big data en la educación se ha incorporado de forma acelerada. Han sido muchas las organizaciones que han basado la toma de decisiones en el análisis de datos. En este contexto, la recopilación de información en la educación está ayudando a los centros educativos a comprender las necesidades y comportamientos de sus estudiantes.
El uso del big data en la educación, como en otros ámbitos, es muy diverso y se centra, sobre todo, en el aprendizaje adaptativo. Los datos sirven para analizar el entorno, rendimiento, motivaciones y necesidades del alumnado para ofrecerles una formación personalizada y adaptada a sus necesidades. Precisamente la creación de itinerarios de estudio a medida es el principal cometido de esta herramienta, y pretende contribuir a una formación adaptada y aumentar la motivación de los alumnos.
Tras la gestión y análisis de los datos, se detectan patrones y tendencias de comportamiento, y se realizan pronósticos fiables para tomar decisiones con el objetivo de mejorar el aprendizaje del alumno.
Son muchas las aplicaciones, pero su éxito radica, precisamente, en que permite mejorar los procesos de formación, en cuatro etapas: descriptivo, diagnóstico, predictivo y prescriptivo.
Enseñanza personalizada. Los datos aportan a los docentes mucha información sobre el proceso de aprendizaje de los alumnos. Mediante este análisis, el profesor puede conocer el progreso de cada alumno progresa correctamente, y si no es así, saber por qué no lo hace para poner una solución en tiempo real. El objetivo es analizar el rendimiento para detectar en qué aspectos tiene mayores dificultades y ayudarle a superarlas.
Reaccionar a tiempo es fundamental para conseguir progresos en los alumnos, y adaptar las lecciones a su aprendizaje. Para ello, la tecnología debe seguir experimentando y avanzando hasta conseguir tomar el pulso completo del aula y así ayudar a tomar decisiones a tiempo real.
Comprensión de los patrones de comportamiento. El uso de aplicaciones y herramientas ayudan a controlar la asistencia, registran continuamente la actividad académica. proporciona una comprensión integral de cada alumno basada en patrones de conducta, estados de ánimo, rendimiento, etc. Todos estos datos permiten proporcionar a cada alumno la atención que necesita y adecuar su educación según sus necesidades, inquietudes y diferencias.
Anticiparse al conflicto. El análisis de datos también puede detectar casos de riesgo de exclusión y trastornos intelectuales, entre otros. De este modo, los profesores, psicólogos y pedagogos pueden actuar con rapidez y anticiparse a una problemática mayor. Además, estas herramientas pueden llegar a predecir cambios en los patrones de aprendizaje antes incluso de que produzca. Así, los profesores pueden ser conscientes de las situaciones individuales de cada estudiante, e intervenir de forma anticipada reduciendo los niveles de abandono escolar, especialmente en casos que con necesidades especiales como la dislexia, que requieren de una atención mayor para superar tareas cotidianas.