En primera línea de huelga
–Por Víctor José Ríos Egea de 2º de Bachillerato-B–
Un problema, un colectivo descontento, con ganas de reivindicar lo justo, unidos en una calle, consiguen una solución. El pasado 11 de octubre junto a algunos de mis compañeros y compañeras del IES Montes Orientales nos unimos en una experiencia muy enriquecedora y gratificante: nuestra primera huelga de verdad.
Esta huelga fue convocada a nivel nacional el pasado día 4 de octubre de 2024. Yo, al igual que todos mis compañeros y compañeras vivimos lejos de una ciudad en la que manifestarnos efectivamente y realizar el desplazamiento es toda una aventura, por lo que todos decidimos ir al instituto como un «día normal» y seguir con nuestro temario ya que 2º de Bachillerato es un año en el que un día más de clase es «importantísimo». El resto del instituto se lo siguió tomando con la actitud pasiva típica de un día sin clase. Aunque la mayoría de estudiantes tomaron esa decisión pasiva, otros no se resignaron a ello y salieron a las calles. El lugar en el que los estudiantes más reivindicaron su indignación con el gobierno y su ineficacia a la hora de realizar y exponer los cambios de la prueba de acceso a la universidad, que era el motivo principal de la huelga, fue en Murcia. En esta provincia, frente a la Consejería de Educación, más de un millar de estudiantes, mayoritariamente menores de edad, fueron fuertemente desalojados con bocachas, instrumento de aire a presión usado por los antidisturbios, además de apalear a estudiantes.
Esta represión policial frente a una manifestación pacífica de estudiantes fue la gota que colmó el vaso. Tras este punto, muchos estudiantes como yo, que al principio pensábamos que nuestra reivindicación sobre la incertidumbre sería ineficiente, hizo que se me encendiera la llama aún más al ver que a estudiantes de mi edad les habían mandado los antidisturbios por una manifestación pacífica. Esto se añade al argumento emocional ya que yo, un compañero o un amigo mío podría haber sido uno de ellos. No entiendo cómo tiene que estar el poder y el Estado para mandar a callar a unos simples estudiantes inofensivos de manera violenta. ¿De qué serían capaces, de qué tienen miedo?
Tras esto varios alumnos y alumnas nos decidimos definitivamente a ir a la siguiente huelga convocada, nos decidimos a ir a una huelga de verdad. No fue fácil ya que tuvimos que llevar varios papeles de firmas a Dirección y los maestros se polarizaron. Unos, tras ver lo sucedido y que esa incertidumbre también les afectaba, ya que no sabían cómo prepararnos para selectividad, nos incentivaron a ir e hicieron que no perdiéramos temario por reivindicar nuestros derechos. Pero otros muchos maestros dejaron por entendido que el temario programado para ese día se daba por explicado, lo cual define cuáles son tus valores.
Se acercaba el día y surge el bulo de que habían cancelado la huelga, pero seguimos para adelante. Algunos alumnos nos organizamos y planificamos la forma de ir a la manifestación todos juntos a Granada. Algunas compañeras del grupo dedicaron horas que podían haber sido de estudio a realizar pancartas que llevamos al día siguiente con mucho orgullo, con nuestra frase “2007 BAJO PRESIÓN, PAU SIN PRECISIÓN”, haciendo alusión a la exigente presión a la que se nos somete en este año por dar todos los contenidos que no se han dado en los cinco años anteriores de ESO y Bachiller a causa de la ineficiencia del sistema educativo español. A ello sumar la imprecisión del examen a la que tanto nosotros como los maestros nos enfrentamos a la hora de prepararnos. Por ejemplo por la falta de un modelo y temario todavía en pleno mes de octubre con el curso ya empezado.
Llegado el día, en mi caso, tomé el primer bus para llegar desde Campotéjar a Iznalloz, donde junto a los pocos compañeros y compañeras que íbamos a sacrificar «un día de estudio» por reivindicar nuestros derechos y luchar por las injusticias e incertidumbres a las que nos enfrentamos, nos decidimos por tomar el autobús hasta Granada. Mientras íbamos en el bus recibimos un mensaje por Classroom de nuestro maestro de Historia de España que leímos en voz alta para todos los que íbamos. En ese mensaje el maestro nos explicaba la importancia de ese sacrificio que estábamos haciendo por reivindicar las injusticias, esto no hizo más que motivarnos más para seguir nuestro camino.
Una vez en Granada, tras dar un buen rodeo llegamos hasta la Plaza del Triunfo, lugar de la convocatoria. Como llegamos antes de tiempo nos encontramos solos y nos daba vergüenza desplegar las pancartas, incluso si veíamos varios jóvenes juntos debatimos si irían a la huelga o no. Al cabo del poco tiempo, los organizadores del Sindicato de Estudiantes de Granada llegaron y nos acercamos. Les empezamos a hacer preguntas sobre cómo iba a ser el recorrido y les enseñamos nuestras pancartas que les encantaron. Para agilizar les preguntamos si necesitaban ayuda y ahí fue cuando empezó nuestra mayor implicación del día. Una compañera y yo empezamos repartiendo trípticos informativos sobre desigualdad y sobre la huelga, además de pegatinas del sindicato de estudiantes y terminamos repartiendo banderas del sindicato y dando el mensaje de que a las 12:00 horas empezara la marcha.
Cuando llegó la hora de salir y estábamos en primera línea de la huelga. Empezó la coordinadora del sindicato a liderar con un megáfono y gritando unas frases que la multitud iba repitiendo. Rápidamente una de nuestras compañeras empezó a encabezar la huelga cogiendo uno de los dos micrófonos. Y un rato después yo estaba en la misma situación, llegué a estar encabezando y cantando las frases dos veces, muy orgulloso de hacer eso con compañeras mías al lado y enfrente. Íbamos recorriendo las calles más transcurridas de Granada y la gente se iba parando a escuchar nuestros gritos y a darnos la razón. Un momento memorable es cuando se me acercó una viejecita y reconoció que el esfuerzo por luchar por nuestros derechos era muy valiente, me emocioné. Algunas personas ayudaron incluso a la causa, una mujer de un bazar de una calle por la que pasábamos nos sacó trompetas para que pudiéramos hacer más ruido y que nos escuchasen bien. A lo largo de la marcha íbamos repitiendo algunas frases y chillando cánticos tales como:
“Nada, Nada, Nada, para la privada”
“El hijo del obrero a la universidad, el hijo del banquero al campo a trabajar”
“La educación es un derecho no un privilegio”
Estos cánticos los fuimos repitiendo a lo largo de la marcha. Los que más nos miraban sin duda eran los guiris, los cuales se quedaban paralizados viendo a cientos de estudiantes manifestándose y reivindicando sus derechos y su dignidad, muchos nos grababan. Recuerdo una inglesa que se me acercó cuando yo tenía el megáfono y me animó diciendo “Say it louder, louder” (“dilo más alto, más alto”), haciendo referencia a que no nos calláramos y dijéramos fuerte nuestras quejas para que nos escucharemos. Lamentablemente yo tuve que irme de la manifestación antes de que esta concluyese pero en la parte importante estaba allí y tomé activamente parte de esta.
En conclusión, ir a esta huelga me ha aportado mucho y al ver los resultados de que al lunes siguiente ya habían fechado la publicación de exámenes en Andalucía me sentí gratamente satisfecho con la labor que muchos jóvenes habíamos hecho. Es verdad que de todos los jóvenes de mi edad que conozco sólo una pequeña minoría reivindicamos en la huelga, pero fuimos capaces de hacer suficiente ruido. Por otra parte me hizo reflexionar sobre la importancia de las huelgas y de echarse a las calles para manifestarse sobre las injusticias. Hace 30 años una manifestación como esta habría tenido el triple de gente, hoy en día los jóvenes han perdido este espíritu. Pienso que es muy importante manifestarse ya que si nadie lo hace, los que están en el poder van a seguir abusando de los desfavorecidos, de los que estamos abajo. Muchos piensan que si a ti no le afecta no se manifiestan y giran la cabeza cuando ven una injusticia, ahora entiendo mejor que nunca que esto está mal. Hay que luchar por tus valores y todo lo que se ha injusto aunque a ti no te perjudique directamente porque si no, terminamos siendo una sociedad dividida y egoísta. Por último quiero agradecer a toda la gente que hizo esto posible, desde los estudiantes que se manifestaron hasta los profesores que nos incentivaron a ir, pasando por toda la gente que nos apoyó en la marcha. Esta manifestación me ha incentivado a mostrar mi desaprobación frente a cualquier caso de injusticia y no vivir en la indiferencia continua que predomina en mi generación.
Víctor José Ríos Egea
2º de Bachillerato-B