«Alcancías»
Por Érika Hurtado Martínez(4º ESO-A) e Inés Barros Tejada (4ºESO-B)
El documental que hemos visto en el aula se titula “Alcancías”, de Juan miguel Baquero Zurita [https://www.youtube.com/watch?v=Df2bkDZrLBQ] y cuenta el testimonio de diversos familiares de personas que fueron represaliadas, e incluso algunas continúan vivas, de algunos pueblos de la Sierra de Cádiz.
El inicio del documental nos muestra lo que es una alcancía, un recipiente de barro cerrado con una única obertura en forma de ranura en la parte superior por la que se introducen monedas y que sólo se puede abrir de una forma: rompiéndolas. Es lo que la gente conoce como hucha, pero que en Andalucía conserva su nombre andalusí: alcancía.
La metáfora que el autor del documental Juan miguel Baquero nos quiere mostrar es que la alcancía sería como el corazón y las monedas los recuerdos, la memoria. Por eso en este documental aparece el autor introduciendo fotos de personas en lugar de monedas, para dar a entender que esas personas, aunque se encuentren desaparecidas, o mejor dicho hayan sido desaparecidas, continúan en el recuerdo de sus familiares diariamente.
Como digo, aparecen en el documental varias personas. La primera es una un hombre que narra la desaparición de su abuelo, seguido de una mujer mayor con su hija y un hombre mayor con su hijo. La señora mayor cuenta la historia de su padre, un hombre que todavía continúa desaparecido. Ella dice que su sueño sería poder enterrarlo junto a su madre, su esposa, y llevarle flores cada semana. Este testimonio me parece muy triste. Triste porque puedes ver la cara de dolor que tiene esta mujer anciana que probablemente morirá sin enterrar dignamente a su padre asesinado injustamente.
El segundo hombre contó también su historia, el día que la Guardia Civil se llevó a su abuelo y desapareció y cómo, al cabo de los años, volvieron para decirle a su mujer que firmara un documento conforme su marido había muerto en la guerra, a lo que ella, con mucha valentía, se negó. Lo que más me ha impactado de la historia ha sido la parte en la que la esposa, su abuela, le dijo a su hija de tan sólo catorce años de edad, que escribiese en la misma libreta en la que escribía todas las fechas de los nacimientos y las defunciones de la familia una fecha: 11 de agosto de 1936, el día en el que su marido, el padre de esa niña, el abuelo del hombre que explica esta historia fue arrestado por la Guardia Civil, el último día que lo vieron con vida.
El último testimonio que escuchamos es el de un hombre que acabó encerrado en Mauthausen y Gusen y sobrevivió. Explica cómo vivió la liberación del campo nazi y además nos muestra el pijama original que llevó todos esos años, así como la matrícula que le grabaron en la piel los nazis, el 5151, recitado por el mismo en castellano y en alemán.
En general este documental me ha gustado mucho, sobre todo las historias que se cuentan y las fotos que se enseñan, fotos que, al final del día, son el único recuerdo al que se pueden agarrar los familiares de las víctimas. Y no sólo las fotos, también objetos personales como el reloj que dejó un hombre, un simple trabajador, encima de la cama el día que lo arrestaron y lo hicieron desaparecer “por dios y por España”.
Lo que más pena y rabia me ha dado ha sido la parte en la que la niña de catorce años tuvo que escribir la fecha de la muerte de su padre en la libreta porque, desde mi punto de vista, ese hombre de cuarenta y cuatro años no merecía dejar a su mujer y sus hijas pequeñas solas tan pronto. No las vio crecer y ellas tuvieron que crecer sin la figura paterna, la pequeña, de seis meses, ni tan siquiera llegó a conocerlo.
Creo que este documental nos sirve para darnos cuenta del daño que hizo en general el franquismo y que, además, nos enseña que nuestro corazón es como una alcancía y que los recuerdos y vivencias que presenciamos nunca salen de este por mucho que lo intenten.
Érika Hurtado Martínez
4º ESO-A
En la asignatura de Memoria Democrática hemos visto el documental titulado “Alcancías” dirigido por Juan miguel Baquero y Jesús Sotomayor. Su título hace referencia a las tradicionales huchas de barro típicas del sur de España, utilizadas como metáfora de los recuerdos y la memoria de las víctimas y familiares de víctimas del franquismo. A lo largo de este documental podemos ver y oír a varios familiares de víctimas junto a historiadores y arqueólogas narrando sus experiencias, vivencias dolorosas e investigaciones.
Varias veces se remarca en el documental lo necesaria que es la memoria, tanto para el presente como para el futuro. Asimismo algunas personas derechistas afirman lo poco útil que es para ellos realizar estas cosas y piden dejar en el pasado lo que es del pasado. Quizá tienen miedo de que la gente descubra que defienden la violencia y el genocidio.
En mi opinión es tan necesario que se hagan estos proyectos de recuperación de la memoria y la dignidad de los asesinados por el fascismo y ayudar a las personas mayores a que cuenten su historia y así borren el miedo. Unas historias que fueron calladas y guardadas que necesitan ser contadas. Gracias a este documental esas personas pueden expresar el dolor y pueden pedir justicia, aunque sea en vano.
Yo sólo soy capaz de pensar en la impotencia de esas personas que realizan una búsqueda interminable para encontrar a sus familiares tirados como animales en fosas comunes, cunetas y barrancos.
Otro tema es el de las mujeres, que son las grandes olvidadas siempre. Olvidadas, fusiladas, rapadas, torturadas, violadas… por ser “mujeres de” y, esencialmente, por ser mujeres. ¿Cómo no van a temer esas mujeres ancianas su hablar puede significar ser señaladas de nuevo, y más en una sociedad donde el insulto más popular entre los jóvenes es “rojo”, “zurdo” o “roja”. Vivimos en una sociedad donde hay personas que temen por un genocidio que lleva bajo tierra noventa años ya que, como afirmó Franco, todo quedó “atado y bien atado”. En cambio después tenemos a los ignorantes que lo idolatran, personas que hablan y hablan y no tienen un mínimo de conocimiento de todo esto más allá de lo que les dicen desde Tiktok.
Franco mató a España, literalmente y figuradamente. Y hoy en día esos “patriotas” que quieren salvar a su país tan en peligro, según ellos, lo adoran. Ellos consideran que actualmente un violador y un asesino reinsertado en la sociedad tras cumplir su condena por las políticas de los “rojos” en la cárcel es una vergüenza. Pero no les avergüenza que hasta hace diez años convivíamos con violadores, torturadores y asesinos que todo el mundo conocía de sus “hazañas”, protegidos e incluso condecorados por la Policía, la Guardia Civil, el Ejército y el Gobierno.
Por todo ello es tan necesario este tipo de documentales, entrevistas y asignaturas como la que se imparte en el IES Montes Orientales de Iznalloz, perdidos como estamos en la provincia de Granada y en España en general, porque tan necesario es conocer la verdad como actuar ante las injusticias y los crímenes, siempre y en cualquier lugar, sin importar quién es la víctima.
Es necesario recordar para no repetir la misma historia, así como es necesario justicia, reconocimiento y ayuda a esas víctimas que viven con miedo desde su infancia. Es necesaria la empatía y descubrir la historia de nuestros antepasados más directos, de nuestra familia, de nuestra comarca, revivir su memoria y acompañarlos y no permitir que sean olvidados otra vez en vida y también en la muerte. Es necesario luchar, tener opinión propia y no dejarte llevar por discursos repetitivos, simples y vacíos porque cuando muchos dicen lo mismo, al final ninguno piensa. Y yo creo que se puede conseguir y para ello es fundamental conocer y saber lo que pasó.
Inés Barros Tejada
4º ESO-B