Dedicatoria para un alumno que nos ganó el corazón

Hoy no es un buen día para la familia de Jose Antonio Garrido Casado, ni para el claustro del IES Odiel y, mucho menos para todos los vecinos de Gibraleón que han tenido la suerte de conocerlo. Si había algo que lo diferenciaba de todos los chicos de su edad, era sus ganas de vivir, de luchar por estudiar, y por no rendirse nunca.

Durante su corta pero también generosa vida, ha sido un ejemplo de tesón, de disfrutar al máximo de todo lo que el mundo podía ofrecerle, sin importarle el tiempo que la enfermedad podía concederle.

A pesar de haberse marchado demasiado pronto, ha dejado una honda huella en todos nosotros. Ha sido digno de admiración por todos los que hemos sido sus profesores, aunque sea en la distancia; su espíritu de superación lo hacía invencible ante la sombra que le rondaba. Todos pusimos nuestras esperanzas en que podría salir victorioso en esa batalla sin fin por tener su propia vida, para hacer lo que más le gustaba: jugar al fútbol, pasar ratos con los amigos y la familia.

Aún recuerdo el primer día que lo vi en clase y le dije: “me alegro mucho de verte José Antonio” a lo que rápidamente respondió con un brillo especial en sus ojos: “a mi también me alegra, maestro”. Fue el único día que pudo asistir, pero llenó la clase con su presencia. Un ambiente especial se respiraba en el aula, y será una clase que difícilmente podré olvidar.

La última vez que disfrutamos de su presencia en el insti fue en la graduación de 4 ESO. Vino personalmente a recoger su título de graduación, sin embargo, era algo más que un mero título, era un grito por la vida, por la oportunidad de aprender como un compañero más sin importarle que su destino estuviese ya escrito en algún lugar entre las estrellas.

Para mí y para todo el IES Odiel, José Antonio, ha sido como un faro que ha iluminado nuestras vidas de enseñantes. Su luz nos ha hecho comprender lo que de verdad importa pese a las dificultades que podamos encontrar. Él, como un alumno excepcional, también nos ha dado a todos una lección que nunca olvidaremos: “yo, no dejo de soñar”

Descansa en Paz. Como persona de fe que eras, seguro que Dios te tiene un lugar especial reservado para seguir luchando, esta vez, intercediendo por aquellos que quieres y, que siempre te querrán.

Desde todo el claustro del Instituto IES Odiel, nuestro más sincero pésame a la familia de José Antonio. Que su espíritu de luchador nos acompañe siempre.

Paco García.

 

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