Pedro y su mujer estaban muy felices. Pero, de repente, llamaron a la puerta. Pedro abrió y eran los vecinos del pueblo. Entraron en su casa y le quitaron el dinero. Uno de los vecinos llevaba una navaja, la sacó e iba tan borracho que se la clavó a Pedro en el pecho. Lo llevaron al hospital, pero allí murió.