Para distraer a los simios resolvimos atar unos plátanos a la cabeza de Rocío y mientras nosotros rescataríamos a Grilo, pero nuestro plan salió mal, los monos se habían comido los plátanos y a Rocío le había dado un infarto.
De repente, Rosa se acordó de que había hecho un cursillo de domadora y se acercó a los simios intentando dominarlos. Mientras tanto, Samari abría la jaula para rescatar a Grilo, y Yeray e Ismael ponían cargas explosivas para destruir el poblado enemigo. Súbitamente apareció una extraña persona, era un científico que estaba trasplantando cerebros humanos a monos. Sorprendió a Samari asestándole una puñalada en el costado para quedarse con su cerebro pero Grilo se lanzó sobre el científico arrancándole los ojos.