Decidimos llevarnos al mono con nosotros para lo que nos quedaba de viaje. Lo que no sabíamos es que era muy travieso, por lo que nos complicaría el viaje.
Supuestamente, según el mapa, el tesoro estaba detrás de un gran árbol con una piedra cristalina a su derecha. Entonces, nos pusimos a buscar el árbol y la piedra cristalina.
Íbamos llegando al punto en el que creíamos que se encontraban cuando, de repente, escuchamos miedosos gritos de nuestro amigo el mono. Así que rápidamente fuimos en busca de él.
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