El mono se vino con nosotros durante el viaje y nos reímos mucho con él. Pero, de repente, de unos arbustos salió un león enorme. Nosotros al verlo nos quedamos quietos, pero nuestro amigo el mono salió disparado hacia él para atacarle. Pero el mono no pudo con el león y se murió.
No sabíamos qué hacer. El león era muy fuerte y si salíamos corriendo nos comería. Así que a mí se me ocurrió una idea. Le dije a Jaime que yo distraería al león, mientras que él se marchaba corriendo de esa isla tan peligrosa. Él no quería que me arriesgara, pero al final le convencí.
Empecé a hacer tonterías y a correr para un lado mientras le gritaba a Jaime que se fuera. El león venía detrás de mí y no me dio tiempo a perderlo de vista. Me tropecé, me caí y ahí, en medio de una isla desierta, se terminó el peor viaje de mi vida.