Bubisher y «Cinco globos para Luna» en nuestro día de la Paz y la No Violencia.
Fué a través de este bonito cuento y de su autora, Mª José Irigaray, una antigua compañera y excelente maestra, como conocimos esta asociación y la bonita labor que estaban realizando en los campamentos de refugiados saharauis.
Cada año, el CEIP José Saramago, para la celebración del día escolar de la Paz y la no violencia, entorno al 30 de enero, nos gusta trabajar no solo la lectura de cuentos que nos hablen sobre Paz, murales con mensajes bien bonitos o exposiciones de trabajos preciosos que nos recuerdan el valor de la Paz y la no violencia. Intentamos también, involucrarnos en alguna actividad solidaria, a través de la cual, nuestras niñas y niños con su esfuerzo, comprendan el valor de la solidaridad.
Este raro curso, pensamos en Mª José para que nos contara su cuento e inspirara mensajes bonitos de Paz. Y aunque ella, no ha podido estar presente a causa de todas las restricciones, si que lo ha estado su cuento y la asociación de Escritores por el Sáhara con su proyecto Bubisher.
A lo largo de toda la semana, todo el José Saramago ha estado trabajando entorno a distintas actividades sobre la Paz y la No violencia:
– El Ayuntamiento de Vícar nos ha regalado un banco de la Paz y la Amistad que hemos colocado en el espacio cerquita del Jardín de las Hadas. Y en la valla hemos pintado nuestras frases y palabras preferidas de Paz.
– Nos hemos dejado empapar por la lluvia de la Paz, dándole vida y color a un espacio un poco oscuro del cole.
Valorando la forma de contribuir a este precioso proyecto, se nos ocurrió realizar una carrera solidaria en la que con el donativo de un euro por niño y niña por participar, juntáramos una pequeña recaudación para enviar a nuestra asociación amiga.
Tras la carrera por clases, nos esperaba un detalle para cada grupo: «Cinco globos para Luna», cuyos beneficios íntegros son donados a Bubisher. Una doble forma de contribuir a la creación de bibliotecas públicas y bibliobuses en los campamentos de refugiados Saharauis.
Una vez ya en clase, hemos podido disfrutar de la maravillosa sensibilidad que transmite el texto y las preciosas ilustraciones del cuento. Lo guardaremos como un tesoro que poder disfrutar, en el mejor lugar de nuestras clases: la biblioteca.