UNIDAD 4.- LA EUROPA DE LA RESTAURACIÓN Y LOS CICLOS REVOLUCIONARIOS

UNIDAD 4.- LA EUROPA DE LA RESTAURACIÓN Y LOS CICLOS REVOLUCIONARIOS

1.- La Europa de la Restauración.

1.1.- Características generales de la Europa de la Restauración.

Desde un punto de vista cronológico la Europa de la Restauración abarca un período corto, desde la caída de Napoleón en 1814 hasta las revoluciones burguesas de 1830. Este período está marcado por la lucha de los gobiernos europeos por desmantelar los logros de la Revolución Francesa y volver a los presupuestos del Antiguo Régimen. La política del “equilibrio europeo” defendida por las potencias europeas, sobre todo Gran Bretaña, desde principios del siglo XVIII, será la que marque las relaciones internacionales del período.

No es posible estudiar la Europa de la Restauración sin conocer la base cultural de sus intelectuales e ideólogos, todos ellos enmarcados dentro del gran movimiento intelectual conocido como ROMANTICISMO. Este reaccionará frente a los presupuestos ideológicos de la Ilustración del siglo XVIII y su expresión en el siglo XIX, el LIBERALISMO, que dieron lugar a la implantación de regímenes políticos liberales y el capitalismo económico.

Entre los principales ideólogos destacamos al alemán Schlegel y a los franceses Joseph de Maistre y Bonald. Las principales ideas románticas responden al enfrentamiento directo de los presupuestos defendidos por la Ilustración y que están representados en el siguiente cuadro:

PRINCIPIOS IDEOLÓGICOS ROMANTICISMO pugna entre
LIBERALISMO ROMANTICISMO
Cambio Tradición
Razón Emoción-sentimiento
Ciencia Creencia
Libertad Autoridad
Individuo Comunidad
Pluralidad Unidad

En definitiva, estos presupuestos ideológicos románticos darán lugar a ideales políticos basados en la monarquía, la organización eclesiástica, la propiedad privada y la sociedad estamental. Estos presupuestos políticos serán defendidos por los gobiernos europeos durante la Restauración.

1.2.- El Congreso de Viena y el nuevo mapa europeo.

El Congreso de Viena se convoca para proceder a un reajuste territorial después de 1814, con la caída de Napoleón. En este Congreso participa la mayor parte de los Estados europeos, aunque los más importantes son las cinco grandes potencias: Francia (Talleyrand), Inglaterra (Castlereagh), Imperio Austro-Húngaro (Metternich), Prusia (Hardemberg) y Rusia (Alejandro I).

Los principios que inspiraron el Congreso fueron:

  1. a) Intento de restauración del Antiguo Régimen, con la excepción de Inglaterra.
  2. b) Legitimidad de los soberanos frente a la idea de soberanía nacional.
  3. c) Se trata de buscar el equilibrio entre las cinco potencias.
  4. d) Solidaridad entre los Estados para neutralizar los movimientos revolucionarios, para lo cual se instaura el principio de intervención (derecho que se arrogaban las monarquías absolutas de intervenir en los países en los que estallase un movimiento liberal: España en 1823).

Nacía así la Santa Alianza, pacto entre las monarquías absolutistas con el objetivo de garantizar el orden establecido en Viena y sus principios.

En el Congreso se establece un nuevo mapa de Europa, sin tener en cuenta para nada las aspiraciones de los pueblos o nacionalidades, ni los derechos de algunos príncipes despojados años atrás por Napoleón. Se atiende sobre todo al interés de las cinco grandes potencias:

* El Reino Unido: No tiene apetencias territoriales, pero sin embargo, el tratado acabó convirtiéndolo en el dueño del mar, dominio que duró hasta 1914. Inglaterra une a sus posesiones mediterráneas: Gibraltar, Malta e Islas Jónicas. Esto, junto con la entrega de Noruega a Suecia frente a las pretensiones danesas, permite a Inglaterra controlar también el mar Báltico.

* Rusia: Aparece en este Congreso como la potencia terrestre de mayor peso militar. Incorpora Finlandia y la Besarabia (actual Moldavia) a sus límites. Además, Rusia siguió controlando buena parte de Polonia, a pesar de que el tratado contemplaba la creación de una república independiente de Polonia (República de Cracovia).

* Francia: Fue tratada de forma generosa en la primera Paz de París, tratando de no generar malestar después de la derrota, manteniendo incluso algunas conquistas revolucionarias. Sin embargo, el Congreso fue interrumpido por el Imperio de los Cien Días (Napoleón).

En el Segundo Tratado de París, se endureció la postura con respecto a Francia, como demuestra el hecho de que fuera rodeada de “Estados-tapón” para que no se repitiera la experiencia napoleónica. Estos Estados-tapón fueron: el Reino de los Países Bajos (Bélgica más Holanda); Saboya, que se une al Piamonte creando el reino de Cerdeña; y Prusia, que se hace con el control del Sarre.

* Prusia: Pasa a tener frontera con Francia anexionando la Renania con su riqueza del Rhur, el Sarre y Sajonia. Se crea la Confederación Germánica, compuesta por cuarenta y un Estados con un organismo común, la Dieta (Frankfurt), carente de poder decisorio, pero que será parte del germen de la futura unificación.

* Austria: renuncia a Bélgica, que está demasiado lejos para defenderla, y se anexiona algunos territorios alemanes, penetra en Italia anexionándose el Véneto y Lombardía, y penetra en los Balcanes, anexionándose Dalmacia, y en Polonia, la Galitzia.

* Reino Unido de los Países Bajos: Bajo la dinastía de los Orange, se incorpora Bélgica con la misión de que actúe como Estado-tapón frente a Francia.

* Suiza surge como país neutral, con las fronteras actuales.

* Suecia se anexiona Noruega.

* España y Portugal no obtienen nada.

Como vemos, no se consideró el principio de las nacionalidades. El Imperio Austro-Húngaro, con alemanes, checos, eslovacos polacos, húngaros, rumanos e italianos; y el Imperio Turco con griegos, búlgaros, eslavos, albaneses y rumanos, serán los principales focos de tensión… El primero durará hasta la Primera Guerra Mundial. El segundo se disgregará poco a poco. La constitución de Estados nacionales será un movimiento fundamental durante los siglos XIX y XX.

1.3.- El sistema Metternich: la Santa Alianza y la Cuádruple Alianza.

El sistema Metternich está basado en dos principios básicos: el equilibrio interno, que supone la lucha y control policiaco contra cualquier conato revolucionario liberal o nacionalista que atentara contra la legitimidad de los reyes; y el equilibrio externo que supone la vigilancia de la política internacional, para evitar que una potencia se impusiese sobre las demás.

Con el fin de llevar acabo dicho sistema se crearon dos aparatos políticos que eran los encargados de ponerlo en práctica, uno de ellos, la Santa Alianza, era de carácter ideológico, mientras que el segundo, la Cuádruple Alianza, era un instrumento político encargado de controlar las relaciones internacionales entre los países europeos.

La Santa Alianza se trata de un pacto sin precedentes dentro de la historia diplomática europea moderna, al tratarse de un documento personal de varios soberanos europeos que se basaba en los principios del cristianismo. Esta fue suscrita por el zar Alejandro I de Rusia, Francisco I de Austria y Federico Guillermo III de Prusia en 1815, al año siguiente se adhirieron Francia y España. No fue suscrito por Gran Bretaña con la excusa formal de que su Parlamento impedía compromisos personales al monarca, pero en realidad, era por la vaguedad en las tomas de decisión.

Por su parte la Cuádruple Alianza fue la base de las relaciones internacionales europeas entre 1815 y 1830. El gran impulsor fue el premier británico Castlereagh quién logró convencer a Prusia, Rusia y Austria para formar parte de ella. Las bases de la Cuádruple Alianza fueron las siguientes:

  • Compromiso de mantener, incluso por la fuerza, los cambios impuestos en el Congreso de Viena.
  • Vigilar y controlar la ideología liberal, considerada como destructora de las monarquías tradicionales. Para ello se impuso una estricta vigilancia de la prensa, universidades, teatro, así como el desarrollo de una fuerte policía estatal.
  • El principio de intervención, en caso de ser necesario restablecer el orden en algún país europeo si se producían graves disturbios liberales. Fue acordado tras los Congresos de Troppau en 1820 y Laybach en 1821. Gran Bretaña se mostraría muy crítica con este principio.

Tras la formación de la Cuádruple Alianza, se desarrollará la política internacional europea en la denominación de “la Europa de los Congresos”, pues en estos congresos se reunían los miembros de la Alianza para tomar las decisiones necesarias para la política europea. Las consecuencias no tardarán en manifestarse, pues tras un estallido liberal en Italia, la Alianza intervino acabando con él. Igualmente sucedió en el Congreso de Verona en 1822 acabando con el Trienio Liberal en España en 1823.

1.4.- El régimen de la Carta Otorgada en Francia. El reinado de Luis XVIII.

Tras la caída de Napoleón será Luis XVIII, hermano de Luis XVI, apoyado por Tayllerand, que tras regresar de su exilio, será nombrado rey de Francia, gobernando desde 1814 hasta 1824.

La división política francesa era compleja: residuos del radicalismo revolucionario, burócratas del Imperio Napoleónico y el ejército enfrentados al regreso de los Borbones, así como los ultrarrealistas que pretendían, sin más, una vuelta al Antiguo Régimen. En este marco hay que situar la Carta Otorgada, como una cuasi-constitución, a medio camino entre el absolutismo y el modelo parlamentario británico.

A grandes rasgos, las características de la Carta Otorgada, promulgada el 4/7/1814, fueron las siguientes:

  • La teoría del “derecho divino” de la realeza fue reafirmada en el preámbulo, bajo la denominación de principio de legitimidad.
  • Los límites al poder absoluto los concede “graciosamente” Luis XVIII, quién los otorga al pueblo francés.
  • Se confirman los grandes logros de la Revolución Francesa: igualdad ante la ley, impuestos y servicio militar; libertades individuales de pensamiento y expresión; libertad religiosa, aunque la Iglesia Católica sería la oficial del Estado; conservación del Código Civil Napoleón; mantenencia de la propiedad de aquellos bienes vendidos durante la revolución.
  • El Estado mantenía todos los títulos, pensiones y grados concedidos por los regímenes anteriores, así como todas las obligaciones financieras de los anteriores gobiernos.
  • El Rey mantuvo un gran poder, que recuerda al absolutismo: inviolabilidad, jefatura del ejército, los ministros solo responden ante él y control del poder legislativo ya que pertenece a la Corona la iniciativa de las leyes en las Cámaras.
  • Bicameralismo: la Cámara de los Pares era nombrad por el Rey y la de los Diputados elegida mediante sufragio censitario. Estas carecían de iniciativa legislativa y se limitaban a aprobar las leyes.
  • Consagró la sociedad clasista frente a la sociedad estamental del Antiguo Régimen.
  • Influencia en otros países, como España donde en 1834 se instauró el Estatuto Real.

Con el inicio del régimen de la Carta Otorgada en Francia se formaron tres grandes partidos políticos: los “ultrarrealistas”, dirigidos por el Conde de Artois (futuro Carlos X), Polignac y Villèle, cuya principal reivindicación era la vuelta al Antiguo Régimen; los “constitucionales” de Royergollard, que defendían el equilibrio político y la Carta Otorgada; y los “liberales” de Constant, que pretendían ser la oposición de izquierdas y lograr en Francia un modelo semejante al británico.

Con este panorama político dividido y encrespado, Luis XVIII no supo hacer frente a la política interior francesa y huyó de París en 1824, siendo sucedido por Carlos X, que comenzó un período conocido como “el terror blanco”, pues los ultrarrealistas controlaron la Cámara e iniciaron una política de represión y persecución contra la oposición política.

Resultado de imagen de la europa del congreso de viena

2.- Las revoluciones de 1820.

Las revoluciones de 1820 abren un ciclo, conocido como “revoluciones burguesas”, que se cerrará en 1848. Deben interpretarse, globalmente, como la reacción a la Europa de la Restauración que había dejado pendientes graves problemas de nacionalismo y había perseguido el liberalismo.

Las revoluciones de 1820 presentan unas características comunes: la primera será las nuevas formas de lucha frente a los gobiernos establecidos, como las sociedades secretas clandestinas; la segunda será el pronunciamiento militar que adquiere gran relevancia, pues será la forma típica de actuación hasta 1830, por lo que el ejército actúa en algunas ocasiones como represor y otras como defensor de las ideas revolucionarias; la tercera será que se localizan en Europa mediterránea y oriental; la cuarta será que cuenta con dos motores fundamentales, el antiabsolutismo en defensa del liberalismo (España, Portugal, Italia, Rusia) y el nacionalismo (Grecia); la cuarta será el resultado de fracaso en la mayoría de ellas debido a la actuación de la Cuádruple Alianza, únicamente en Grecia la revolución triunfará.

A) ESPAÑA.

El pronunciamiento de Riego en 1820 hizo sublevar en las Cabezas de San Juan a la fuerza expedicionaria destinada a sofocar el levantamiento de las colonias americanas. Fernando VII se vio obligado a jurar la Constitución de 1812. Desde julio de 1822 a septiembre de 1823 la situación se agravó, pues el gobierno pasó a ser controlado por los liberales exaltados dando como resultado un verdadero clima de guerra civil, al formarse guerrillas absolutistas, apoyadas por Fernando VII, que pretendían suprimir el régimen constitucional. La llegada de los Cien Mil Hijos de San Luís acabó con la revolución e impuso el absolutismo.

B) ÁREA ITALIANA.

Los carbonarios (insurrección de Nola) obligan a Fernando I de Nápoles a otorgar una constitución semejante a la española, mientras que en Sicilia se lucha por la autonomía de la isla. La agitación se extendió a los Estados Pontificios, pero fue fácilmente sofocada. En el reino de Piamonte, se produjo una sublevación en marzo de 1821. Víctor Manuel I abdicó y nombró a su hermano, Carlos Félix, nuevo monarca. La reacción se decidió en el Congreso de Laybach en 1821 en el que Austria obtuvo autorización para imponer el orden en los distintos estados italianos. Las constituciones liberales fueron suprimidas y, de nuevo, el Imperio Austríaco aparece como el verdadero árbitro de la cuestión italiana.

C) RUSIA.

El movimiento “decabrista o decembrista” de 1825 fue la consecuencia de la oleada revolucionaria de 1820, que llegó con retraso a la gran potencia del este de Europa. Ya desde 1820 había tres organizaciones secretas (Sociedad del Norte, Sociedad del Sur y Sociedad de los Eslavos Unidos), relacionadas entre sí, y que veían el pronunciamiento militar como el único medio válido para superar el absolutismo del zar Alejandro I, alma de la Restauración.

A la muerte del zar Alejandro I, le sucede Nicolás I, claramente absolutista. Estalló, de inmediato, un pronunciamiento en San Petersburgo y en Ucrania para apoyar a Constantino, hermano del zar, de ideas menos rígidas. El resultado fue el aplastamiento total de los sublevados y la instauración de un rígido régimen autocrático.

D) LA INDEPENDENCIA DE GRECIA.

Pero es sin duda en Grecia, donde se producen los acontecimientos más relevantes de las revoluciones de 1820, puesto que tuvo como consecuencia, la independencia del país del Imperio turco, un Estado agonizante. En este caso la base social de la revolución liberal se suma al nacionalismo, por lo que el apoyo era muy amplio.

El filo helenismo tiene también sus bases en la religión. Los griegos son cristianos ortodoxos, mientras que el Imperio Turco es musulmán, teniendo mucha importancia en el proceso de independencia la sociedad secreta Philiké Hetairía ; por otra parte, el movimiento independentista griego tiene grandes simpatías en la Europa de los artistas y los intelectuales románticos, que ven en Grecia la heredera de la cultura clásica, muy superior a la barbarie turca, por lo que el espíritu romántico europeo, desde Londres (Lord Byron) o Viena, recaudaba fondos para el movimiento nacionalista.

El caso griego va a enfrentar a las grandes potencias europeas. Inglaterra ayuda a los griegos por el apoyo que le han prestado durante el bloqueo napoleónico, pero no desean la desintegración del Imperio turco, ya que con él pueden controlar el Mediterráneo. Los rusos, por su parte, pretenden una salida al mar Mediterráneo, sobre todo su interés se centra en la zona de los estratégicos estrechos del Bósforo y Dardanelos. Los austriacos también tienen pretensiones territoriales sobre los Balcanes, aunque la postura de Metternich, canciller austriaco, fue de desilusión, pues ve que el caso griego puede convertirse en un ataque al “status quo” europeo surgido de Viena. A partir de entonces, los Balcanes serán un punto permanentemente conflictivo.

En 1829, por el Tratado de Adrianópolis, Rusia obtiene la desembocadura del Danubio y el derecho de protección sobre Grecia y Serbia. Grecia será reconocida como país independiente en 1830, en la Conferencia de Londres. A pesar de los deseos de los griegos, expresados en el Congreso de Epidauro de 1822 de obtener una constitución democrática, las potencias europeas, sobre todo Rusia y Francia, impondrán a Grecia una monarquía absolutista en la figura de Otón I de Wittelsbach, con lo que a pesar de la liberación, Grecia tendrá movimientos revolucionarios hasta la segunda mitad del siglo.

Así pues se puede considerar la independencia griega como un éxito del proceso revolucionario de 1820, pero a la vez un fracaso por ser un monarca absoluto quien dirige sus destinos. También hay que señalar que el fenómeno de independencia griego es el inicio de la “cuestión de Oriente”.

 

3.- Las revoluciones de 1830.

Los problemas planteados por la Restauración seguían firmes, el proceso revolucionario de 1830 hay que interpretarlos como una contusión de las luchas antiabsolutistas y nacionalistas, frente a unos Estados que no quieren transformarse. Estamos ante un fenómeno complejo en el que se entrecruzan causas políticas, económicas y sociales.

Las consecuencias de la Revolución de 1830 fueron distintas. En Francia la nueva dinastía de Luis Felipe de Orleáns, no solucionó los problemas. En realidad, la gran triunfadora fue Bélgica, que consiguió independizarse del Reino de los Países Bajos y, por otro lado, Suiza que logró una constitución federal. La gran perdedora fue Polonia que hasta los tratados posteriores a la Iª Guerra Mundial no conseguirá su independencia.

A) LA REVOLUCIÓN DE 1830 EN FRANCIA. EL ORLEANISMO (1830-1848).

Podemos establecer varias causas para la revolución de 1830 en Francia: de índole económico, pues desde 1825 se suceden crisis cerealícolas que provocaron gran malestar, pues disminuyó el poder adquisitivo de la población francesa redundando en las finanzas, la escasa industria textil y el comercio. Causas de índole social, aunque no se trató de una revuelta campesina sino que fue una revolución parisina que presentó hechos consumados al resto de la nación. Y causas de índole política, la represión ultrarrealista movilizó a las fuerzas orleanistas, defensoras del cambio de dinastía, que contaban con importantes apoyos como Tayllerand o Thiers.

La chispa que encendió la mecha revolucionaria fue la ordenanza Villèle, jefe del ejecutivo francés y jefe de los ultrarrealistas, que pretendía recortar las libertades de la Carta Otorgada, tales como la libertad de prensa, se disolvían las Cámaras, se gobernaba mediante decretos y se restringía, aún más, la base electoral.

El periódico Le National jugó un papel esencial en el levantamiento parisino que estalló el 25/6/1830. Tras tres días de barricadas, el ejército se negó a reprimir a la población, por lo que Carlos X tuvo que exiliarse. Las consecuencias inmediatas fueron, entre otras, el establecimiento de una monarquía que respondía a los principios del liberalismo doctrinario. El banquero Lafitte y el general Lafayette eliminaron los brotes de republicanismo.

Tras los sucesos de París de 1830 se impuso a Luis Felipe de Orleáns como monarca hasta su deposición en 1848. Ante los atónitos ojos de los monarcas absolutos europeos, Luis Felipe era partidario de remover las bases de la Restauración y apoyar a otros brotes revolucionarios en Europa. Se amplió la Carta Otorgada, introduciéndose la noción de soberanía nacional, iniciativa legal de las Cámaras, se rebajó la edad de las elecciones, se separó la Iglesia del Estado, se creó la Guardia Nacional y se impuso la libertad de prensa.

B) LA INDEPENDENCIA DE BÉLGICA.

El reino de los Países Bajos fue creado tras el Congreso de Viena dotándosele de una Constitución bicameral, que pese a promulgarse en los años más duros de la Restauración, mantenía un amplio régimen de libertades religiosas y económicas, pero no pudo superar los graves antagonismos producidos por una unión históricamente tan artificial.

El 25 de agosto de 1830, por contagio de la revolución de julio, estalla la revolución en Bélgica. Las causas debemos buscarlas en la unión con Holanda (Congreso de Viena) y, aunque fue beneficiosa desde el punto de vista económico, cultural y políticamente no fue eficaz. Efectivamente, había muchas diferencias a nivel religioso y lingüístico (los valones rechazaban la imposición del holandés). Por otra parte, la ley electoral de esos Países Bajos Unidos favorecía a los holandeses, que elegían, siendo menos en número, la mayor parte de los diputados. Así, podemos decir que la revolución belga tiene importantes tintes de nacionalismo.

El conflicto en Bélgica estallará un mes más tarde que en Francia. Lo que pedían los belgas era, en principio, autogobierno; cuando el rey responde a esta petición con las armas, los sublevados declaran la independencia. Se crea en Bélgica una Asamblea Nacional, que elegirá finalmente a Leopoldo de Sajonia como rey y adoptarán una constitución muy liberal para la época (monarquía constitucional). Prusia no actuará frente al hecho de la independencia de Bélgica por temor a un enfrentamiento con Francia. Rusia tiene problemas en Polonia por la revolución del 30. Austria tiene problemas con los revolucionarios en Italia, y Francia ve con simpatía el proceso. Finalmente, los ingleses negocian un tratado con Francia en 1831 que declaraba Bélgica como Estado independiente, pero perpetuamente neutral.

C) EL FRACASO REVOLUCIONARIO POLACO.

El Congreso de Viena consagró la división de Polonia que pasó a integrarse, en la mayoría de sus  mantuviera una situación política en aquellas tierras distinta a las del resto del Imperio, debido a la Constitución Polaca de 1815. En conclusión, Polonia tenía un sistema menos rígido que las otras regiones de Europa oriental.

Las causas de la revolución se deben fundamentalmente al nacionalismo, que recuerda a la gran Polonia de la Edad Moderna. Sin embargo los apoyos que recibieron los polacos no fueron tan mayoritarios como los de Bélgica. La escasa burguesía no tenía intereses en separarse de los rusos ya que les era vital mantener lazos económicos con su principal proveedor y cliente. La mayoría de la población, campesinos adscritos a la tierra y sus señores, no tenían capacidad de reacción. El clero no se sentía inquieto pues los rusos les respetaban. Así pues, la organización de sociedades secretas estuvo protagonizada por intelectuales y nobleza.

La chispa de la revolución fue la movilización del ejército polaco para apoyar al Rey de los Países Bajos. En noviembre, la academia de cadetes de Varsovia se levantó en armas. El ejército ocupó la capital y expulsó al Virrey. Desde un principio se manifestaron dos tendencias: los partidarios de mantener al zar como monarca y los radicales partidarios de rechazarlo como Jefe de Estado.

Finalmente la revolución fracasa debido a dos causas: la primera es la falta de apoyo del campesinado, y la segunda la insolidaridad de las potencias liberales. Gran Bretaña temía que Polonia se convirtiese en un país satélite de Francia y desequilibrase el continente, y Francia temía una guerra con Rusia, Prusia y Austria. Las circunstancias internacionales, al contrario que Bélgica, perjudicaron el proceso revolucionario y en mayo de 1831 el general Paskievich tomó Varsovia.

La consecuencia de la derrota fue la derogación de la Constitución de 1815 y la promulgación del Estatuto Orgánico de 1832 que suponía integrar completamente las tierras polacas al imperio Ruso y comenzar una enorme represión. Se depuró la nobleza que había participado y se les expropió la tierra, fue prohibida la lengua polaca y se impuso la rusa como oficial, se persiguió la religión católica y la pequeña república de Cracovia, independiente tras el Congreso de Viena, fue aniquilada. Las universidades se rusificaron y hubo trasvases forzosos de población hacia Rusia.

4.- Las revoluciones de 1848.

Sin dudas, es el movimiento revolucionario más importante del s. XIX, por su extensión, complejidad y consecuencias. Conocido como la “Primavera de los pueblos”, en este ciclo revolucionario se mezclan las aspiraciones liberales, nacionales y, por vez primera, las reivindicaciones propias del movimiento obrero, que serán objeto monográfico de estudio en temas posteriores. Por lo tanto, el 48 tiene tintes más democráticos que los ciclos revolucionarios anteriores, de carácter más liberal.

DIFERENCIAS ENTRE LIBERALISMO DOCTRINARIO Y DEMOCRÁTICO
1830

LIBERALISMO DOCTRINARIO

(burgués)

1848

LIBERALISMO DEMOCRÁTICO

(más popular)

SUFRAGIO CENSITARIO SUFRAGIO UNIVERSAL
SOBERANÍA NACIONAL SOBERANÍA POPULAR
LIBERTAD DE PRENSA PRENSA INDEPENDIENTE
IGUALDAD JURÍDICA JUSTICIA SOCIAL
MONARQUÍA CONSTITUCIONAL REPÚBLICA

4.1.- Las causas económicas de las revoluciones de 1848.

De nuevo hay que hablar de una crisis económica, aunque más profunda que la anterior. Entre 1845 y 1847 se produce una crisis de tipo tradicional, de subsistencias, por la enfermedad de la patata y por la pérdida de las cosechas de cereales. Esta crisis tiene lugar en un momento de gran crecimiento de la población europea. La consecuencia es que los precios aumentan. Estos productos suponían el 80% del presupuesto familiar del obrero. Por tanto, se produce un aumento del hambre, que agrava la mortalidad por una epidemia de tifus que se extiende por toda Europa.

Respecto a la industria, la primera consecuencia la sufre la industria textil. El paro genera desórdenes consistentes en saqueos de graneros, violencias contra los especuladores y también contra las autoridades, aunque fueran liberales, a los que se culpa de no intervenir.

A partir de 1847, la crisis adquiere caracteres nuevos, desconocidos hasta entonces. Se produce una crisis de “tipo nuevo”, concretamente financiera: se hunde la bolsa. Desde 1841, se desarrolla lo que se conoce como “railwaymanía”, se produce una febril especulación en la construcción de ferrocarriles, alimentada por la esperanza de obtener grandes beneficios. Estas construcciones provocan un importante crecimiento de la industria siderúrgica y metalúrgica. Pero en 1846, la crisis agrícola desvía grandes cantidades de capitales a la compra de grano, con lo que el plan de construcción de ferrocarriles se suspende. Las grandes inversiones realizadas no llegan a ser rentables y la bolsa se hunde. Por lo tanto, la consecuencia más importante es que entre 1847 y principios de 1848, la producción metalúrgica disminuye a la mitad, la producción minera cae un 20%, las quiebras de empresas se suceden en cadena y aumenta el paro. Los salarios descienden en el textil un 30%.

Conclusión: la crisis económica es muy profunda, pero al igual que ocurre en 1830, la revolución no se produce en el momento álgido de la crisis, sino cuando lo peor ya ha pasado. Hay otros factores que explican la revolución, aparte de los económicos. Según Droz, “la crisis despertó todos los agravios, intensificó y sincronizó los descontentos”.

4.2.- Causas políticas de las revoluciones.

El descontento político de los hombres europeos en el 48 tiene que ver de nuevo con la Europa surgida del Congreso de Viena y los descontentos sobre esa Europa son, básicamente, la falta de libertad tanto de los hombres, como de los pueblos. Liberalismo y nacionalismo se entremezclan por tanto.

En Francia, los liberales, frustrados por la monarquía de julio, llevan sus doctrinas a pedir el sufragio universal, sobre todo los republicanos del periódico Le National. Es precisamente en Francia donde estalla la revolución del 48, que a diferencia de la del 30, va a tener un importante componente social. Por ejemplo, en Francia se pide una “república social”.

El distinto desarrollo económico y político en las diferentes regiones europeas, influye en que ese problema social no se plantee por igual en todas partes. En Europa Central y Oriental, los derechos feudales no habían sido abolidos, y las dos cuestiones fundamentales eran liberar al hombre y a la tierra de esos derechos del señor. En Francia, el gobierno se halla controlado por la alta burguesía mediante el sufragio censitario y la baja burguesía tiene deseos de reforma (quiere participar). En la clase obrera ascendente, aunque no tiene organizaciones desarrolladas, las ideas socialistas “utópicas” (Cabet, Saint-Simón, Fourier, Proudhon, Luís Blanc), forjan una corriente de opinión que propugna la revolución social; para ellos ésta es la intervención del Estado para realizar reformas sociales. Tenemos un conflicto triangular: alta burguesía, baja burguesía y los obreros. La revolución la lleva a cabo una alianza entre la pequeña burguesía y los obreros, aunque posteriormente, ante el peligro de revolución social, las dos burguesías se unen para restaurar el orden. En Alemania, como consecuencia de la revolución industrial, nace una burguesía fuerte y un numeroso proletariado. Esta clase obrera alemana, al nacer más tarde que en otros países, recoge las tradiciones culturales de los obreros de esos países, con lo que desde su nacimiento es una clase obrera revolucionaria; la burguesía preferirá pactar con las antiguas clases dirigentes, con la nobleza, antes que buscar el apoyo de un proletariado amenazador. En Hungría, el poderoso sentimiento nacional y la ausencia de una burguesía favorece que sea la nobleza la que tome la iniciativa de realizar reformas políticas, reformas que se verán paralizadas por el temor al radicalismo de las masas.

4.3.- Los avances y retrocesos revolucionarios.

A) FRANCIA.

En los últimos años del reinado de Luis Felipe de Orleáns, a la crisis financiera y económica, se sumaron las leyes restrictivas para el derecho de reunión y un aumento de las tendencias políticas revolucionarias. La presión contra el gobierno Guizot provocaron el estallido de la revuelta de París en febrero de 1848 que acabó con este y con la abdicación de Luis Felipe de Orleáns. Tras ello se produjo la invasión de la Asamblea y la proclamación de la IIª República.

El objetivo fundamental fue realizar elecciones generales por sufragio universal masculino, por lo que se cuadriplicó el electorado. Además se tomaron medidas sociales como la creación de los Talleres Nacionales, la reducción de la jornada laboral a 10 horas en París y 11 en provincias, así como la regulación del derecho de huelga y trabajo.

Sin embargo en las elecciones salieron victoriosos por amplia mayoría, 800 de 900 escaños, debido al apoyo rural, los partidos moderados. Rápidamente en París se produjo una insurrección en junio de 1848 contra el gobierno electo. La respuesta del gobierno, apoyado desde las provincias, fue tajante, supresión de los Talleres Nacionales e intervención del ejército y la Guardia Nacional contra los insurrectos.

Sin embargo en las elecciones a la Presidencia de la República surge la figura de Luis Napoleón que es elegido mayoritariamente (70% de los votos), enfrentándose a la Asamblea. Esta, de carácter conservador, redujo el censo a lo que el Presidente respondió con la petición de sufragio universal masculino, ganándose el apoyo de amplias capas sociales. Se estaba fraguando el golpe de Estado de diciembre de 1851, cuando se disolvió la Asamblea y se arrestó a los principales líderes políticos. En enero de 1852 Luis Napoleón ve prorrogada su presidencia durante 10 años además de la concesión del control de la Guardia Nacional. En noviembre de 1852 Luis Napoleón proclama el IIº Imperio, tras la celebración de un plebiscito

B) LA PENINSULA ITALIANA.

En el mes de marzo estalla la revolución al llegar las noticias de París. Las promesas que habían obtenido del Papa y del rey del Piamonte-Cerdeña, de promulgar un estatuto constitucional, fueron cumplidas. Mientras que en la mayoría de los estados italianos sólo se pedía una Constitución y la extensión del derecho de voto, actitud netamente reformista, en Lombardía y Veneto se produjo una revolución antiaustríaca.

La batalla de Custozza del mes de julio marca la consolidación austriaca en Italia. El derrotado Carlos Alberto, rey del Piamonte-Cerdeña, firmó el armisticio con Austria y abandonó Milán. Salvo Venecia, donde resistió Manín poco tiempo, todo se quiebra, pero en Roma resurge, momentáneamente, el espíritu revolucionario.

Ante la noticia de Custozza, los prelados más contrarrevolucionarios presionan sobre Pío IX. En mayo de 1849 el absolutismo ya restaurado en Nápoles es implantado en Sicilia. Tras la nueva derrota de Carlos Alberto en Novara, los austriacos ocupan Toscana, Módena y Parma, donde son restaurados los antiguos gobernantes. El rey de Piamonte se vio obligado a abdicar en su hijo Víctor Manuel II, que el 26 de marzo obtuvo condiciones de paz muy benignas, gracias a la presión de Francia y Gran Bretaña, partidarios de mantener el “estatus quo” italiano.

En verano de 1849, Luis Napoleón, para congraciarse con el catolicismo francés, había enviado a Italia tropas que habían devuelto a Pío IX su autoridad temporal en los Estados Pontificios. Posteriormente Venecia, aislada, tendrá que capitular ante Austria.

C) EL IMPERIO AUSTRIACO.

La noticia de la proclamación de la República en Francia, produjo un gran impacto en el Imperio Austriaco. Los aristócratas húngaros y los demócratas checos comenzaron a movilizarse y en la capital del Imperio se destituyó a Metternich. El emperador Francisco I, desbordado por los acontecimientos, tuvo que prometer la convocatoria de elecciones para formar una asamblea que elaborara una constitución. Por el “segundo levantamiento de Viena”, las autoridades se vieron obligadas a que las elecciones se llevaran a cabo por sufragio universal masculino y la Corte se trasladó a Innsbruck.

Estos acontecimientos aceleraron la revolución. En Milán y Venecia se producían levantamientos antiaustriacos, que provocaron la huída de los duques de Parma y Módena, de origen austríaco. Ante este vacío de poder, Carlos Alberto, rey de Cerdeña, intentó extender su reino por el norte de Italia al comprobar la debilidad de Austria en la primavera de 1848.

Estallan conflictos nacionalistas que amenazan con desintegrar el imperio centralista. Así, los húngaros, a través de su Dieta reclamaron la plena autonomía y los checos una Cámara propia. Finalmente las nuevas autoridades húngaras proclamaron la libertad de prensa, la formación de una Guardia Nacional propia, la igualdad impositiva y tributaria, la abolición de la servidumbre y la supresión de los derechos señoriales.

El reflejo revolucionario en el Imperio Austriaco no fue menor. La reunión del Reichstag o Asamblea Constituyente de julio, había dado al gobierno imperial la suficiente tranquilidad interior para restaurar el poder en Italia. En el Reichstag, elegido por sufragio universal masculino, hubo una fuerte representación campesina (25%), que logró satisfacer sus aspiraciones y suprimir la servidumbre, las corveas y los censos.

Ahora la imagen del buen emperador que se había ganado al campesinado hará posible hacer frente al principal problema de disgregación: el nacionalismo magiar. Durante julio y agosto de 1848 una serie de decisiones conducen a los húngaros a una secesión de hecho. La nueva Hungría rechaza la autoridad imperial y su Dieta prohíbe que se obedezca las órdenes de los representantes de Viena.

Ello, a la vez provocó el “tercer levantamiento de Viena”. Francisco I tuvo que abdicar en su sobrino Francisco José I. Se disolvió el Reichstag, tras aceptar el emperador una Constitución común a todo el Imperio, donde el centralismo vienés y la consagración de los logros campesinos fueron las notas más importantes. Tras ello se inicia la guerra contra Hungría, lo que hace que se proclame la República húngara, que no fue aceptada por la mayoría moderada. Esto, unido a los deseos de Francia y Gran Bretaña de un imperio centroeuropeo fuerte que frenase el avance ruso en los Balcanes, provocó la caída de la revolución húngara. Tras la fuerte represión, Hungría se convertía en una simple división administrativa más del Imperio Austriaco.

D) EL ÁREA ALEMANA.

En Alemania, los primeros levantamientos revolucionarios tienen lugar en la parte occidental, y se producen por contagio de la revolución de febrero en Francia. Las reivindicaciones burguesas tenían el apoyo de los obreros e incluso de los campesinos que sufren la crisis agraria. Ante los tumultos callejeros, los príncipes o soberanos se ven obligados a crear gobiernos responsables ante los parlamentos, no ante los príncipes. En algunas zonas se producen también levantamientos contra los últimos vestigios del feudalismo, cuya supresión favorece la contrarrevolución. En Prusia, Federico Guillermo IV se va a ver obligado a hacer concesiones políticas, al decretar libertad de prensa, de reunión, de asociación, y promete una constitución de tipo parlamentario.

Paralelamente a estos acontecimientos, un grupo de unos 50 intelectuales y políticos hace un llamamiento para la formación de un cuerpo de representantes de toda Alemania, el “vorparlament” que se termina reuniendo en Frankfurt con unos 600 diputados. Muestran más interés los prusianos que los austriacos: de esos 600 diputados, 141 eran de Prusia y sólo 2 de Austria. Todos estos diputados llegan a Frankfurt: la mayoría eran diputados de las distintas asambleas existentes en los estados alemanes y representantes de asociaciones patrióticas. Lo primero que va a proponer esta Asamblea es la elección por sufragio universal de una Asamblea Nacional Constituyente, de forma que se elija un diputado por cada cincuenta mil habitantes. Esta Asamblea se llega a elegir, pero el problema que tiene es que sólo es una idea; políticamente no representa nada. La mayor parte de sus representantes eran burgueses, no había un solo obrero. Lo que pretendía la Asamblea era una Alemania federalmente unificada.

Lo más grave que le ocurrió a la Asamblea es que sus primeras reuniones coincidieron con los días de junio en Francia, lo que provoca el miedo de esa Asamblea hacia el radicalismo de las masas. Cuando Frankfurt estalla en movimientos radicales, es la propia Asamblea la que pide al ejército prusiano que los reprima. En abril de 1849,

cuando la contrarrevolución en Berlín y Viena está triunfando, la Asamblea acaba su constitución. En ella habían triunfado los pequeños alemanes, y la Asamblea ofreció la corona al rey de Prusia, aunque éste la rechazó.

Frente a esta actitud, la Asamblea se disuelve, se producen algunos levantamientos, pero son rápidamente sofocados por el ejército de Prusia. Después de esto, miles de revolucionarios decepcionados emigran a loa EE.UU. En Prusia, el monarca se propone apaciguar a todos en 1850 promulgando una constitución, dictada por el mismo, que se mantuvo vigente hasta 1918. En ella se establece una Cámara Baja de diputados que se elegía por sufragio universal. Todo el mundo podía votar, pero se dividía la población en tres grupos según su riqueza, de forma que los más ricos elegían una tercera parte de los diputados. Para su tiempo, esta constitución era bastante avanzada; sin embargo, a finales del siglo XIX era una constitución reaccionaria por el poder que daba a terratenientes e industriales.

Resultado de imagen de las revoluciones de 1848

4.4.- Consecuencias de las revoluciones de 1848.

1ª. La revolución en general fracasó, sólo en algunos pequeños Estados, la libertad se vio más asegurada: es el caso de Dinamarca, Holanda, Bélgica, Suiza y Cerdeña. Con todo, muchos países europeos establecieron regímenes parlamentarios con constituciones moderadas y sistemas electorales censitarios.

2ª. El campesinado se emancipó en aquellas zonas donde todavía existía la servidumbre. A partir de entonces las masas campesinas fueron libres para desplazarse. En Europa, sólo Rusia mantenía formas sociales basadas en la servidumbre.

3ª. El idealismo romántico quedó desacreditado, dando paso a una nueva corriente cultural que es el realismo. En política es la realpolitik y en filosofía el realismo de Compte.

4ª. El proceso de industrialización continúa con Inglaterra aún a la cabeza, pero tomando un gran impulso en otros puntos, sobre todo en Alemania.

5ª. Las clases adineradas se sienten seguras y los obreros abandonan, en buena medida las teorías sociales para dedicarse a organizar sindicatos viables. Se produce, en fin, la ruptura definitiva entre burguesía y proletariado.

Compártelo
Updated: 25 marzo, 2020 — 10:23 am

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *